Hay una frase atribuida a Facundo Cabral que
dice: “Mira si será malo el trabajo, que pagan por hacerlo”. Y otra de
Mario Moreno (Cantinflas):” Algo malo debe tener el trabajo porque si no, los ricos lo habrían
acaparado”.
Actualmente en nuestra sociedad aún existen
románticos que piensan que vivimos en un mundo libre. Pero nada más lejos de la
realidad. La verdad es que todos somos esclavos. Sí, esclavos del dinero.
Hoy en día nadie escapa a la esclavitud del
dinero. Es más que evidente que sin dinero no podemos acceder a ninguno de los
bienes y servicios necesarios para poder vivir con dignidad, puesto que para
hacerlo necesitamos alojamiento, comida, transporte, educación, sanidad y un
larguísimo etcétera que sólo podemos conseguir a base de dinero.
Aunque bien es verdad que existen personas que
no tienen dinero (pobres, indigentes, etc.), no por eso viven sin él. Sus
necesidades -aunque menores que las del resto- también cuestan dinero. Por lo
tanto, lo que ellos no pagan alguien lo tiene que hacer. De eso va la caridad,
de pagar lo que otros no pueden pagar.
En una sociedad donde el único medio para
acceder a los bienes y servicios necesarios para vivir es el dinero, la gran
mayoría de las personas se ven forzadas a trabajar para sacar dinero de la oferta de
dinero del Sistema y así cubrir sus necesidades.
Existen innumerables formas de obtener dinero
dentro de la oferta de dinero del Sistema, pero básicamente la mayoría de las
personas lo consiguen de dos maneras: mediante rentas o salarios.
Los rentistas son todos aquellos que no tienen
que trabajar, ya que mayoritariamente han nacido en una familia adinerada o han
heredado unos activos que les permite vivir toda su vida de las rentas. Y los
asalariados son el resto; es decir, los que están condenados a trabajar por un
salario (en la mayoría de los casos miserable) para poder subsistir. Es lo que
vulgarmente se conoce como ganarse la vida.
Aclarado que todo el mundo necesita dinero para
ganarse la vida -no hay otra alternativa- ahora veamos cómo el Sistema
determina la retribución de rentas y salarios en función de unos criterios que
son, bajo mi punto de vista, fundamentalmente anacrónicos.
Las rentas son en esencia retribuciones especulativas,
sin más. Pero con los salarios es diferente. Estos suelen estar regulados y sus
importes se fundamentan en preceptos bastante incongruentes.
Retribuir un salario en función de la
responsabilidad, el conocimiento, el esfuerzo y la eficiencia no me parece mal.
Pero ceñirlo exclusivamente a eso, no es justo. A mi manera de ver, se
menosprecia el elemento más importante de la ecuación que además es igual para
todos: el tiempo.
El tiempo es el bien más preciado que poseemos
porque es limitado. De hecho, podemos producir todos los bienes y servicios que
queramos, una y otra vez, pero no podemos producir más tiempo. Es único e
irrepetible como nuestra vida. Por lo tanto, ese tiempo que dedicamos a
trabajar son trocitos de nuestra vida que vamos cediendo poco a poco a cambio
de dinero.
Y la pregunta inevitable es: ¿si el tiempo es
nuestro mayor tesoro, no debería estar mejor remunerado? Porque, a santo de
qué, por ejemplo, la hora de un asesor financiero está 10 veces mejor remunerada
que la hora de un empleado de la limpieza cuando el tiempo es igual para los
dos. Una cosa es el servicio prestado, por cada uno de ellos, y otra muy
distinta el tiempo, que es el mismo para ambos. Así que, valorar más el
servicio prestado que el tiempo dedicado a realizar dicho servicio tendría que
ser inadmisible, puesto que, como acabo de decir, el tiempo es el bien más
preciado que poseemos los seres humanos y debería tener el mismo valor para
todos.
Imagino que muchos no estarán de acuerdo
conmigo y dirán que existen personas que no quieren hacer ningún esfuerzo ni desean
ninguna responsabilidad. Pero estas personas también están obligadas a ganarse
la vida, por lo tanto, suelen desempeñar trabajos irrelevantes que, por
supuesto, están muy mal remunerados. Y volvemos a lo mismo: ¿Mal remunerados
por qué, si están vendiendo el bien más preciado que poseen, que no es otro que
su propia vida?
No es de recibo que 8 personas posean la misma
cantidad de riqueza que las 3.600.000 personas más pobres del planeta. Es una
obscenidad.
Un modelo económico basado en el consumo, en
el crecimiento perpetuo, en la deuda y en la obsolescencia programada es una
barbaridad. O lo que es lo mismo: pan para hoy y hambre para mañana.
No seamos ingenuos. Este es un Sistema que
está en manos de banqueros, fondos de inversión y grandes corporaciones, en el
que sólo tiene cabida no más de un 10% de la población mundial. Ese 10% sigue
empeñado en repetir el mismo modelo económico erróneo, una y otra vez, basado
en el crecimiento escalable eterno. Esto, amén de estar acabando con el
planeta, nos ha llevado a esclavizarnos y convertirnos en individuos compradores
consumidores de cosas inútiles -que mayoritariamente no necesitamos- y a
pagarlo con un dinero esclavo que nos roba, cuanto menos, un tercio de nuestra
vida.
Decía Mahatma Gandhi: “El mundo es lo suficientemente
grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado
pequeño para satisfacer la avaricia de algunos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario