Hay una noticia que está pasando
desapercibida, o mejor dicho no está siendo tenida en cuenta, pero que es muy
reveladora.
La falsa pandemia ha traído un efecto
sorprendente: la tasa de mortalidad entre los niños ha descendido drásticamente
en prácticamente todos los países que han sido confinados.
A partir de marzo de 2020, las muertes previstas
-como cada año- entre la población infantil comenzaron a disminuir bruscamente.
Según datos del Sistema Estadístico Federal de los Estados Unidos, de las
aproximadamente 700 muertes esperadas por semana se pasó a menos de 500 a
mediados de abril y durante todo mayo. Sorprendente ¿verdad? Pues sí. La
realidad es que el confinamiento, casi universal, ha salvado la vida aproximadamente
a un 30% de niños.
Es curioso que mientras entre los ancianos la
mortalidad aumentaba de una manera alarmante, algo misterioso estaba salvando
la vida de los niños. Y la pregunta es: ¿el qué? La respuesta está en que prácticamente
la mayoría de vidas salvadas han sido bebés. ¿Y por qué los bebés? Pues porque
los padres no llevaron a sus hijos al pediatra para su control regular y
vacunación correspondiente.
En EEUU, en el Informe semanal de morbilidad y
mortalidad de los CDC, del 15 de mayo, se notificó que hubo una disminución en
las dosis de vacunas pediátricas administradas. Estas disminuciones se
iniciaron en marzo (comienzo del confinamiento por Covid-19) y, a partir de
ahí, las muertes infantiles empezaron a disminuir.
De todos es sabido lo controvertido de las
vacunas, que tiene dividida a la ciencia y muy concretamente a la medicina.
Pero quien más controversia suscita en el tema
de las vacunas es Bill Gates y su Fundación Bill y Melinda Gates.
Todos sabemos que Bill Gates (fundador de
Microsoft) es uno de los hombres más ricos del mundo. Pero, ¿quién es realmente
Bill Gates? ¿Qué esconde este “filántropo”?
Bill Gates es el hijo de William H. Gates,
abogado y uno de los ex jefes de la multinacional Planned Parenthood, que es
una organización de planificación familiar y del aborto en EEUU. Este señor es
de la opinión que la población necesita ser controlada y restringida.
Parece que Bill Gates ha heredado de su padre
el intento de controlar la población. Gates abandonó el 2006 la dirección de
Microsoft para dedicar toda su vida a la Fundación Bill y Melinda Gates, cuyo
objetivo principal es imponer mundialmente sus vacunas.
La nueva vida de Gates está llena de
controvertidas actuaciones, que le han llevado en ocasiones hasta los
tribunales, y de las que nadie habla.
Estas son algunas de esas actuaciones
desconocidas para el gran público.
-Durante la campaña MenAfriVac 2002 de Gates
en el África subsahariana, los operarios de la Fundación Bill y Melinda Gates
vacunaron a miles de niños africanos contra la meningitis. Entre 50 y 500 niños
desarrollaron parálisis. Los periódicos sudafricanos se quejaron: “Somos
conejillos de indias para los fabricantes de drogas“. El ex economista
principal de Nelson Mandela, el profesor Patrick Bond, describió las prácticas
"filantrópicas" de Gates como despiadadas e inmorales.
-En 2010, la Fundación Bill y Melinda Gates
financió un ensayo de la vacuna experimental contra la malaria de GSK que mató
a 151 niños africanos y causó efectos adversos graves como parálisis,
convulsiones y fiebre alta en 1.048 niños de un total de 5.049 vacunados.
-En 2010, Gates colaboró con la OMS aportando 10
mil millones de dólares para reducir la población a través de nuevas vacunas.
No es un bulo, ya que un mes después Gates lo reconoció abiertamente en una Ted
Talk (plataforma de divulgación de contenidos creada para compartir con los
usuarios conferencias de personajes relevantes). Posteriormente, en 2014, la
Asociación Católica Dodors de Kenia acusó a la OMS de esterilizar químicamente
a millones de mujeres keniatas con una falsa campaña de vacuna contra el tétano.
Laboratorios independientes encontraron la
fórmula de esterilidad en cada vacuna probada. Después de negar los cargos, la
OMS finalmente admitió que había estado desarrollando las vacunas de
esterilidad durante más de una década. Acusaciones similares vinieron de
Tanzania, Nicaragua, México y Filipinas
-En 2014, la Fundación Bill y Melinda Gates
financió pruebas de vacunas experimentales contra el Virus del Papiloma Humano,
desarrolladas por GSK y Merck, en 23.000 niñas en diferentes provincias de la
India. Aproximadamente 1.200 sufrieron efectos secundarios graves, incluidos
trastornos autoinmunes y de fertilidad. Siete murieron.
Las investigaciones del Gobierno Indio
acusaron a Gates de cometer violaciones éticas generalizadas. El caso ahora
está en la Corte Suprema del país.
-El estudio A2017 (Morgensen et al., 2017)
mostró que la vacuna DTP de la OMS está matando a más niños africanos que las propias
enfermedades que pretende prevenir. La tasa de mortalidad entre los niños
vacunados fue 10 veces mayor que la de los no vacunados. Gates y la OMS se han
negado a retirar la vacuna y se sigue aplicando a millones de niños africanos
anualmente.
