miércoles, 6 de agosto de 2014

SEAMOS LIBRES (2ª parte de ¿DE VERDAD SOMOS LIBRES?)

Si de verdad queremos acabar de una vez por todas con este el sistema que la élite mundial nos lleva imponiendo desde hace muchos lustros, tenemos que dejar de prestar atención a toda su propaganda mediática, sin la cual no conseguirían sus objetivos.
Pensarás que no se puede vivir en la ignorancia de lo que pasa cotidianamente, pero precisamente eso es lo que hacemos si seguimos su propaganda mediática, ignorar la realidad. Lo que hacemos es centrarnos en lo que ellos quieren, que no es otra cosa que la negatividad, para que sólo tengas presente que vives en un mundo inseguro y que son ellos los que con sus leyes y fuerzas represoras lo hacen más seguro.
Mediante la ingeniería de sistemas ellos nos estudian y manipulan para que pongamos toda nuestra atención en lo que ellos quieren, logrando así todo aquello que se proponen con nuestra más estrecha colaboración. Somos su mejor herramienta y encauzan nuestra fuerza a través de todos los recursos mediáticos de que disponen.
Nos pasamos muchas horas mirando una pantalla de televisión, oyendo la radio e incluso leyendo algún periódico digital y, querámoslo o no, nuestra mente está siendo constantemente bombardeada con mensajes subliminales sin que seamos capaces de percatarnos de ello.
Atrapan nuestra atención mediante noticias llamativas sobre  guerras, asesinatos, violencia de género, violaciones de niños, atentados terroristas, integrismo islámico, precariedad laboral y corrupción –mucha corrupción-.
Estas noticias suelen ocupar más del 80% en cualquier noticiero de la televisión. Con ellas, logran focalizar toda nuestra atención y mantenernos permanentemente cabreados y así crear ese mundo ideal, para ellos, donde reine el caos y, sobre todo, el miedo. Y ya se sabe “a río revuelto ganancia de pescadores”. 
Afortunadamente hay mucha gente (aunque todavía no la suficiente como para acabar por completo con sus planes) que se ha percatado de esta manipulación a través de los medios y están enfocando su atención de forma más positiva y creando una realidad distinta de la que fueron programados. 
Tú también puedes lograrlo si apagas tu televisión, no entras en sus páginas webs de noticias, dejas de mirar constantemente la pantalla de tu teléfono móvil, no escuchas la radio, no acudes a sus eventos de ocio como el futbol, superproducciones de películas, macroconciertos, etc. En definitiva, todos aquellos medios que logran desviar tu atención y distraerte de lo que realmente es importante, que no es otra cosa que tú y tus semejantes.

martes, 5 de agosto de 2014

¿DE VERDAD SOMOS LIBRES?

