martes, 31 de enero de 2023

EL DESPERTAR DE LAS MASAS ES INEVITABLE

En el año 1952 Albert Schweitzer recibió el Premio Nóbel de la Paz. En una entrevista le preguntaron qué le parecía el hombre actual, a lo cual contestó: “el hombre de hoy simplemente no piensa”. Indudablemente, si hace siete décadas el hombre no pensaba, imagínate ahora que la tele, la tablet, el móvil e Internet han pasado a ser los sustitutos de nuestro cerebro.

Estar constantemente mirando el móvil o la tele para luego repetir lo que hemos visto y oído no es pensar, sino simplemente hacer propaganda del mensaje recibido. Y eso es lo que está sucediendo con el pensamiento hoy en día.

En la actualidad ya casi nadie se cuestiona nada. La gran mayoría de la gente sencillamente acepta como verdades absolutas todo lo que sale en los medios de comunicación, lo que absorbe a través de la “nueva cultura”, lo que le dicta la pseudociencia y las constantes mentiras de la corrupta clase política. Y como el personal cada vez está más embrutecido, el mensaje ya ni siquiera es sutil o inteligente, sino obsceno, vulgar y estúpido para que los seres no pensantes lo entiendan.

Día tras día nos indican lo que es verdad o mentira y lo que debemos pensar y decir. De ello se encargan los medios de comunicación audiovisuales masivos, cuyos “ilustres” periodistas (bien vestidos y bien hablados), amparados en las rotundas afirmaciones de los “expertos” de turno (con un extenso currículum académico e integrados en instituciones con siglas y nombres rimbombantes), hacen que cualquier mentira se convierta en verdad o viceversa.

El asunto es tan grave, que incluso teniendo la mentira delante de nuestras propias narices no somos capaces de reconocerla. Porque vamos a ver. Si los mismos “filántropos” que llevan décadas diciendo que el problema de la humanidad es la sobrepoblación son los que ahora quieren salvarnos la vida con las “vacunas”, hay que ser un absoluto irresponsable para ir a poner el brazo “voluntariamente”. ¡Vamos! ¡Digo yo!

Y no es que esté hablando de que para discernir una verdad de una mentira haya que ser doctor en todas las ciencias. Estoy hablando de tener sentido común, que no es otra cosa que pensar.

Pensar es reflexionar, analizar y dar forma a las ideas que se agolpan en la mente. Naturalmente, eso requiere de tiempo y esfuerzo. Pero nuestra sociedad va muy deprisa y no espera a nadie. Además, las personas que ostentan el poder no quieren hombres libres e independientes que piensen por sí mismos, sino peles obedientes y sumisos fáciles de controlar.

Si preguntamos a la gente para qué sirve el gobierno, probablemente nos responderá que para gestionar los bienes del país, regulando mediante leyes todo lo concerniente al bien común. ¡Craso error! Lo que realmente hace el gobierno, es impedir que los ciudadanos lleguen a darse cuenta del poder tan extraordinario que tienen, para así seguir con la cantinela de que unos pocos “tíos listos” vivan a cuerpo de rey a consta de una inmensa mayoría de “tontos”.

Confiar en los gobiernos es de una ingenuidad y una irresponsabilidad supina. En España, el Gobierno está pisoteando nuestras libertades de una manera escandalosa; ninguneando constantemente la constitución y los tratados internacionales; incrementando las prohibiciones hasta el absurdo; multiplicando por doquier las dementes ideologías de todo tipo; robando nuestro dinero a través de infinidad de impuestos y, últimamente, empeñándose en meternos en una guerra con Rusia. Por lo tanto, el futuro que se vislumbra es bastante incierto.

Pero se dice vulgarmente que “todo lo que no te mata te hace más fuerte”. Pues bien. Este escenario “catastrofista” está haciendo reflexionar a buena parte de la población, que poco a poco va despertando y aprendiendo que nada de lo que nos dicen es verdad. Se está dando cuenta de que si piensa por sí misma, y no se deja influenciar por la abrumadora propaganda, llega a descubrir la realidad en la que vive. Y la realidad es que un puñado de psicópatas nos tienen “cogido por los huevos“, y ya es hora de que nos suelten.

Como todo el mundo sabe, ahora mismo mantenemos muchos frentes abiertos y parece que estemos al borde del abismo. Pero ni el Covid-19 es una emergencia sanitaria ni el cambio climático antropogénico una amenaza ni la inflación ha venido para quedarse ni la guerra de Ucrania algo que no se pueda detener de inmediato. Todas estas “mamarrachadas” forman parte de un plan perfectamente orquestado para reestructurar completamente el orden socio-económico mundial.

Lo que ocurre realmente, es que las élites financieras saben de sobra que el actual sistema financiero está quebrado y ha llegado a un punto de no retorno. Como no podría ser de otra manera, si no quieren que su fortuna y sus privilegios se vayan por el retrete, deben actuar –y de hecho están actuando- rápidamente para controlar este colapso ineludible, a fin de proteger el corrupto sistema financiero que les ha mantenido en el poder.

Ahora sabemos que el Covid-19 no ha sido más que un engaño para acometer el Gran Reinicio del FEM; que el cambio climático antropogénico es un suculento negocio y una tapadera para acrecentar las restricciones; que la guerra de Ucrania es la excusa perfecta para crear escasez y la inflación la manera más sutil de arrebatar la riqueza a las masas.

El engaño es de tal envergadura, que ineludiblemente el pueblo debe tomar cartas en el asunto y reaccionar para acabar con este delirio. Este  magnicidio planetario, perpetrado por un puñado de psicópatas degenerados, debe terminar y cuanto antes mejor. Tenemos que mentalizarnos de que nada dura eternamente, así que este puñado de psicópatas multimillonarios, ávidos de poder y riqueza, tienen los días contados y tarde o temprano desaparecerán.

Todos estos “tinglados” forma parte del mismo negocio destinado a seguir engordando los bolsillos de los insaciables mega ricos, y de paso deshacerse de los que hasta ahora eran considerados “tontos útiles”, a los cuales la tecnología ha convertido en “tontos inútiles”

Pero los “tontos útiles o inútiles” no somos nada de eso. Si despertamos y nos empoderamos, podemos detener el “sueño” genocida y transhumanista de los fanáticos dementes del FEM. Ellos saben -tal y como ha calculado la ingeniería social- que solo tienen 8 años más para ejecutar su plan antes de que las masas despierten. Y despertarán, no lo dudes. De lo único que hay que asegurarse es que el despertar no llegue demasiado tarde. 

1 comentario:

  1. El antepenúltimo párrafo es el meollo del asunto...discurramos.

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