domingo, 26 de junio de 2016

BREXIT: ERROR DE CÁLCULO

La victoria del Brexit en el Reino Unido ha provocado un tsunami financiero sin precedentes en todo el planeta, por un acontecimiento tan simple y tan absurdo como este.
Seamos serios. Que un país quiera salirse de un “Club” –en el que no está a gusto- no es motivo para desencadenar todo este caos. Cuando un matrimonio se rompe, por supuesto, hay daños colaterales y sin duda tiene consecuencias, pero no se lleva por delante a los 100 ó 150 miembros de ambas familias (las de ella y las de él) y mucho menos al resto de familias que viven en su ciudad.
¿Acaso alguien en su sano juicio es capad de creerse que 17,4 millones de británicos pueden colapsar la economía mundial por un simple “no quiero estar en la UE”?
Lo primero que tendríamos que analizar es por qué hay quien quiere irse de la UE. Porque cuando uno está a gusto en un sitio no se va; así de simple. Entonces: ¿No será que todas esas bondades y ventajas de pertenecer a ese Club verdaderamente no lo son tanto? O al menos para una parte de países o, mejor dicho, de ciudadanos, ya que aunque pertenezcamos a un mismo país la fiesta no es igual para todos.
Hacer un análisis ahora de las ventajas y desventajas de pertenecer a la UE de cada país sería largo, complejo y tedioso, por lo que no voy a entrar en ello. Simplemente haré un análisis, a groso modo, desde el sentido común.
El Reino Unido se incorpora a la UE en 1973 y, desde entonces, ha hecho dentro de la Unión lo que le ha dado la gana (como no formar parte del Espacio Schengen ni del Euro) ¿Y por qué? Pues sencillamente porque la Corona Británica es uno de los pilares más importantes del Establishment mundial y no le gusta que los demás traten de imponerle sus normas.
Pues bien. Dicho esto, veamos qué ha pasado con el Brexit.
Lo primero que tengo que aclarar es que cuando un gobierno realiza un referéndum lo hace a sabiendas del resultado que espera de antemano: nadie debería ser tan ingenuo de pensar que verdaderamente se le da la palabra al pueblo para tomar decisiones a través de referéndums.
Cuando el señor Cameron se presentó a las elecciones, nadie le daba como ganador. Pero entonces utilizó la convocatoria del referéndum sobre estar dentro o fuera de la UE, con fines electorales y, no sólo las ganó, sino que lo hizo con mayoría absoluta. Paradojas de la vida, ni él mismo se cree aun el resultado. Además, no olvidemos que, por muchas promesas que haya hecho el señor Cameron, el referéndum no es vinculante y ya veremos al final qué pasa.
El Brexit, que no ha podido ser detenido como era su objetivo, mediante el asesinato de la diputada Jo Cox, por un cálculo erróneo en el día que tenía que haberse producido (lo hicieron dos días antes de lo idóneo para sus planes) pone en grave peligro la supervivencia de la UE, ya que empiezan a oírse voces en otros países como Holanda, Francia, Italia, Polonia, etc., que también quieren un referéndum en ese sentido.
Si el proyecto de la UE se derrumba es más que probable que se lleve consigo tratados tan importantes como el TTIP, el TPP y otros grandes proyectos de integración globalista, que son fundamentales para conseguir el tan ansiado Nuevo Orden Mundial y con ello  un gobierno unificado para toda la humanidad.
Por eso se está produciendo toda esa campaña mediática del miedo.
Ya vimos, después de conocer el resultado del referéndum, la reacción en cadena que se produjo en todo el mundo, con caídas espectaculares de las bolsas, devaluaciones de divisas, bajada del precio del petróleo, subida del oro, etc. Todo este caos no ha sido más que un “aviso”, de quien verdaderamente controla los mercados y con ello la economía mundial, de lo que nos espera si no hacemos lo que ellos quieren.
Que bancos como el Santander o el BBVA, al igual que los bancos italianos, sufrieran caídas del 20% no tiene nada que ver con el Brexit. La justificación oficial, sin embargo, es la exposición que tienen estos bancos a la deuda: menuda novedad.