Evidentemente, tanto escándalo es difícil de
ocultar. Es por eso que los medios de comunicación del establishment
ridiculizan este tipo de información sobre Gates llamándolo teoría de la
conspiración.
Como todo el mundo sabe, Bill Gates está muy
interesado en encontrar cuanto antes una vacuna contra el Covid-19 que, muy
probablemente, sea de inoculación obligatoria para todo el mundo.
Pero vacunar a toda la población, con su
consentimiento, requiere de una preparación previa. De ahí toda esta
parafernalia de mascarillas, distancia de seguridad y, fundamentalmente, la
aparición de asintomáticos que van “contagiando” a diestro y siniestro.
Desmontando la farsa de los asintomáticos
Las personas sanas, en general, nos sentimos
bien, contentas y saludables. Ahora bien. ¿Cómo identificamos que estamos
enfermos? ¿Y cómo identifican los médicos las enfermedades de los pacientes?
Pues a través de los síntomas, evidentemente.
Bien es verdad que el asintomático puede, en
potencia, transmitir hepatitis, malaria, varicela, sarampión, ébola, dengue,
gripe e infinidad de elementos patógenos con los que los seres humanos hemos
convivido durante millones de años. Pero el ser portador de virus es algo
normal en cualquier organismo vivo: no existe un sólo ser humano que no transporte
en su organismo millones de virus, de los cuales únicamente una ínfima parte nos
producen patologías.
Por lo tanto, tener virus en el organismo es imprescindible
para los seres vivos: los seres humanos libres de virus no existen.
Según la ciencia, el hecho de que haya
transmisión de virus de unos organismos a otros no es nada anómalo o extraño. Al
contrario, es lo natural y deseable para el normal desarrollo de la vida. Sin
embargo, una privación de contacto entre seres de una misma especie impide la inmunidad
de rebaño y, consecuentemente, la debilitación del sistema inmunológico que podría conducir a la
propia extinción de esa especie.
Lo que supone una estupidez, es el creer que
se puede evitar la existencia de patógenos llevando una mascarilla en la boca.
Durante miles de años de historia, la medicina
ha puesto en cuarentena a los enfermos, no a los sanos. Únicamente un tarado
mental, o alguien con intenciones ocultas perversas, pueden sugerir la
cuarentena para personas sanas y asintomáticas.
Pero la prueba irrefutable de que todo esto se
ha convertido en una paranoia es que cuantos más test se hacen más positivos
asintomáticos aparecen: en España estamos llenos de rebrotes pero sin enfermos.
Veamos cómo lo hacen.
Para detectar si uno es portador del virus,
tiene que pasar un test PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa). Esta prueba
identifica pacientes "positivos", por lo que "positivo" se
asocia a "infectado".
Pero el propio Kary Mullis, el inventor de la
tecnología de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) -que le valió el premio
Nobel de química en 1993-, no pensaba igual: “Los científicos están haciendo un daño terrible al mundo en nombre de
ayudarlo. No me importa atacar mi propia fraternidad porque me da
vergüenza".
Aunque Mullis ya falleció, no hay lugar a
dudas de que el bioquímico consideró que la PCR era inapropiada para
detectar una infección viral.
En el siguiente vídeo, del minuto 4:35 a 6:27,
el Dtr. Andrew Kaufman explica que el test PCR no es
una prueba para virus.o
Por otra parte, en un artículo de Torsten
Engelbrecht y Konstantin Demeter, titulado “Las pruebas de PCR Covid-19 carecen de
sentido científico/”, se
deja muy claro que las PCR no son aptas
para detectar una supuesta infección causada por un virus. El artículo
termina diciendo:
“Finalmente, las
razones y los posibles motivos siguen siendo especulativos, y muchos
involucrados seguramente actúan de buena fe; pero la ciencia es clara: los resultados obtenidos en estas pruebas
RT-PCR no justifican lo más mínimo infundir terror en las personas, a las se le
imponen medidas de bloqueo, pobreza y desesperación llevándolas, algunas veces,
al suicidio.
Sin duda, las tasas
de exceso de mortalidad eventual son causadas por la terapias inadecuadas y las
medidas de confinamiento, mientras que las estadísticas de muerte por Covid-19
comprenden también pacientes que murieron de una variedad de enfermedades,
redefinidas como Covid-19, solo debido a una prueba "positiva"
resultado cuyo valor no podría ser más dudoso.”
Pues bien. Amparado en estas pruebas Bill
Gates quiere imponer su vacuna a todo el mundo. ¿De verdad lo vamos a
consentir?
Esto no va a parar a no ser que salga a la luz
todo lo que hay detrás. Por eso cada día aparecerán más contagiados
asintomáticos. Y si no fuera suficiente, volverán las muertes y los ingresos en
las UCIs. No lo dudes.
Evidentemente todo lo que acabas de leer nada
tiene que ver con la información institucional que recibimos. Pero los datos y
los estudios están ahí. Así que contrástalos y saca tus propias conclusiones.
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