La nuestra es una civilización cimentada en la
ignorancia, salvo algunas excepciones.
Esto dicho así suena como un disparate, pero
es tan real como la vida misma.
Nuestra mentalidad ha crecido y se ha desarrollado
en el engaño. Toda nuestra conducta gira en torno a un mundo de falsas
creencias las cuales han condicionado, y de qué manera, nuestra existencia.
De los más de siete mil millones de seres
humanos, solamente el 1%, a lo sumo, posee un conocimiento humano y científico
relativamente avanzado. El resto ni siquiera sabemos que existe.
En una sociedad de ignorantes, como la
nuestra, evidentemente estamos gobernados también por personas ignorantes e
incompetentes. Estas personas constantemente se entrometen en terrenos que
desconocen, aunque gracias al poder que les ha sido otorgado imponen su
criterio al resto.
Y es que ese engaño no sólo nos afecta a
nosotros como individuos, sino que afecta a toda la sociedad. Como
consecuencia, toda nuestra sociedad está paupérrimamente educada, haciendo gala
en cada momento de su ignorancia.
Desde el momento en que el dinero se ha
convertido en “ceros y unos” dentro de un mega-sistema informático, unido a la
más que inmediata desaparición del papel moneda, el ignorante e irrelevante “populacho”
ha sido llevado a un estadio de control absoluto, donde todo está en manos de
una oligarquía.
Esta oligarquía -seguramente menos ignorante
que la mayoría de nosotros- es la que maneja el mundo a su antojo. Y, claro
está. Se ha constituido en promotora de todas las normas, habidas y por haber,
que el resto tenemos que acatar y cumplir estemos o no de acuerdo.
Estas reglas sirven para mantener al resto de
la sociedad oprimida y para asegurarse de que en la cima no se acumule
demasiada gente (a día de hoy se estima que nos son más de ocho o diez mil
personas las que manejan el mundo).
Para ello se cercioran de que nadie, aparte de
la misma élite, pueda averiguar jamás qué ocurre realmente. Lo llaman
“Compartamentalización”: todos conocen sus propias pequeñas partes, pero sólo
la élite conoce lo que está ocurriendo en todas partes y a todos los niveles.
John Lennon hizo unas declaraciones en este sentido,
y quién sabe si no fue este tipo de afirmaciones las que le llevaron a la
tumba. Dijo: “creo que toda nuestra sociedad está dirigida por personas
locas con objetivos dementes. Eso es lo que entendí cuando tenía 16 años y
vengo expresando de distinta manera lo largo de mi vida. Es la misma cosa que
expreso todo el tiempo, pero ahora puedo resumirlo en una frase: estamos
gobernados por maníacos con fines maníacos. Si alguien puede decirme lo que
nuestro gobierno o el gobierno de EEUU, Rusia, China…., están intentando hacer
en realidad, yo estaría encantado de saberlo. Pero creo que están todos locos.
Aunque probablemente sea a mí al que tachen de loco por decir esto”.
Muchos os preguntaréis que si somos tan
ignorantes ¿por qué nos dejan opinar, votar, manifestar nuestra disconformidad
y protestar? Pues evidentemente porque no importa lo que votemos, opinemos,
manifestemos o protestemos, ya que somos totalmente irrelevantes. La discusión,
la polémica, el pleito -en definitiva, la política- lo único que hace es
generar dinámicas que mantienen en pie al sistema. Crear diariamente supuestos
enemigos y conflictos también es positivo para el sistema. La élite lo sabe y lo
utiliza en su propio beneficio y, como es natural, siempre sale ganando.
En conclusión: hagamos lo que hagamos, opinemos
lo que opinemos, siempre se hará lo que ellos decidan.
Actualmente nuestra realidad es simplemente el
producto de nuestras propias creencias. Creencias, por otra parte, que nos son
inculcadas a todos desde la más tierna infancia, y que son mantenidas,
moldeadas y actualizadas en función de los intereses de aquellos que manejan el
mundo. Para ello utilizan los medios de comunicación, que son los que
transmiten la información.
Porque vamos a ver: ¿cómo se puede garantizar
la libertad de información si son sólo un puñado de multimillonarios los que
controlan el "cotarro" de los medios? Por eso, es más que evidente que quienes
detentan el poder de la comunicación pueden exponer lo que les venga en gana,
aun siendo una absoluta falacia, como ocurre en la mayoría de los casos.
Definitivamente el engaño se ha hecho “viral”
en el Planeta; y como somos una panda de ignorantes nos lo tragamos todo.
Pero lo más grave es que como consecuencia de
nuestra ignorancia hemos perdido la capacidad de pensar por nosotros mismos.
Ahora todo consiste en centrarnos en ver, escuchar y leer, para después repetir,
sin analizar mínimamente, todo lo visto, escuchado y leído.
Que nos quede muy claro. Sólo porque el sistema
nos deje opinar, votar, o expresarnos con aparente libertad, no quiere decir
que seamos relevantes, porque no lo somos en absoluto. De la misma manera, el
que hayamos leído algunos libros y estudiado una carrera universitaria no nos
ha sacado de la ignorancia.
Piénsalo bien. Si verdaderamente fuéramos
relevantes y nada ignorantes, jamás hubiésemos consentido que el 0,0001% de la
población mundial se adueñara de los recursos y las vidas del 99,9999%
restante. ¿No crees?
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