Pero seamos serios: ¿verdaderamente cambió algo de un día para otro? La respuesta, obviamente, es NO: nadie ha echado al BSCH ni al BBVA del Reino Unido (y sin embargo sus acciones se desplomaros un 20%) tampoco se ha despedido a ningún europeo que trabaja en el Reino Unido, ni repatriado a los jubilados británicos residentes en la Costa del Sol…. Todo esto no es más que para meter miedo a todos aquellos que se les ha ocurrido discrepar de lo que la élite tiene dispuesto para nosotros.
El Brexit debería ser una buena noticia para todos. Porque lo que verdaderamente ha votado el Reino Unido es simplemente abandonar ese nuevo paradigma, impuesto desde los años 80 por los neoliberales, y volver al modelo anterior, donde cada nación era soberana, había trabajos mejor remunerados, la banca estaba regulada, y, en general, el trabajador estaba protegido por convenios decentes. En definitiva: con su voto han dicho no a la globalización.
La gente está harta de mentiras: de que se les diga que se está creando empleo (cuando es dificilísimo encontrar empleo y el que lo consigue no gana ni para pagar el alquiler) También está cansada de oír que no hay inflación (cuando la realidad es que cada día suben más los precios de alimentos, luz, agua, sanidad, educación, etc.)
Lo que ocurre en la UE es que está empezando a haber mucha gente que ya no traga con la propaganda de las ventajas de la Unión. La globalización que se nos está imponiendo es únicamente para que se muevan a sus anchas por el mundo los bancos y las grandes corporaciones. Para el resto; o sea, las personas, el mundo sigue siendo igual. Bueno, bajo mi modesta opinión, peor: con más control y sometimiento.
La UE se fundó como experimento pionero para llevar a cabo los planes de las élites de globalizar el mundo. He de decir que la globalización, bien entendida, sin duda sería un gran beneficio para la humanidad, pero no la globalización que pretende imponer esta élite a través del Club Bilderberg, el CFR (en español: Consejo de Relaciones Exteriores) Skull and Bones, y tantas otras instituciones privadas controladas por ellos.
Ahora bien: ¿y si esto no es más que otra burda mentira para, por ejemplo, pinchar la burbuja financiera y la burbuja inmobiliaria londinense?
Los bancos centrales llevan manipulado el mercado de deuda, la bolsa y el mercado inmobiliario hasta niveles absolutamente desproporcionados que no se corresponden con la realidad. Es sector financiero se ha convertido en un monstruo de siete cabezas al que de vez en cuando hay que cortarle una. La flexibilización cuantitativa, el apalancamiento y la deuda no han hecho más que enriquecer a los más ricos y empobrecer -si es que aun se puede- a los más pobres. Entonces: ¿será que han decidido generar una nueva crisis? Ya veremos
En lo que respecta a nuestro país el Brexit no debería suponer ningún problema, ya que lo único que tendremos que hacer es negociar nuevos acuerdos, tanto económicos como políticos, con el Reino Unido (por cierto, como se ha hacho siempre) y nada más.
Lo que si se hará es utilizar el Brexit tanto en las elecciones como después de las elecciones en España. Probablemente el Brexit le de más votos al PP y puede que sean suficientes para formar gobierno. De no ser así, ya tienen la excusa perfecta para llegar a ese gran pacto PSOE-PP, bajo el pretexto de “garantizar la máxima estabilidad ante los graves desafíos externos e internos que afrontará España a consecuencia del Brexit”

lunes, 20 de junio de 2016

ATRAPADOS POR LA VIOLENCIA

El mundo se ha convertido en un lugar lleno de cretinos. Esto no supondría ningún problema si no existiera eso que llaman democracia, que hace que esta mayoría sea quien verdaderamente va a decidir sobre nuestras vidas. ¿Entiendes ahora por qué ese empeño en democratizar a todos los países del mundo?
La mayoría de los acontecimientos que vemos diariamente en los medios de comunicación masivos no son por casualidad. Son noticias dirigidas hacia toda esa masa de cretinos que luego revierten en la sociedad de la manera esperada.
