sábado, 10 de febrero de 2024

EL “PUEBLO SOBERANO” NO HACE NADA PARA EVITAR SU EXTERMINIO Y ESCLAVITUD

Que los humanos estamos sometidos mediante un sofisticado y complejo sistema de dominación no debería ser ningún secreto para ninguno de nosotros. Multitud de entidades privadas, arropadas bajo el paraguas de la ciencia, la cultura o la medicina, más la labor propagandística de los medios de comunicación nos han llevado a un estado de dominación completo, mucho más efectivo que el que tradicionalmente se conseguía por la fuerza de las armas.

Organizaciones e instituciones no gubernamentales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Foro Económico Mundial (FEM), la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Alianza para la Vacunación (GAVI), la Unión Europea (UE) o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre otras, más los cómplices de esta enorme “conspiración abierta”; es decir, los gobiernos de los Estados del mundo que se han convertido en títeres de estas fuerzas ocultas,  están contribuyendo al genocidio de los pueblos.

La gobernanza mundial ya es una realidad. La Agenda 2030 de la ONU se ha impuesto a todas las naciones para impulsar el plan de exterminio masivo y la esclavización definitiva de la humanidad sin que ningún país oponga resistencia. Esto no es ninguna exageración, ya que no hay país en el mundo que haya anunciado su deseo de abandonar dicha Agenda y mucho menos la ONU.

Las señales están por todas partes. Sin embargo, parece que el único que no se entera de lo que está pasando es el “pueblo soberano”, que sigue votando elección tras elección a los mismos políticos que le están arruinando la vida.

Tenemos ante nosotros una conspiración real dotada de formidables medios políticos, técnicos y financieros y aquí nadie parece darse cuenta. Desde el año 2020, esta pesadilla, que lleva instalada entre nosotros desde hace décadas, está progresando a una velocidad de vértigo. De hecho, pudimos ver cómo la “crisis del coronavirus” desencadenó toda una serie de soluciones totalitarias de delirios esperpénticos, muchos venidos para quedarse.

Estas nuevas soluciones totalitarias están dadas por los nuevos magos de hoy en día llamados “expertos”. Los aproximadamente 5 ó 6 mil canales de televisión de todo el mundo no hacen otra cosa que consultar “expertos” para difundir su mensaje. Y lo mismo hacen los gobiernos: consultan a los “expertos” cualquier cosa, dando por hecho que su opinión es irrefutable. Y claro está, han proliferado como setas.

Es evidente que reducir drásticamente la población mundial no es una solución ética para abordar los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Por eso, las élites tratan de disfrazar esta realidad inventando problemas donde no los hay, como el cambio climático, una pandemia o la escasez de recursos, para luego ofrecernos las llamadas “soluciones sostenibles”.

Todas las políticas y los programas que promueven la educación sexual, el acceso a anticonceptivos, el empoderamiento de la mujer, el desarrollo económico equitativo y la promoción de prácticas sostenibles en agricultura, energía y uso de recursos van encaminados descaradamente a reducir la población mundial. Si a eso le sumamos la falta de acceso a servicios de salud, la pobreza extrema y la paupérrima educación tenemos la fórmula perfecta para llevar a cabo el ansiado exterminio.

La situación es peor de lo que la gente cree, ya que Schwab y compañía quieren implantar su agenda cuanto antes. Lo lamentable, es que esto está sucediendo ante los ojos de las propias víctimas sin que sean capaces de identificarlo. Por lo tanto, no sólo lo consienten, sino que incluso están colaborando con este genocidio sin saberlo.

El mal llamado “pueblo soberano”, y digo mal llamado porque de soberano no tiene nada, no es más que una masa de gente ignorante, cobarde y, por qué no decirlo, bastante idiota. Porque hay que ser muy idiota para no ver lo que han hecho con nosotros estos últimos cuatro años y a dónde nos quieren llevar.

Ahora los medios de comunicación copan todos los espacios informativos con las protestas de los agricultores bloqueando media Europa. Algunos ven en ello un atisbo de esperanza. Sin embargo, estas protestas no son otra cosa que más de lo mismo, ya que han sido deliberadamente alentadas por el poder para seguir avanzando en su agenda.

¿Hasta cuándo va a seguir ignorando el “pueblo soberano” que las huelgas y manifestaciones son una herramienta del poder y no un derecho de los ciudadanos? Es una jugada maestra: nos fastidiamos entre nosotros mismos para protestar por las políticas que nos impone el Gobierno.

Porque, digo yo, ¿a santo de qué estos agricultores, que están en su derecho a quejarse, tienen que perjudicar a otros ciudadanos como ellos? Imagina una persona que tiene cita para una operación y no puede llegar al hospital por estar bloqueado en la carretera, ¿por qué tiene que pagar esa persona las consecuencias del conflicto entre el Gobierno y los agricultores? ¿No sería más razonable que pagara el Gobierno que es el que ha causado el problema? Al final, como siempre, se llegará a un acuerdo. Evidentemente, estos acuerdos suelen terminar en forma de subvenciones, y una vez que los agricultores acepten el dinero del Gobierno estarán a merced de sus pagadores que, a cambio, les impondrán lo que les plazca. Ya sabes, quien paga manda.

Mientras no comprendamos que la única manera de escapar de esta tiranía es deshacernos de la clase política y toda esa multitud de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, nada cambiará. Porque no se trata de que nos hagan ninguna concesión, no la necesitamos. Se trata de que desaparezcan de nuestras vidas para siempre con sus normas, sus leyes y sus fuerzas represivas. Lo que necesitamos es educación de calidad y acceso al verdadero conocimiento, nada más.

En fin. Mucho me temo que el “pueblo soberano” no sabe lo que le espera y, si lo sabe, parece que se la trae al pairo. De no ser así, no entiendo su postura.

El 18 de febrero de 2024 se celebran elecciones al Parlamento de Galicia. Si el “pueblo soberano” hubiese tomado conciencia de lo que está pasando las urnas deberían estar vacías. Pero me temo que eso no va a suceder y todo seguirá como hasta ahora. Por lo tanto, la Agenda 2030 seguirá adelante hasta lograr sus objetivos de despoblación y control, y el “pueblo soberano” no hará nada para evitarlo. 

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