martes, 20 de diciembre de 2016

“SWS”: EL SOFTWARE QUE CONTROLA EL MUNDO

“Si no tienes nada que ocultar no tienes nada que temer”.
Esta frase se ha convertido en un mantra que escuchamos habitualmente cuando cuestionamos por qué somos espiados. Y si no fuera suficiente para tranquilizarnos, entonces se utiliza el estúpido argumento de que es por nuestra propia seguridad.
Se dice que si un producto es gratuito, al final, el producto eres tú.
Todos nuestros mensajes de correo electrónico, WhatsApp, llamadas telefónicas, transacciones comerciales, pagos realizados con tarjeta de crédito, msn, conversaciones en redes sociales, registros GPS del teléfono móvil y tantos y tantos centenares de datos, que están siendo recogidos de nosotros en cada momento, forman parte de una gigantesca base de datos que contiene una versión digital de prácticamente cada persona que habita el planeta. ¿Sorprendente verdad? Pues es real.
En el año 2004 la Universidad de Purdue, en EEUU, desarrolló un software llamado Synthetic Environment for Analysis and Simulations (SEAS). Este software fue creado para ayudar a las principales compañías de EEUU a llevar a cabo una planificación estratégica; es decir: analizar los gustos del consumidor y preparar una estrategia comercial para venderle lo que sea.
Con el tiempo, la tecnología ha ido avanzando casi de manera exponencial, y con la llegada de los nuevos ordenadores cuánticos y el desarrollo de la Inteligencia Artificial, el SEAS ha dado paso a un nuevo software de simulación, a escala planetaria, llamado Sentient World Simulation (SWS); que traducido al español podría ser algo así como: Sensible Simulación Mundial.
Pues bien. Según parece este simulador es un fiel reflejo del mundo real y puede predecir y evaluar cualquier acontecimiento. O lo que es lo mismo: es capaz de simular por completo el funcionamiento de todo el planeta, con sus 7 mil millones de personas, ante cualquier evento presente y futuro.
Este software está capacitado para simular, por ejemplo, una pandemia a escala planetaria, la tercera guerra mundial, crisis financieras, colapsos económicos, catástrofes naturales, etc., y conocer con total precisión, y de antemano, los efectos y el comportamiento de las personas ante tales acontecimientos.
Esto dicho así parece un “cuento chino” sacado de cualquier teoría conspiranoica, pero no lo dudes, es una realidad a día de hoy y podría dar respuesta, entre otras cosas, a preguntas como estas:
¿Es posible que las noticias que vemos a diario, en todos los medios de comunicación, al unísono, sean diseñadas por este simulador para conducirnos hacia un pensamiento o una actitud determinada?
¿Las políticas neoliberales, llevadas a cabo en todo el mundo, podrían haber sido programadas por este simulador?
¿Son realmente una estrategia del simulador los complejos productos financieros que mueven y condicionan la economía mundial?
¿Y si esa base de datos estuviera siendo utilizada por los gobiernos de los países más desarrollados para llevar a la población a un estado de sumisión total?
Es curioso, pero toda esta serie de tecnología siempre se desarrolla en EEUU. ¿Casualidad? Pues no, ya que EEUU ha sido el país elegido por las élites para ser el ejecutor de sus planes de globalización y control del mundo.
Verdaderamente no sabemos qué tecnología hay detrás de esto y cuan fiable es. Pero hay un montón de acontecimientos, produciéndose por todo el mundo, corroborando la puesta en marcha de este fabuloso simulador, que bien podría haberse convertido en el programador de nuestro futuro.
A estas alturas nadie duda de que nos encontramos inmersos en pleno programa de globalización. Para ello, entre otras cosas, se han creado tres grandes mercados en América, Europa y Asia -a través de los diferentes tratados de libre comercio- que posteriormente serán integrados en un bloque comercial único, creando así un solo mercado compuesto de trabajadores-consumidores a nivel mundial.
No sé si somos conscientes de ello, pero esta revolución tecnológica ha facilitado la expansión de los valores culturales norteamericanos por todo el mundo, con Hollywood como principal promotor. Nuestro planeta se está convirtiendo lentamente en los “Estados Unidos”. Países y grupos enteros de personas están siendo lentamente despojados de su cultura e impulsados a creer que no existe una manera mejor y más segura de convivencia que no sea la promovida por el modelo norteamericano.
El mundo cada día es más conformista: nadie lo duda. Las técnicas de sometimiento de masas están dando sus frutos y no se tardará mucho en conseguir el tan ansiado “mundo feliz”; es decir, la humanidad sometida, bajo su propia voluntad, a los designios  de unos pocos.
