Yuval Noah Harari es asesor del Foro Económico Mundial (FEM) y mano
derecha de Klaus Schwab. Este “lumbrera” tiene una gran influencia sobre el
fundador del FEM y todos esos ricachones globalistas. A modo de “vidente”,
nos augura un futuro nada halagüeño para la inmensa mayoría de los mortales.
Pero lo más aterrador de todo es que sus profecías se están cumpliendo.
En una entrevista que le hicieron sobre el futuro de la humanidad dejó
“perlas” como estas:
-El mayor problema de la economía en las próximas décadas será qué
hacer con toda la gente inútil, cómo combatir el aburrimiento y encontrar algún
sentido a sus vidas, cuando son básicamente intrascendentes, sin valor alguno.
La solución, para la mayoría, es una combinación de drogas y juegos de computadora.
Esto ya está sucediendo. Tomemos el ejemplo de Japón. En Japón -un país que tal
vez esté 20 años por delante del resto del mundo en todo- ya se están dando
estos nuevos fenómenos sociales: personas que tienen relaciones con cónyuges
virtuales, que nunca salen de casa y sólo viven a través de las computadoras.
-El producto de
la nueva revolución industrial no serán los textiles, las máquinas o las armas,
sino los propios seres humanos. Básicamente estamos aprendiendo a producir
cuerpos y mentes, y estos cuerpos y mentes van a ser los dos productos
principales de la próxima ola de todos estos cambios.
-Cuando los cerebros
y las computadoras puedan interactuar directamente, ese será es el fin de la
biología tal y como la conocemos.
-“La muerte es
opcional”. Desde el punto de vista de los pobres, la muerte fue el gran
igualador. El gran consuelo de los pobres a lo largo de la historia fue: “esta
gente rica va a morir como yo”. Sin embargo, dentro de 50 ó 100 años los pobres
seguirán muriendo, pero la gente rica, además de tenerlo todo, también obtendrá
una exención de la muerte.
-En términos de
ideas o de religiones, el lugar más interesante hoy en día en el mundo es Sillicon
Valley. Ahí es donde se están creando las nuevas religiones que se apoderarán
del mundo.
Si este sujeto es el “gran gurú” de la élite dominante, ahora todo
empieza a cobrar sentido. El Covid-19 y sus “vacunas”, el cambio climático, la
Agenda 2030, el Gran Reinicio, la tecnología 5G, las interminables chemtrails,
la Inteligencia Artificial, las políticas distópicas (igualdad de género,
wokismo, ley trans,…), las ciudades 15 minutos, el nuevo tratado de pandemias
de la OMS, los nuevos reguladores de la verdad y un sinfín de elucubraciones
más forman parte del plan macabro de estos “iluminados”, que han convertido el
mundo en un laboratorio experimental con tal de alcanzar su sueño dorado: la
despoblación, el control total y, por supuesto, la inmortalidad.
Por muy increíble que te parezca, estás son algunas de las atrocidades
que se están llevando a cabo en este momento:
-Implantación en todo el mundo de la tecnología 5G para irradiarnos,
enfermarnos y controlarnos: es de una ingenuidad supina pensar que esta
tecnología ha sido creada para facilitarnos la vida.
-Manipulación del clima, mediante geoingeniería, para hacernos creer
que es el hombre con sus emisiones de CO2 el culpable del cambio
climático. Evidentemente, un argumento tan absurdo sólo puede ser creído por
personas tremendamente desinformadas o estúpidas.
-Aumento incesante del número de “vacunas” que los niños tienen
obligatoriamente que soportar si quieren participar en la sociedad (actualmente
en España alrededor de 50 dosis antes de los 6 años). Estas “vacunas” son las
causantes, a posteriori, de autismo, infertilidad, nuevos síndromes de todo
tipo, alergias, enfermedades raras e incluso muertes súbitas o extrañas.
-La ruina deliberada del sector primario para incluir en nuestra dieta
alimentos genéticamente manipulados, carnes fabricadas en laboratorios e
insectos.