¿Alguien cree que la violencia en el Europeo de fútbol de Francia es consecuencia del fútbol? ¿Qué los grupos encapuchados radicales anti sistema, que revientan las manifestaciones, existen por casualidad? ¿Qué el terrorismo nació de la mano de cuatro chiflados descontentos?
El mundo se ha transformado en un lugar en el que, según Henry Giroux, -autor del libro “América en guerra consigo misma”- la violencia es la única forma de placer. Esto quiere decir que el mundo está saturado de violencia, llegando a ser en algunas culturas -caso de las “maras” de Honduras- más importante que la religión.
La violencia hoy en día es el principio fundamental por el que se rige la sociedad civil en todas sus manifestaciones, ya sean sociales, políticas, religiosas, deportivas, espectáculos, cine, juegos, etc.
La violencia ha pasado a ser el mediador definitivo a través del cual resolvemos todos nuestros problemas: violencia mediante la guerra, violencia policial, violencia callejera, violencia verbal, violencia emocional, violencia de género, etc.
Aunque bien es verdad que siempre ha existido violencia, esta no viene de fábrica incorporada en nuestros genes. La violencia ha sido, desde siempre, muy sutilmente inculcada en nosotros desde la más tierna infancia. Pero es ahora, en nuestras sociedades modernas, donde se ha convertido en el arma fundamental utilizada por las élites para nuestro propio control y sometimiento.
Creámoslo o no, hoy en día los grupos de poder están utilizando la violencia para dirigir a la sociedad hacia donde ellos quieren. Se trata de hechos violentos que, aunque no se pueda demostrar que hayan sido orquestados por estos grupos de poder, apestan a operación de “falsa bandera” (Wikipedia: operación encubierta llevada a cabo por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñada para aparecer como si fuera realizada por otras entidades)
Un ejemplo claro fue la famosa “Operación Gladio”, descubierta el 24 de octubre de 1990 por, entre otros, Giulio Andreotti. Gladio fue una organización terrorista anticomunista secreta desarrollada en Europa Occidental y apoyada y financiada por la CIA. Si hace 40 años nos hubieran dicho que los brutales atentados terroristas que azotaban Europa, y que eran achacados sistemáticamente a anarquistas y comunistas, en realidad eran realizados por una alianza de grupos de extrema derecha, gobiernos al servicio de la OTAN, la CIA y una logia masónica vinculada al vaticano, no lo hubiéramos creído. Durante la “Operación Gladio” fueron realizados diferentes atentados de “falsa bandera” -como el de la estación de Bolonia, en Italia- para desacreditar la imagen pública de partidos políticos al señalarlos falsamente como los autores del ataque.
A lo largo de nuestra historia más reciente, son múltiples los casos documentados y comprobados de “falsa bandera” como, por ejemplo, los cuatro que cito a continuación:
La masacre de Katyn: En 1940 Stalin ordenó a su policía secreta que ejecutara a 22.000 ciudadanos polacos, entre ellos oficiales del ejército polaco, policías, intelectuales y otros civiles, para falsamente culpar de ello a los nazis. El actual presidente ruso, Vladimir Putin, el ex líder soviético, Mijaíl Gorbachov y el Parlamento ruso, lo admitieron públicamente.
Gaddaffi terrorista: Un agente del Mossad admitió que, en 1984, el Mossad colocó un transmisor de radio en el complejo de Gaddafi en Trípoli, Libia, que transmitió comunicaciones terroristas falsas, registradas por el Mossad, con el fin de mostrar a Gaddaffi como partidario del terrorismo. Ronald Reagan bombardeó Libia inmediatamente después.
Guerra de Irak: Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos admiten ahora que la guerra de Irak fue realmente provocada por el petróleo y no por las armas de destrucción masiva, que nunca se encontraron.
Guerra de Siria: Fuentes estadounidenses de alto nivel reconocieron que el gobierno turco, un país miembro de la OTAN, llevó a cabo los ataques con armas químicas de los que se culpó al gobierno sirio de Bashar al Assad.