Desde el momento en el que empezamos a vivir en un mundo tecnológico, sólo es cuestión de tiempo -a lo sumo algunas décadas- para que las clases inferiores de la sociedad sean capaces de dar la vuelta a la tortilla a la actual jerarquización de poder”. De esto es de lo que, hace varios lustros, se dio cuenta la élite dominante y, desde entonces, se está defendiendo con toda su artillería pesada para que esto no suceda.
¿Entiendes ahora el por qué a las clases más bajas de la sociedad les cuesta tanto prosperar?
El arma principal que utiliza la élite para que las clases inferiores lo sigan siendo es la educación; o mejor dicho, la falta de educación.
La educación de hoy día a las clases bajas de la sociedad es de lo más elemental; o lo que es lo mismo, la educación dada a las clases inferiores es de lo más pobre posible, de manera que la brecha entre el conocimiento de las clases superiores y la ignorancia de las clases inferiores es tal, que los temas importantes son incomprensibles para las clases inferiores.
De esta manera las clases inferiores no podrán cuestionar jamás a las clases superiores y, además, quedarán aislados de estos, dado que, como ya he dicho antes, los grandes temas  permanecerán incomprensibles para ellos. Con tal falta de conocimientos es casi imposible salir del gueto en el que les ha tocado vivir, y de hecho, ellos mismos tienen poca esperanza de que esto suceda.
Debido a los escasos conocimientos de las clases inferiores, estas se ven obligadas a esclavizarse de por vida a un trabajo monótono, rutinario, mal remunerado y en muchas ocasiones extenuante y agotador. Esta forma de esclavitud es esencial para mantener el nivel de vida de las clases superiores, así como el de salvaguardar un cierto orden social y, sobre todo, el de proteger la paz y tranquilidad de las clases superiores dirigentes.
¿Y cómo se puede lograr esto? Pues muy sencillo, con la llegada de cada individuo al colegio. Aunque antes existe una primera fase, de la que se encargan sus progenitores –pues han sido programados para ello- en la que se les predispone a aceptar órdenes y normas, utilizando para ello la estrategia del premio o castigo y, por ende, inculcándoles desde la más temprana edad el sentimiento del miedo.
Como de todos es sabido, en los países llamados desarrollados la educación es obligatoria. Y claro está. Una vez llega el niño por primera vez al colegio está perdido. En el colegio se le sabotea toda actividad mental (ya sabes: esto no se dice, esto no se hace, esto no se toca)
Se le aplican programas educativos de pésima calidad, enseñándole solamente lo básico para poder desenvolverse en la franja más baja de la sociedad, por lo tanto, no se pondrá mucho énfasis en enseñarle matemáticas, lógica, sociología, economía, diseño de sistemas, metafísica, etc… en definitiva, se trata de anular por completo su creatividad.
Otra cosa importantísima, en la que ahondar desde la más tierna infancia, es la de incentivar al máximo sus emociones, de tal manera que, de ahora en adelante y para el resto de su vida, anteponga los sentimientos a la razón y reflexión.
Por último, y durante el transcurso de toda su vida, se le someterá incesantemente a distracciones banales. Distracciones, por otra parte, en las que no intervenga ninguna actividad mental. Un ejemplo de esto lo tenemos en el futbol. No se necesita ser muy listo para entender las 4 reglas del juego y tampoco necesita de ningún esfuerzo mental, así que la gente puede tirarse horas y horas viendo futbol. El futbol se ha convertido en “una religión” para las clases más bajas de la sociedad.
A cualquiera de nosotros, todo esto que he mencionado, nos parecerá que no es nuestro caso, que nosotros hemos ido a un buen colegio, e incluso a la universidad y que no somos tan ingenuos e ignorantes como para dejarnos manipular. Pues bien. ¿Cuánta gente entiende de verdad la sección de economía de cualquier periódico? O si ir más lejos ¿Cuánta gente entiende la factura de la luz? ¿Cuántos sabemos cómo se crea y se expande el dinero a través de préstamos? ¿Sabemos algo sobre tecnología avanzada? ¿Entendemos las posibilidades reales de un ordenador y un teléfono móvil?  ¿Conocemos en profundidad cómo funcionan las instituciones de nuestro gobierno o de la Unión Europea? ¿Qué sabemos en realidad de la verdadera historia? ¿Sabemos algo sobre los Masones, el Club Bildelberg, la Trilateral, el Comité de los 300, los Skull and Bones, etc.? ¿Y de Astronomía, de sociología, de Ingeniería de Sistemas, de Matemáticas….?
En fin. Me temo que si fuésemos sinceros con nosotros mismos reconoceríamos que verdaderamente los conocimientos de la mayoría de nosotros dejan mucho que desear y lo que realmente somos es “fotocopias” unos de otros, después de haber pasado, en el transcurso de nuestra vida, por los diferentes módulos de “educación”
O si no, por qué no nos hemos cuestionado nunca si somos monógamos o polígamos. Hemos aceptado que somos monógamos porque nos lo han inculcado así. Tampoco nos hemos cuestionado si queremos trabajar o no, no tenemos otra opción, salvo la de ser un indigente. Y así en prácticamente todas las actividades de nuestra vida. Alguien ya decidió por nosotros y nos programó para hacer lo que hacemos.
El ser humano, como ser inteligente que es, dispone en realidad de un potencial enorme pero, paradójicamente, cada día tenemos menos posibilidades de desarrollarlo, salvo algunos privilegiados. ¿Y por qué? Porque el gran avance tecnológico, del que disponemos en nuestros días, no está al alcance de todos y, además, es usado por las clases dirigentes para manipularnos y programarnos.
Hoy en día cada uno de nosotros estamos aportando un sinfín de datos de nuestra vida e intimidad sin ser conscientes de ello (cuando compramos en un supermercado, cogemos un avión, realizamos cualquier transacción financiera, ponemos un e-mail o utilizamos el WhatsApp, vamos al médico, vemos la televisión, oímos la radio, etc.)
Pues bien. Todos estos datos son minuciosamente recogidos por los analistas de sistemas e introducidos en programas específicos de ordenador para posteriormente poder programar, con un margen mínimo de error, cómo será nuestra vida en un futuro a corto, medio e incluso me atrevería a decir a largo plazo. Así que, bajo mi punto de vista, la única salida que tenemos es el conocimiento, por eso nos lo tienen vetado.

No te dejes engañar. Lo importante no es un buen puesto de trabajo que te permita “comprar, comprar y comprar y volver a comprar” una buena casa, un buen coche, ir de vacaciones, cenar en buenos restaurantes. Eso no es más que una trampa para que no utilices tu principal don, tu creatividad, o sea, tu inteligencia. Porque esa si te hará libre.