-La práctica habitual en Occidente de la destrucción de embalses y
presas, cuyo objetivo no es devolver el cauce natural a los ríos, sino
especular con el agua, haciendo del líquido elemento un gran negocio y una
herramienta de control.
-La introducción de toda una nueva sarta de ideologías, apoyadas en
estúpidas leyes, para hacer a las nuevas generaciones más manipulables, y por
qué no decirlo, más estúpidas. Esto abrirá la puerta, además, a la normalización
de la pederastia, la pedofilia y la zoofilia.
-La aceptación de un tratado de pandemias para dar plenos poderes a la
OMS. Así, por ejemplo, si la OMS decreta una alerta sanitaria, porque están
creciendo las enfermedades coronarias, podrá prohibir el consumo de carne o
cualquier otra gilipollez que se le ocurra.
Lo que acabo de exponer no es ninguna teoría de la conspiración, está por
todas partes y no se oculta. Entonces, ¿cómo puede haber personas que aún no lo
vean? Y si lo ven, ¿Por qué siguen con sus vidas como si no pasara nada? Evidentemente,
nada va a cambiar su patética vida si siguen haciendo lo mismo. Lo único que
oímos son frases como estas: “Estamos hartos de corrupción”; “hemos llegado al
límite; "hay que salir a la calle a protestar”. Sin embargo, pasan los días, los meses y los
años y ese hastío generalizado parece que no va más allá de las meras palabras.
Uno de los principales culpables de que la gente no vea lo que
realmente sucede, o si lo ve se calle y no actúe, la tienen los principales medios
de comunicación.
Las noticias falsas o manipuladas han existido siempre. Sin embargo,
hoy en día se han convirtiendo en la norma. Hemos llegado a un punto donde la
degradación del periodismo es tal que se ha desconectado de la realidad. Ahora
su principal misión es condenar cualquier tipo de resistencia al oficialismo.
A todos los que nos oponemos a vivir en un mundo para tarados mentales
se nos tacha de conspiranoicos o negacionistas. Esta es la nueva estrategia del
poder para denigrarnos y condenarnos al ostracismo, cuando nuestro único “delito”
es, precisamente, el de denunciar las
conspiraciones reales que no denuncian los medios de comunicación.
La ingeniería social está cambiando la mentalidad de la población.
Ahora las aberraciones más rastreras se han convertido en derechos, del mismo
modo que los gobiernos, que supuestamente deben cuidarnos, ejercen una opresión
desmedida y exagerada sobre nosotros. Es
el colmo de la desfachatez.
¿Cómo es posible que en un momento como el actual, donde la injusticia
y el abuso son más evidentes que nunca, no haya reacción alguna? Pues porque
las sociedades occidentales están anestesiadas con tanta telebasura, fútbol,
consumismo y hedonismo.
Por otro lado, la gente consciente de lo que está sucediendo tampoco
moverá un dedo, pues el “buenismo” -esa nueva ideología tan arraigada que
promueve el conformismo- no lo permitirá.
¿Somos conscientes de lo que nos espera si seguimos con este pasotismo?
Sinceramente creo que no, y lo vamos a lamentar. Eso sí, unos más que otros. Y
los que más lo lamentarán serán todos aquellos lameculos del Sistema que, por
cierto, aún no se han enterado de la que se les viene encima. Pero se
enterarán, ¡vaya si se enterarán!
Después de ver el grado de humillación, que la inmensa mayoría de la
población mundial ha soportado cobardemente durante los tres últimos años, he
llegado a una desagradable conclusión: la gente no quiere ser libre. Así
de sencillo. Y ante eso, no hay nada que hacer.
Evidentemente, los que ostentan el poder lo saben y van a imponernos su Nuevo Orden Mundial totalitario sin apenas resistencia alguna. Saben que la gente hará lo mismo que cuando le quitaron todos sus derechos durante la falsa pandemia: resignarse y adaptarse. Y, aunque no me cabe la menor duda de que así será, humildemente seguiré intentando despertar a todo aquel que valore la libertad.