¿Qué está pasando en EEUU? ¿Por qué el
Covid-19 ha pasado a un segundo plano dando prioridad a los movimientos Antifas
raciales? Pues porque este es año electoral, y los globalistas están sacando
toda su artillería, de acoso y derribo, para acabar con el único personaje que
les está poniendo palos en las ruedas intentando impedir el Nuevo Orden Mundial.
Evidentemente, la guerra hace tiempo que
comenzó y todo parece indicar que los globalistas llevan demasiada ventaja: se
han hecho con el sistema financiero global, con los medios de comunicación de
masas, con las redes sociales y tienen a su servicio a la mayoría de gobiernos
de todo el mundo, incluido el nuestro.
Ahora ya no se cortan un pelo y van a
implantar su Agenda 2030 (eugenésica), cueste lo que cueste. Incluso se han
quitado la máscara y ya no se ocultan.
Lo que estamos viviendo no es más que un golpe
de estado, por parte de los globalistas, a nivel mundial.
Por otra parte, los conservacionistas -que no
son mejores que los anteriores-, están viendo amenazado su modus vivendi y han delegado
en Donald Trump para que actúe de dique de contención frente a los globalistas.
Si para imponer una dictadura en todo el
mundo, como la que ya estamos viviendo, los globalistas están utilizando toda
su artillería pesada como el cambio climático, el coronavirus, la tecnología 5G
y a las revueltas de los Antifas, los conservacionistas tienen el Gobierno de
los EEUU con sus Marines y sus armas nucleares, que no es poca cosa.
En este orden de cosas, Donald Trump está
tomando medidas concretas para frenar al movimiento globalista sin, de momento,
tener que utilizar la fuerza.
Trump ha cancelado el proyecto globalista de
Bill Gates, conocido como ID2020 y apoyado abiertamente por Obama. Este
proyecto supone la identificación digital de toda la población mundial,
mediante la inserción de un microchip. Para que esta aberración sea aceptada
por la población se presenta como un activo para los ciudadanos; un derecho,
algo que le falta a nuestra vida para mejorar en todos los sentidos. ¡Increíble!
Robert F. Kennedy, Jr. Escribió este devastador artículo sobre ello: "El valiente
nuevo mundo de Bill Gates y Big Telecom" .
Donald Trump también ha suspendido la
aportación de EEUU a la OMS y quiere una investigación sobre sus operaciones.
Actualmente, el Director General de la OMS es el etíope, Tedros Adhanom, cuya
reputación está puesta en tela de juicio por los conservacionistas.
Trump ha tirado la propuesta de ley HR6666, presentada
por los demócratas de la Cámara de Representantes, que permitiría al
gobierno otorgar subvenciones a “ciertas entidades” para la prueba del virus
del PCCh y otras actividades, como el rastreo y monitoreo de individuos
infectados.
Ha prohibido la vacuna obligatoria pasando a
ser voluntaria.
Ha autorizado denunciar las censuras que
masivamente se están produciendo en las redes sociales.
Ha parado la implantación del 5G en todo el
país.
Ha reabierto la actividad económica de EEUU y
empieza a generarse empleo.
Y para rematar la faena, ahora La Casa Blanca
se hará cargo de todas las redes eléctricas: servidores de Internet, sistemas
de transmisión y sistemas electrónicos.
Bueno, pues en medio de todo este caos estamos
nosotros: un atajo de parias que ni nos enteramos de lo que está
sucediendo ni queremos enterarnos, que es aún peor.
Lo que está claro es que unos nos
quieren estúpidos y los otros también. Todo este discurso trasnochado de
izquierdas y derechas, de rojos y azules y de blancos y negros no es más que la
manida estrategia utilizada, allá por el siglo I a.d.c, por Julio Cesar:
“divide et impera”. No hay más.
El exceso de información se ha convertido en
la mayor desinformación que ha vivido la humanidad en toda su historia.
La proliferación exagerada de todo tipo de
noticias, sin posibilidad de ser verificadas y contrastadas, hace que ya no
sepamos qué es real y qué mentira.
En este contexto, la información que nos llega
a través de todo tipo de plataformas es inmediatamente rebatida por otra, tan
elocuente y “creíble” como la anterior. De esta manera, si no se tiene una formación
suficiente en la materia, seremos empujados a sacar conclusiones erróneas,
falsas y distorsionadas de la realidad. Esta inseguridad al final genera miedo.
Y ya se sabe que el poder utiliza nuestro miedo para gobernarnos, doblegarnos y
manipularnos. Así de triste.
No sé quien ganara esta absurda guerra. Pero
si tengo claro quién la perderá: nosotros, evidentemente.
Si no nos dejásemos manipular, por los medios
de comunicación de masas, jamás hubiésemos consentido este despropósito, cuyas
consecuencias van a ser devastadoras.
Pensar que con el tiempo perderíamos el miedo
y todo volvería a la normalidad fue una ingenuidad. Ahora está claro el uso
obligatorio de la mascarilla: ver a la gente con mascarilla te recuerda
constantemente que no debes perder el miedo (bajar la guardia que dicen ellos).
Para terminar una última reflexión.
Algunos hemos vivido y sufrido la dictadura de
Franco. Y lamento tener que decir -con todo el dolor de mi corazón-, que en todos
esos años de dictadura jamás nuestros derechos y libertades fueron tan pisoteados
como lo están siendo en esta falsa democracia.
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