Mucha gente se
preguntará, y con razón, cómo hemos llegado a esto.
Después de la
aparición en Wuhan del brote de coronavirus se pusieron en marcha los
mecanismos de seguridad mundial, consultando a las máximas autoridades en la
materia.
Para hacer frente a
la "pandemia", la OMS contempló básicamente dos opciones:
Una, dejar que las
personas sigan con sus vidas y desarrollen, a través del contacto, inmunidad de
rebaño, como ocurre cada año con la gripe estacional sin necesidad de parar el
mundo.
Y la otra, confinar
a la población en sus casas para frenar los contagios y con ello arruinar la
economía mundial.
Y la pregunta es:
¿Por qué se eligió la segunda opción? Pues porque Neil Ferguson (eminente epidemiólogo
y asesor principal de la OMS) predijo una estimación, en el peor de los casos,
de 510 mil muertes en el Reino Unido y de 2,2 millones de muertes en los EEUU.
Pero la reputación
de Ferguson no es muy buena que digamos y en su currículum figuran diferentes
cagadas (con perdón).
Ferguson fue
acusado de provocar pánico al sobreestimar el posible número de muertos durante
el brote de gripe aviar de 2005: estimó que 200 millones de personas podrían
morir, cuando en realidad solo murieron unos cientos.
Ferguson también
fue el responsable del sacrificio excesivo de animales durante el brote de la
enfermedad de las vacas locas, en 2001. Advirtió que 150.000 personas podrían
morir. Después de sacrificar millones de animales al final solo murieron 200
personas.
En 2009, uno de los
modelos de Ferguson predijo que 65.000 personas podrían morir por el brote de
gripe porcina en el Reino Unido; la cifra final fue inferior a 500.
¿Queréis saber más?
Según el Business
Insider, Ferguson fue cofundador, en 2008, del Centro MRC para el Análisis
Global de Enfermedades Infecciosas, con sede en el Imperial College. El MRC, es
el organismo líder que asesora a los gobiernos sobre brotes de patógenos.
El MRC obtiene
decenas de millones de dólares en fondos anuales de la Fundación Bill y Melinda
Gates y trabaja con el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, los Centros
para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) de EEUU, y tiene la tarea
de suministrar a la OMS análisis rápidos en problemas urgentes de enfermedades
infecciosas.
Y ahora viene el
quid de la cuestión: Bill Gates quiere una vacuna para combatir el Covid-19, ya (para eso tiene registrada una
patente).
Por otra parte, el mafioso
doctor, Anthony Fauci -que condenó al ostracismo a la viróloga, Judy Mikovits, una
autoridad en Évola, autismo y vacunas que, además, está desenmascarando la mentira
de la pandemia-, es el principal experto en enfermedades infecciosas de EEUU. En
una conferencia dada en la Casa Blanca, dijo que podría no haber un "regreso
a la normalidad" después de que termine la pandemia de coronavirus. No regresar a la normalidad
y nueva normalidad se parecen mucho, ¿verdad?
Recapitulemos.
El dinero de Bill
Gates va a Ferguson y éste proporciona a la OMS un escenario aterrador por las
muertes que provocará el Covd-19. De esta manera, Ferguson justifica el plan de
la vacuna global de Bill Gates.
Evidentemente, los
gobiernos (que no saben de nada y solo reciben órdenes del poder global del
dinero) se rinden ante la OMS (cuya mayor financiación le viene de la Fundación
Bill y Melida Gates) y actúan en función de sus recomendaciones, poniendo en
marcha, a escala mundial, un plan de confinamiento de la población. Conclusión:
los confinamientos masivos destruyen la economía del planeta.
¿Y cuál va a ser la
salida de todo esto? Pues blanco y en botella: una nueva normalidad versus
Nuevo Orden Mundial.
¿Verdaderamente
crees que estos tíos son idiotas y no saben lo que están haciendo? ¿Crees que no
hay intereses en esto y que solo tratan de salvarnos la vida?
Quizás pienses que
los gobiernos no pueden ser tan malvados ¿verdad? Pues si es así, háztelo
mirar.
Es hora de
despertar y encontrar una manera de luchar contra la tiranía que nos han
impuesto. Si solo hablamos de lo que está sucediendo, sin hacer nada al
respecto, se saldrán con la suya. Actualmente nos encontramos más divididos y
alejados (distanciamiento social) que nunca. Y si esta situación se prolonga
por más tiempo, el miedo social se hará crónico además de patológico.
De este confinamiento
no va a salir nada bueno. No lo dudes. La desconfianza, el egoísmo, la ira, la
sin razón, la insolidaridad y todo aquello que nos divide está tomando auge. Y
ya sabes el dicho: “divide y vencerás”.
La mejor manera de
contraatacar es la desobediencia civil: ignorar el estado de alarma, las normas
de desescalada, dejar de usar mascarillas y guantes, salir sin miedo, bañarnos
en el mar, abrir los negocios y restablecer las relaciones sociales. En
definitiva, volver a la antigua normalidad.
Muchos ya estaréis
pensando que soy un inconsciente o algo aún más gordo. Pues bien. La vida,
desde que nacemos, es riesgo y todas estas sandeces no lo van a cambiar.
¡Vamos a ver!
¿Hemos parado el mundo por el VIH? no; ¿por el cáncer? no; ¿por la gripe? no.
Pues que sepas que todas estas enfermedades han causado más muertes que el
Covid-19.
¿Y qué pasa con el
modelo sueco? El epidemiólogo, Anders
Tegnell (encargado de gestionar la pandemia en Suecia), asegura que un
confinamiento más severo no habría salvado ninguna vida, ya que, según apunta, más
de la mitad de los fallecimientos por Covid-19 se han producido en residencias de ancianos. Suecia tiene
0.17% de su población infectada con coronavirus y España el 0,53%. No hay
color. Suecia no ha sido confinada y España sí. Además, si tenemos en
consideración que Suecia nos lleva más de 25 años de ventaja, pues está claro,
¿o no?
La tremenda
gilipollez (eso sí, hecha a conciencia) de la desescalada asimétrica es muy
esclarecedora: mantener el estado de alarma a toda costa.
España, como el resto
del mundo, ya está controlada por el Nuevo Orden Mundial. Porque vamos a ver:
¿Por qué el Gobierno se niega a dar los nombres de los asesores que están
marcando el guión de esta “tragicomedia”?
El mundo entero ha
perdido su dignidad. Gobiernos, partidos políticos, jueces y demás instituciones
han sido anulados por completo. Ya no les queda un ápice de decencia. Todo es
sumisión y obediencia ante el estado profundo, poder global del dinero, élite
dominante o como lo queramos llamar. Si a esto le sumamos el miedo de los
imbéciles, pues tenemos el cóctel perfecto para llevarnos hacia donde ellos
quieran. No hay más.
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