viernes, 30 de junio de 2023

¿SOMOS CONSCIENTES DEL MUNDO QUE NOS ESPERA?

Yuval Noah Harari es asesor del Foro Económico Mundial (FEM) y mano derecha de Klaus Schwab. Este “lumbrera” tiene una gran influencia sobre el fundador del FEM y todos esos ricachones globalistas. A modo de “vidente”, nos augura un futuro nada halagüeño para la inmensa mayoría de los mortales. Pero lo más aterrador de todo es que sus profecías se están cumpliendo.

En una entrevista que le hicieron sobre el futuro de la humanidad dejó “perlas” como estas:

-El mayor problema de la economía en las próximas décadas será qué hacer con toda la gente inútil, cómo combatir el aburrimiento y encontrar algún sentido a sus vidas, cuando son básicamente intrascendentes, sin valor alguno. La solución, para la mayoría, es una combinación de drogas y juegos de computadora. Esto ya está sucediendo. Tomemos el ejemplo de Japón. En Japón -un país que tal vez esté 20 años por delante del resto del mundo en todo- ya se están dando estos nuevos fenómenos sociales: personas que tienen relaciones con cónyuges virtuales, que nunca salen de casa y sólo viven a través de las computadoras.

-El producto de la nueva revolución industrial no serán los textiles, las máquinas o las armas, sino los propios seres humanos. Básicamente estamos aprendiendo a producir cuerpos y mentes, y estos cuerpos y mentes van a ser los dos productos principales de la próxima ola de todos estos cambios.

-Cuando los cerebros y las computadoras puedan interactuar directamente, ese será es el fin de la biología tal y como la conocemos.

-“La muerte es opcional”. Desde el punto de vista de los pobres, la muerte fue el gran igualador. El gran consuelo de los pobres a lo largo de la historia fue: “esta gente rica va a morir como yo”. Sin embargo, dentro de 50 ó 100 años los pobres seguirán muriendo, pero la gente rica, además de tenerlo todo, también obtendrá una exención de la muerte.

-En términos de ideas o de religiones, el lugar más interesante hoy en día en el mundo es Sillicon Valley. Ahí es donde se están creando las nuevas religiones que se apoderarán del mundo.

Si este sujeto es el “gran gurú” de la élite dominante, ahora todo empieza a cobrar sentido. El Covid-19 y sus “vacunas”, el cambio climático, la Agenda 2030, el Gran Reinicio, la tecnología 5G, las interminables chemtrails, la Inteligencia Artificial, las políticas distópicas (igualdad de género, wokismo, ley trans,…), las ciudades 15 minutos, el nuevo tratado de pandemias de la OMS, los nuevos reguladores de la verdad y un sinfín de elucubraciones más forman parte del plan macabro de estos “iluminados”, que han convertido el mundo en un laboratorio experimental con tal de alcanzar su sueño dorado: la despoblación, el control total y, por supuesto, la inmortalidad.

Por muy increíble que te parezca, estás son algunas de las atrocidades que se están llevando a cabo en este momento:

-Implantación en todo el mundo de la tecnología 5G para irradiarnos, enfermarnos y controlarnos: es de una ingenuidad supina pensar que esta tecnología ha sido creada para facilitarnos la vida.

-Manipulación del clima, mediante geoingeniería, para hacernos creer que es el hombre con sus emisiones de CO2 el culpable del cambio climático. Evidentemente, un argumento tan absurdo sólo puede ser creído por personas tremendamente desinformadas o estúpidas.

-Aumento incesante del número de “vacunas” que los niños tienen obligatoriamente que soportar si quieren participar en la sociedad (actualmente en España alrededor de 50 dosis antes de los 6 años). Estas “vacunas” son las causantes, a posteriori, de autismo, infertilidad, nuevos síndromes de todo tipo, alergias, enfermedades raras e incluso muertes súbitas o extrañas.

-La ruina deliberada del sector primario para incluir en nuestra dieta alimentos genéticamente manipulados, carnes fabricadas en laboratorios e insectos.