Pues bien. Después de haber visto todo esto yo me pregunto: ¿es acaso un acto de “falsa bandera” el  asesinato de la parlamentaria laborista británica, Jo Cox? Deberíamos hacernos una serie de preguntas al respecto como, por ejemplo: ¿Quién ha asesinado a esta mujer? ¿Por qué? ¿Alguien se beneficia de ello? ¿Hay dinero de por medio?
Es muy sospechoso que en medio de la campaña del referéndum sobre el Brexit (en el que las encuestas dan como ganador a los partidarios de salir de la UE) se asesine a una parlamentaria “dulce y tierna” defensora de los refugiados y, lo más importante, favorable a ultranza de seguir en la UE.
La noticia ha sido muy impactante a nivel emocional. El hecho de que el autor sea un tipo relacionado con la extrema derecha radical, que ataca con violencia a una dulce mujer pacifista defensora de la permanencia del Reino Unido en la UE, da que pensar. Si a esto le unimos la inadmisible violencia desplegada por los hooligans –según dicen radicales de extrema derecha- en Francia, durante la Eurocopa de fútbol, con los cuales se podría relacionar al agresor, tenemos la conjuración perfecta para manipular a las masas británicas. De esta manera, ese porcentaje de indecisos votarían a favor de la permanencia, ya que de hacer lo contrario sentirían un tremendo sentimiento de culpa, pensando que votan lo mismo que ese asesino o los hooligans de extrema derecha con los que se le relaciona.

Bueno, pues, si esto es así, parece que empieza a dar sus frutos. Al día siguiente del asesinato de Jo Cox, las encuestas, como por arte de magia, se dieron la vuelta y ahora dan como ganador a los partidarios de seguir en la UE.
Todos sabemos que hay ciertas etiquetas que cuando te las colocan quedas desprestigiado y pierdes toda credibilidad. Me refiero a etiquetas tales como radical de extrema derecha o de extrema izquierda, conspirador, anti sistema, etc.
No seamos ingenuos. Que los británicos estén o no en la UE sólo les interesa a los de siempre, que no son otros que los especuladores de derivados, con Goldman Sachs a la cabeza. A los ciudadanos de a pie europeos y, por supuesto, a los del resto del mundo, se la trae al pairo. Entre otras cosas porque los británicos actualmente “están” pero “no están” en la UE (no forman parte, por ejemplo, del Espacio Schengen ni del Euro)

No hay lugar a dudas de que la violencia se ha convertido en un arma muy eficaz. Probablemente –como en tantas y tantas ocasiones- esto nunca se pueda demostrar, pero al final siempre es lo mismo: intereses económicos-geopolíticos, que terminan convirtiéndose en dinero y, como consecuencia, en poder.

lunes, 13 de junio de 2016

POR QUÉ VOLVERÁ A GANAR EL PP LAS ELECCIONES

Está claro que este ridículo juego de la democracia es para mentes adormecidas, individuos ingenuos y buena gente “bien pensada” en general.
Se acerca la fecha del 26-J -en la que el pueblo español volverá a pasar por las urnas- y todo parece indicar, según vaticinan las encuestas, que el PP repetirá como ganador de los comicios. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que un partido con ese grado de corrupción vuelva a obtener la confianza de la mayoría de los españoles? ¿Acaso la mayoría de los españoles somos corruptos? Pero hay todavía una cosa que me preocupa aun más y que a nadie parece importarle: que si se repitieran las elecciones 100 veces, 100 veces las volvería a ganar el PP.
¿Y por qué gana las elecciones el PP?
Desde la llegada de la crisis, en 2008, el PP ha sido el partido que mejor ha sabido rentabilizar la crisis en su propio beneficio, ya que, en política, la estrategia del miedo es la que mejor funciona, y eso el PP lo borda.
En las últimas elecciones de diciembre de 2015, de los 25.350.447 votantes 9.280.639 se abstuvieron, lo que supuso que 16.069.808 votantes decidieran el espectro político del país, que quedó de la siguiente manera: PP 7.215.752 votos; PSOE 5.530.779 votos; PODEMOS (que engloba a Podemos, En Comú Podem, Compromís-Podemos-és el moment y En Marea) 5.189.463 votos y CIUDADANOS 3.500.541 votos. Luego están los partidos nacionalistas, y otros muchos minoritarios, de los que no vamos a hablar aquí.