Nuestro grado de mansedumbre cada día se acrecienta más y más. Hemos pasado, en tan solo unos pocos años, a perder muchos de los derechos laborales y sociales logrados en el transcurso de siglos de lucha. Del mismo modo nuestro poder adquisitivo ha mermado entre 15-30% en tan sólo 5 años. Y lo preocupante es que lo hemos aceptado con la más absoluta resignación.
Hay un dato que circula por Internet que no sé si será real: En el año 1937 hubo en EEUU un total de 4.740 huelgas y, sin embargo, en 2007 sólo se produjeron 21. Por supuesto, estamos hablando de huelgas no de manifestaciones. ¿Tendrá algo que ver el SWS en todo esto?
A consecuencia de la masificación del planeta, está totalmente demostrado que la mayoría de los ciudadanos del mundo viven actualmente peor que en cualquier otro momento de la historia. Los recursos materiales y avances tecnológicos no llegan más que a una minoría de la población, con lo cual, la vida de la mayoría de los seres humanos no ha mejorado; al contrario, ha empeorado.
Vivimos en una sociedad cada vez más oprimida y esclavizada, llena de leyes y prohibiciones. El control total y absoluto de nuestras vidas es inminente y lo más curioso es que no somos conscientes de ello.
La gente todavía goza de un nivel básico de libertad personal, entre otras cosas, porque aun dispone de dinero en metálico. Pero en el momento en que se consiga implantar el dinero electrónico, digital o como lo quieran llamar, estaremos perdidos.
Después de alcanzado el objetivo de acabar con el dinero en metálico, se pasará a una nueva fase en la que todo nuestro dinero, datos personales, financieros, historial médico, etc., serán introducidos en los diferentes dispositivos electrónicos que portaremos cada uno de nosotros (teléfonos móviles, pulseras, tarjetas, etc.). Por último desaparecerán de nuestras vidas todos los dispositivos electrónicos para incorporar toda la información a un microchip que será implantado en nuestro propio cuerpo.
Evidentemente, con los conocimientos científicos en neurociencias, al tener un pequeño microchip implantado dentro de nuestro cuerpo, podremos ser regulados y manipulados a nivel emocional, lo que dará origen a un nuevo individuo cuyos únicos pensamientos serán los de trabajar, consumir, procrear, comer y dormir, aunque no sé si este individuo ha nacido ya. Y aquí lo tenemos: el sueño de las élites hecho realidad. Bienvenido “mundo feliz”.
Sí. Este es el futuro que nos espera y, como ya te habrás dado cuenta, el SWS -o el que reemplace a este- será fundamental para llevarlo a cabo.
Es indudable que si no dejamos que se nos implante el microchip, esto no sucederá. De la misma manera que todo este proceso se puede retrasar si no desaparece el dinero en metálico. ¿Te das cuenta, entonces, de lo importante que es no caer en la trampa de permitir la desaparición del dinero en efectivo?
Me temo que la implantación del dinero electrónico y la desaparición de efectivo es prácticamente ya una realidad. Actualmente España ha pasado de poder realizar pagos en metálico de no más que 2.500 € a sólo 1.000 €, con la escusa de acabar con el fraude fiscal. Y esto mismo está ocurriendo en todo el mundo, con el beneplácito de la gente que está encantada de poder pagar con el móvil que, por cierto, se ha convertido en el administrador de nuestra vida.  
Sin darnos cuenta somos nosotros, con nuestra forma de actuar, los que estamos llevando este proceso adelante. Si queremos retrasarlo y disfrutar de la poca y maltrecha libertad que aun nos queda deberíamos intentar, en la medida de lo posible, retrasar la desaparición del dinero en efectivo y, por supuesto, dejar de lado el móvil, cosa que se me antoja imposible de realizar.
Ya sé que nadie se va a tomar esto en serio y, además, probablemente no serviría para nada.
En los próximos 60 años, la Inteligencia Artificial y la Ingeniería Genética serán determinantes en nuestras vidas.
En el siglo XX los gobiernos invertían en el estado del bienestar porque necesitaban a la gente: había un montón de cosas por hacer y la única manera de hacerlo era a base de tener trabajando a mucha gente. Pero en este siglo XXI la gente cada día es menos necesaria: ¿entiendes ahora los recortes en el estado del bienestar?
Con la llegada de la Inteligencia Artificial, y avances tecnológicos como el SWS, la sociedad futura  estará compuesta por una élite de super-humanos, que tendrá acceso a los más sofisticados avances, y una gran masa, dominada por esa élite, que será utilizada como “klines” de usar y tirar. Por otra parte, políticos y economistas –que ahora son “la creme de la creme” de nuestra sociedad- van a ser prescindibles, les guste o no les guste, ya que probablemente el mundo del futuro se autorregulará solo; bueno, con la inestimable ayuda de la Inteligencia Artificial.
Una cosa es cierta. Todo este proceso se está llevando a cabo poco a poco, paso a paso, y nada ni nadie lo va a detener, salvo un cataclismo a nivel mundial.