-La práctica habitual en Occidente de la destrucción de embalses y presas, cuyo objetivo no es devolver el cauce natural a los ríos, sino especular con el agua, haciendo del líquido elemento un gran negocio y una herramienta de control.

-La introducción de toda una nueva sarta de ideologías, apoyadas en estúpidas leyes, para hacer a las nuevas generaciones más manipulables, y por qué no decirlo, más estúpidas. Esto abrirá la puerta, además, a la normalización de la pederastia, la pedofilia y la zoofilia.

-La aceptación de un tratado de pandemias para dar plenos poderes a la OMS. Así, por ejemplo, si la OMS decreta una alerta sanitaria, porque están creciendo las enfermedades coronarias, podrá prohibir el consumo de carne o cualquier otra gilipollez que se le ocurra.

Lo que acabo de exponer no es ninguna teoría de la conspiración, está por todas partes y no se oculta. Entonces, ¿cómo puede haber personas que aún no lo vean? Y si lo ven, ¿Por qué siguen con sus vidas como si no pasara nada? Evidentemente, nada va a cambiar su patética vida si siguen haciendo lo mismo. Lo único que oímos son frases como estas: “Estamos hartos de corrupción”; “hemos llegado al límite; "hay que salir a la calle a protestar”. Sin embargo, pasan los días, los meses y los años y ese hastío generalizado parece que no va más allá de las meras palabras.

Uno de los principales culpables de que la gente no vea lo que realmente sucede, o si lo ve se calle y no actúe, la tienen los principales medios de comunicación.

Las noticias falsas o manipuladas han existido siempre. Sin embargo, hoy en día se han convirtiendo en la norma. Hemos llegado a un punto donde la degradación del periodismo es tal que se ha desconectado de la realidad. Ahora su principal misión es condenar cualquier tipo de resistencia al oficialismo.

A todos los que nos oponemos a vivir en un mundo para tarados mentales se nos tacha de conspiranoicos o negacionistas. Esta es la nueva estrategia del poder para denigrarnos y condenarnos al ostracismo, cuando nuestro único “delito” es,  precisamente, el de denunciar las conspiraciones reales que no denuncian los medios de comunicación.

La ingeniería social está cambiando la mentalidad de la población. Ahora las aberraciones más rastreras se han convertido en derechos, del mismo modo que los gobiernos, que supuestamente deben cuidarnos, ejercen una opresión desmedida y exagerada sobre nosotros.  Es el colmo de la desfachatez.

¿Cómo es posible que en un momento como el actual, donde la injusticia y el abuso son más evidentes que nunca, no haya reacción alguna? Pues porque las sociedades occidentales están anestesiadas con tanta telebasura, fútbol, consumismo y hedonismo.

Por otro lado, la gente consciente de lo que está sucediendo tampoco moverá un dedo, pues el “buenismo” -esa nueva ideología tan arraigada que promueve el conformismo- no lo permitirá.

¿Somos conscientes de lo que nos espera si seguimos con este pasotismo? Sinceramente creo que no, y lo vamos a lamentar. Eso sí, unos más que otros. Y los que más lo lamentarán serán todos aquellos lameculos del Sistema que, por cierto, aún no se han enterado de la que se les viene encima. Pero se enterarán, ¡vaya si se enterarán!

Después de ver el grado de humillación, que la inmensa mayoría de la población mundial ha soportado cobardemente durante los tres últimos años, he llegado a una desagradable conclusión: la gente no quiere ser libre. Así de sencillo. Y ante eso, no hay nada que hacer.

Evidentemente, los que ostentan el poder lo saben y van a imponernos su Nuevo Orden Mundial totalitario sin apenas resistencia alguna. Saben que la gente hará lo mismo que cuando le quitaron todos sus derechos durante la falsa pandemia: resignarse y adaptarse. Y, aunque no me cabe la menor duda de que así será, humildemente seguiré intentando despertar a todo aquel que valore la libertad. 

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