Analicemos ahora de dónde le viene el voto a cada uno de ellos:
CIUDADANOS: es la “marca blanca” del PP. Su voto llega directamente de los desencantados del PP que buscan en Ciudadanos algo más de honradez.
PODEMOS: se nutre fundamentalmente del voto de la población más joven, que se ha quedado sin futuro por las políticas neoliberales aplicadas en España durante estas dos últimas décadas. También tienen prácticamente el voto asegurado de todos los indignados.
PSOE: el votante socialista es básicamente clase trabajadora de izquierdas. Aunque aún conserva la fidelidad del “viejo socialista”, la fuga de votantes es evidente, debido esencialmente a las políticas neoliberales llevadas a cabo durante la legislatura de Zapatero.
PP: este partido, no olvidemos, es la herencia del franquismo. Su voto se lo da –como no podría ser de otra manera- prácticamente toda la clase adinerada de España. Pero ese voto no es suficiente; entonces: ¿de dónde salen los más de 7 millones de votantes del PP? Y aquí está es “quid de la cuestión”. El voto mayoritario del PP le viene directamente de los ancianos españoles. De los 11 millones de ciudadanos mayores de 60 años, aproximadamente la mitad son votantes incondicionales del PP. Unos añoran el franquismo y otros son simplemente ancianos ignorantes (con todos mis respetos) que están “cagaditos” de miedo y son fácilmente manipulables.
Pues así están las cosas. Mientras no cambie demográficamente la población española o de una vez por todas se una la izquierda de este país (incluyendo la izquierda del PSOE auténtico, y no ese PSOE que refundó Felipe González) tendremos PP para rato.
Lo que desde luego nadie le ha dicho a esos ancianos es que ese PP, al que ellos votan, ha retirado del Fondo de Reserva de la Seguridad Social (la denominada hucha de las pensiones) un total de 37.701 millones de euros desde el año 2012 al 2015, lo que deja el remanente financiero actual en 39.520 millones. Eso significa que, de continuar con este ritmo de extracciones, ese Fondo -concebido como un salvavidas financiero para tiempos de crisis- se agotará en poco más de tres años.
Pero la retirada de ese dinero no se ha hecho precisamente para financiar las pensiones. En un artículo del diario alemán Deutche Wirtchaftsnachrichten, del 3 de abril de 2013, se decía que el Gobierno español estaba comprando deuda pública utilizando para ello el fondo de la hucha de las pensiones. Es decir, que el Gobierno del PP ha estado poniendo en el mercado deuda soberana que luego él mismo compraba con el dinero de la hucha de las pensiones. Patético ¿verdad?
Por otra parte, desligar el incremento de las pensiones al IPC, e  incrementar una ridícula subida anual del 0.25%, es sencillamente bajar las pensiones cada año.
Bueno. Pues a ver quien le va a decir luego a esos ancianos, votantes del PP, cuando la inflación se coma su maltrecha pensión y no les de para pagar el recibo de la luz, que eso ha sucedido así gracias a su inestimable colaboración.
Es tal la incongruencia de eso que algunos llaman democracia, que resulta que el futuro de un país como este lo decide un puñado de viejos miedosos e ignorantes (con perdón)
Mientras no haya una educación de calidad para todos y el dinero fiduciario -una de las claves de la dominación del “establishment” mundial- deje de ser  la mayor de las ficciones del sistema, la democracia nunca existirá.
Comprender los mecanismos de la flexibilización cuantitativa, el sistema de reserva fraccionaria, los engranajes de la deuda soberana y el apalancamiento, así como el control, por parte de las grandes corporaciones, de los recursos de todo tipo (energéticos, alimentarios, etc.) es esencial para entender el funcionamiento del sistema. Si entendiéramos esto, no nos dejaríamos engañar tan fácilmente y podríamos crear más igualdad en el sistema. Entre otras cosas, por ejemplo, vinculando los salarios a la oferta monetaria  y no a la inflación, ya que la oferta monetaria nos afecta a todos por igual. Por tanto, si la oferta monetaria sube un 20% ó 25%, no veo yo por qué los salarios no deberían hacerlo en la misma proporción y no subir un miserable 1%. Es por cosas como esta que la brecha entre ricos y pobres cada vez es mayor.