domingo, 4 de diciembre de 2016

TAMBORES DE GUERRA

En este momento de crisis global, donde la política ya no es capaz de someter a los poderes fácticos -que campan a sus anchas- y el paradigma del siglo XX se está viniendo abajo, todo parece indicar que para salir de este atolladero no queda otra alternativa que desencadenar un conflicto bélico a escala mundial. Al menos es lo que vienen asegurando los expertos en estos temas, tanto rusos como americanos, de un tiempo a esta parte.
Como todo el mundo habrá notado –si sigue las noticias sobre los conflictos de Siria, Ucrania, Mar de China, etc.- desde hace meses parece que los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza.
Está claro que últimamente está habiendo muchos movimientos a nivel mundial en este sentido y ya son muchos los países que aparentemente se preparan para un acontecimiento bélico.
Un claro ejemplo lo tenemos en Europa, donde países como Alemania, Suecia y Francia, se plantean reintroducir de nuevo el servicio militar obligatorio, algo que a día de hoy parece anacrónico.
Otros países, como la República Checa, están alentando a sus ciudadanos para que hagan acopio de alimentos no perecederos: ¿por temor a un conflicto bélico?
También la Eurocámara ha aprobado por primera vez en su historia, en octubre de este año, un fondo comunitario de dinero público para, según ellos, la investigación en I+D en Defensa, o dicho de otra manera y sin tapujos: la UE ha decidido formar su propio ejército y armarse hasta los dientes.
¿Y qué decir de EEUU? Su recién elegido Presidente lleva en su programa una fuerte partida de los presupuestos para, según él, modernizar las fuerzas armadas. Como anécdota decir que EEUU tiene desplegadas fuerzas militares en 140 países de los 194 que existen en la actualidad.
Ante toda esta sarta de noticias es lógico pensar: ¿Entonces es que vamos irremisiblemente hacia la tercera guerra mundial?
Pues no. Todo esto es, bajo mi punto de vista, falso de toda falsedad.
Una cosa es mantener una serie de conflictos en el mundo, como actualmente la guerra de Siria, para mantener en marcha la industria armamentística, y otra muy distinta desencadenar una tercera guerra mundial, en el que el mundo saltaría por los aires.
Yo no creo que las grandes potencias, militar y económicamente hablando, como EEUU, la UE, Rusia y China se vayan a enzarzar en una guerra que les destruiría a todos.
Para lo que verdaderamente estos países, y tantos otros, se están preparando es para defenderse de su propia población amén de la oleada de migrantes que van a tener que soportar.
Sí, esto es así. Los tiempos están cambiando más rápido de lo que la sociedad puede asimilar.
En un mundo, donde todo está supeditado al dinero; es decir, necesitamos trabajar para conseguir dinero con el que poder subsistir, la cosa se empieza a complicar, ya que cada vez es más difícil encontrar trabajo.
Los empleos no sólo no van a volver; al contrario, cada día se destruirán más y más. La migración de los países más pobre hacia los  más ricos está aumentando de forma exponencial y no va a parar. ¿Y qué decir de la población mayor de 65 años? Cada vez será más numerosa y sin trabajo ni pensión de jubilación no podrá subsistir, dado que el Sistema Público de Pensiones que conocemos se ha convertido en inviable. En este nuevo paradigma ya no se dan -ni se van a volver a dar- los tres factores de cuando se puso en marcha el actual Sistema Público de Pensiones: pleno empleo, salarios decentes e indexados a la inflación y una esperanza de vida de aproximadamente diez años tras la jubilación.
Estos datos ponen de manifiesto que el actual modelo está llegando a su fin, con lo cual, la mayoría de la población está abocada a quedarse fuera del sistema.
Pues bien. Lo que está ocurriendo es que los países más avanzados se han dado cuenta del problema y empiezan a prepararse para tratar de mantener el orden antes de encontrar una solución.
Lo que todos esos países están haciendo no es prepararse para una tercera guerra mundial, sino tomar medidas para el nuevo paradigma que está por llegar, en el que no tendrá cabida la mayor parte de la población.
Se estima que para mover la economía del planeta ya no es necesario más que un 20% de la población y decreciendo; así que ese 80% o más restante, que irremisiblemente se quedará fuera, es de esperar que va a montar la de “Dios es Cristo”.
Al no haber sitio para todos, en este nuevo paradigma económico, es seguro que los disturbios, saqueos, conflictos y pillajes de todo tipo se van a suceder día sí y día también.
Por eso los estados están tomando posiciones haciéndose con ejércitos, cada vez más modernos y numerosos, para defenderse de esa gran mayoría que se va a quedar fuera del sistema.
Esto no es una ilusión mía puesto que, como cualquiera puede comprobar, ha empezado ya. Todos los días vemos los disturbios que se están produciendo en cualquier parte del mundo; y esos disturbios son ocasionados por esa gente que se está quedando fuera del sistema.
Los mal llamados “anti-sistema” verdaderamente no son tal; más bien es al revés: es el sistema el que es “anti-ellos” puesto que los ha expulsado del mismo, dejándoles sin trabajo, sin casa y sin nada. Y esto no solo no va a parar, sino que irá in crescendo.
Entonces: ¿qué pasará cuando el desempleo afecte a un 40-60% de la población? Pues que no habrá más remedio que decantarse por una de estas dos alternativas: aplicar una renta básica universal o deshacerse de toda esa población sobrante.