Pues bien. El hecho de que toda esta mecánica escape por completo al conocimiento de la mayoría de la población, nos muestra el grado de calidad de las democracias que padecemos.
Por otra parte, que yo critique en este artículo al PP no quiere decir que esté a favor de los demás. Sigo pensando que los partidos políticos son una tomadura de pelo, la democracia la dictadura de las mayorías y, como ya he dicho en múltiples ocasiones, las mayorías son fundamentalmente estúpidas. Por lo tanto, bajo mi punto de vista, da igual a quien votes; al final todo se reduce a que vas a ser gobernado, sea por “gatos blancos”, “gatos negros” o “gatos pardos”. En definitiva: que, como siempre,  van a ser otros los que deciden por ti.

lunes, 6 de junio de 2016

HACIA UN MUNDO "CIBORG"

Con la aparición de la tecnología ha llegado a nuestras manos una cantidad de instrumentos y de plataformas que hace 50 años no existían. La proliferación de teléfonos móviles, ordenadores, tablets, smartphone, wearables, etc. y la aparición de redes sociales y aplicaciones de todo tipo, están cambiando nuestras vidas de una manera que me atrevería a calificar de muy peligrosa; ¿o no?
Las nuevas tecnologías, evidentemente, pueden ser bien o mal utilizadas. ¿Y por qué digo esto? pues por la sencilla razón de que influyen –y de qué manera- en nuestras vidas.
Estas “inocentes” herramientas están moldeando muy sutilmente nuestras mentes para que, bajo mi punto de vista, aceptemos sin rechistar que vamos a ser controlados las 24 horas del día, los 365 días del año, durante toda nuestra vida.
Sin darnos cuenta está desapareciendo poco a poco nuestra intimidad. Y lo curioso del caso es que somos nosotros mismos los que estamos ofreciendo, a través de estas herramientas, hasta el más mínimo detalle de nuestra existencia. Desde que nos levantamos, hasta incluso cuando dormimos, estas herramientas están divulgando nuestra vida por los confines del mundo. Facebook, Twitter, Linked-in, Pinterest, WhatsApp, etc. cada día saben más de nosotros: desde el día en que nacimos, pasando por dónde trabajamos, quienes son nuestros padres, hermanos y amigos, hasta el último cubata que hemos tomado en el novísimo “garito” de moda.
Se nos vende la idea de que los jóvenes de hoy en día son la generación mejor preparada, y probablemente no les falte razón; pero mejor preparada para qué. Estos jóvenes han nacido y crecido en una sociedad donde mostrar públicamente todo lo que estás haciendo -a cualquier hora del día o de la noche- a todo aquel que quiera verlo, está considerado como normal, y no sólo eso, sino que es la regla general. Mientras que aquellos que no están “conectados” o “enganchados” son presionados socialmente y calificados de analfabetos tecnológicos, antiguos o simplemente desfasados.
Desde los tiempos más remotos siempre ha existido, por parte de una élite, el deseo de controlar a las personas mediante monarquías, dictaduras o cualquier otro tipo de régimen autoritario. Estos regímenes siempre han tratado de que sus ciudadanos o súbditos tengan las mismas ideas, costumbres, actitudes y, por supuesto, especial respeto y adoración por sus líderes. Para ello se han servido de diferentes técnicas represivas a lo largo de la historia. Pero con la llegada de la tecnología esto ha cambiado.
La tecnología va a conseguir el sueño de élites y gobiernos que, mediante el control mental de los individuos,  van a poder modificar y programar pautas y comportamientos en los seres humanos, haciendo de nosotros un rebaño dócil y sumiso, al cual se tiene perfectamente controlado. 
De momento esto que estamos viviendo no es más que el principio. Una primera fase, que consiste en la aceptación paulatina de toda esta nueva tecnología que nos esclaviza y de la que ya no podemos prescindir.
Cada día los instrumentos que utilizamos son más pequeños a la vez que más potentes y fáciles de transportar pero, en un futuro no muy lejano, estos dispositivos serán implantados en nuestro propio cuerpo.
Desde hace varios años se viene advirtiendo, por parte de medios alternativos, que no tardando mucho llegará el día en que a todos los ciudadanos del mundo nos será implantado un “microchip”. Aunque, bien es verdad, que la mayoría de la gente que ha oído hablar de ello no sólo no lo cree, sino que considera que estas afirmaciones son una fábula conspiranoica.
Todo comenzó en la segunda guerra mundial cuando la Armada Británica utilizó por primera vez la tecnología de identificación por radiofrecuencia RFID (siglas de Radio Frequency IDentification) para identificar sus propios aviones y protegerles del fuego amigo.
La tecnología de identificación por radiofrecuencia RFID es una tecnología que permite el almacenamiento, localización e identificación por radiofrecuencia de cualquier objeto, producto, animal o cosa que lleve incorporado un microchip con esta tecnología. Su homólogo más cercano es el Código de Barras pero, a diferencia de éste, la tecnología RFID permite almacenar mucha más cantidad de información y hacerlo de forma remota.
Esta tecnología actualmente se utiliza, entre otras cosas, para la optimización de recursos logísticos, transporte e inventariado de mercancías; para la identificación y localización de animales salvajes, animales de granja y mascotas; está incorporada en el D.N.I., el pasaporte y las tarjetas de crédito; y, por supuesto, forma parte de toda clase de aparatos electrónicos.
De todos es sabido que el ser humano es un animal de costumbres y, en principio, siempre es reacio a los cambios. Por eso, cada vez que se intenta introducir un cambio en su “modus vivendi”, la propaganda ha de ser lo más sutil y atractiva posible.
En el caso que nos ocupa, la justificación y compensación debe ser aun mayor, puesto que lo que se pretende hacer es algo que puede -y de hecho hará- dar un vuelco sustancial a nuestras vidas. Las bondades que se atribuirán a la implantación del microchip pondrán ser muchas: que si es bueno por si raptan o pierdes a un hijo; que puede llevar integrado todo tu historial médico y en un determinado momento salvarte la vida; que no necesitas llaves para el coche  o la casa; que tu dinero está totalmente seguro en el microchip….etc.
Pues bien. Una vez se haya llevado a cabo con éxito la culminación de la primera fase, el siguiente paso será bastante más ambicioso. Habría que preguntarse, por ejemplo, que si el implante en el cerebro de un microchip pudiera curar toda clase de enfermedades y aumentar nuestra capacidad intelectual: ¿aceptaríamos implantarnos “microchips” en el cerebro? Probablemente, y no tardando mucho, oiremos cosas tales como que si en un futuro se pudiera transferir datos e información, de todo tipo, directamente al cerebro nos haría seres extremadamente inteligentes y podríamos dominar técnicas como la telepatía o la telequinesis. Podríamos, por ejemplo, leer un libro en tan sólo unos pocos minutos o resolver ecuaciones con la rapidez y precisión de un ordenador. Pero las implicaciones de estos avances son aun difícilmente predecibles.
Por otra parte, el abuso potencial, por parte de quien detenta el poder, de esta tecnología es también altamente preocupante.
Como ya he dicho antes, existe la certera tentación, por parte de gobiernos y grupos de poder, de que si tuvieran la posibilidad de descargar pensamientos, sentimientos y todo tipo de condicionantes directamente en el cerebro de las personas, lograrían con ello el control total que siempre han deseado sobre la población mundial y ya nunca más tendrían que preocuparse por ningún tipo de sublevación.
Bueno. Parece ser que esto va en serio. De momento, a nadie se le está obligando a aceptar la implantación de ninguna de estas tecnologías en su propio cuerpo. Pero ¡ojo!, esto ya ha empezado. Actualmente en EEUU son numerosas las personas que ya se han dejado implantar un microchip y, lo que es más relevante, Barack Obama es uno de los mayores promotores de esta nueva tecnología. Si esto sigue así –y todo parece indicar que sí- la presión social hará el resto. Prácticamente en unos pocos años el microchip se habrá implantado a la mayoría de la población de los países desarrollados y a quien se niegue a “conectarse” se le considerará un retrógrado que vive anclado en el pasado.
Como acabo de decir el procedimiento de implantación de microchips en humanos ya es una realidad –aunque de momento voluntaria- en muchos países del mundo. Se está utilizando ya en la localización de animales, personas o cosas; para tener acceso a lugares restringidos; para almacenar el historial médico, amén de tomar datos de nuestras constantes vitales,……etc. Esta realidad, que poco a poco va abarcando más campos de nuestra vida cotidiana, hace que esta tecnología se vea como algo absolutamente normal y que no haya, de momento, reacción popular alguna. El siguiente paso será el de implantarlos en colectivos que a priori pudieran considerarse de “riesgo” para el conjunto de la sociedad (refugiados, inmigrantes de países sospechosos de terrorismo, delincuentes habituales, maltratadores, etc.) y no tardando mucho el implante será masivo.
Según vaticinas los expertos en esta materia, en el futuro, la condición “ciborg” (criatura compuesta por elementos orgánicos y electrónicos) será la más común y extendida en el planeta, cosa con la que, por desgracia, estoy totalmente de acuerdo. Deberíamos recordar que hace solamente unas décadas nadie podía imaginar que una persona de 70 años tuviera el aspecto de una de 40 ¿verdad? Pues bien. Con la cirugía plástica se ha conseguido (véase, por ejemplo, el caso de Cher)
Por otra parte, es de esperar que, en un principio, habrá personas reacias a convertirse en “ciborg” y querrán conservarse a toda costa libre de implantes; lo que sin duda dará lugar a enfrentamientos entre implantados y no implantados. Pero mucho me temo que estos enfrentamientos no durarán mucho, ya que estos últimos siempre tendrán las de perder.
Evidentemente esto no sucederá mañana; ni la semana que viene; ni probablemente dentro de un año. Todo este proceso se llevará a cabo de una manera paulatina en el transcurso de varios años o algunas décadas a lo sumo. Pero antes de su completa implantación deberá llevarse a cabo una transformación social, política y económica, que implicará la destrucción total del sistema actual y la construcción de un nuevo paradigma global, en cuyo proceso estamos inmersos actualmente.
Desgraciadamente, la mayoría de la masa aletargada cree que todo esto es fruto de una de tantas fantasías conspirativas; pero no es ninguna falacia. Actualmente hay muchas industrias interesadísimas es esta tecnología y están seriamente trabajando en ello.
Salvo que entremos en un proceso autodestructivo, que nos lleve a todos por delante, todo parece indicar que el futuro pasa irremisiblemente por la implantación masiva de este tipo de tecnología en nuestros propios cuerpos. Por lo tanto, en un futuro no muy lejano, es muy probable que nos convirtamos todos en “ciborg”.
Del mismo modo que los microchips han sido incorporados en todo tipo de utensilios y aparatos como pueden ser electrodomésticos, computadoras, teléfonos, coches, aviones, televisores, relojes, etc. ¿por qué va a ser una utopía que estos microchips lleguen algún día a ser parte de nosotros mismos? Si las noticias que lees en los periódicos ya están empezando a ser redactadas y escritas directamente por una máquina que lleva incorporada esta tecnología ¿por qué no incorporar esta tecnología directamente en los seres humanos?
Otra cosa es el pánico que esto nos provoca dado que las implicaciones y alcances de esta nueva tecnología son actualmente inimaginables. Además, todo nuestro mundo de creencias se vendría abajo, y eso sí nos asusta.

La estrategia fundamental utilizada en este proceso es presentar esta nueva tecnología como un avance tecnológico muy beneficioso para la humanidad –que lo es- sobre todo en el ámbito de la medicina o la inteligencia artificial. Pero también es verdad que existe el firme propósito de hacerse con el control y dominación total de los seres humanos, por parte de los dueños del mundo, y esta tecnología se lo está “poniendo a huevo”.