No es ningún secreto que el actual sistema financiero está en coma
profundo. De hecho, estamos asistiendo a constantes cambios estratégicos
(subidas de tipos de interés, flexibilización cuantitativa, oleada masiva de
nuevos impuestos, etc.) sólo para salvar el culo de los que han provocado
semejante Armagedón Financiero. De ahí que el FEM esté empeñado en eso que se
ha dado en llamar el “Gran Reinicio”, que no es otra cosa que hacer los ajustes
necesarios para que la élite siga estando donde está.
Hay una frase que unos atribuyen a Andrew Jackson (séptimo presidente
de los EEUU) y otros ha Henry Ford: “Si la gente comprendiera la injusticia
de nuestro sistema monetario y bancario, habría una revolución antes del
amanecer”.
Empecemos por algo muy básico. Tanto el BCE, la FED y el resto los
bancos centrales no son corporaciones públicas, como la mayoría de la gente
cree, sino privadas. Estos bancos centrales operan en un “casino
financiero global” y están capitaneados por el Banco de Pagos Internacionales
(BPI), que también es privado y no está sujeto a la jurisdicción de ningún Estado.
Vayamos ahora con el dinero. Lo que llamamos dinero es en realidad
moneda fiduciaria, creada de la nada por los bancos
centrales y comerciales, que ha servido hasta ahora para mantener el actual sistema monetario basado en la
deuda. Pero este sistema del BPI está agotado. Ellos lo saben, y por eso
pretenden reemplazarlo por uno nuevo asentado en las monedas digitales de los
bancos centrales (CBDC).
Atlantic Council, un grupo de expertos de la OTAN en CBDC, informó que
actualmente hay 114 países que están desarrollando sus CBDC.
Por otro lado, los medios de comunicación de masas tienen engañado a
medio mundo haciéndoles creer que tanto Rusia como China no forman parte del
“Gran Reinicio” del FEM. Pero no es así.
Supuestamente, el Banco de Rusia fue suspendido por el BPI y expulsado
del sistema SWIFT, por la invasión de Ucrania, según afirman en Occidente los
medios de comunicación. Sin embargo, ni el Banco
de Rusia ni el BPI han hecho ninguna declaración oficial al respecto. Además,
el Banco de Rusia figura actualmente como miembro activo del BPI
con plenos derechos de voto. Por eso son de dudosa credibilidad, tanto la
suspensión del BPI como la expulsión del sistema SWIFT, ya que no tiene sentido
que el Banco de Rusia esté desarrollando su CBDC, que es el nuevo sistema que
pretende implantar el BPI.
Del mismo modo, el Banco Popular de China, a través del proyecto
M-Bridge CBDC, ha estado desarrollando su sistema de pagos internacionales CBDC
en coordinación con el BPI.
Imponer un nuevo sistema monetario tan oscuro en tan corto espacio de
tiempo no es tarea fácil. Por lo tanto, deben seducirnos con la propaganda
adecuada para que lo aceptemos. Nos dicen, por ejemplo, que con las CBDC se realizarán
transacciones en tiempo real casi instantáneamente. Ese es uno de
sus mensajes. Sin embargo, no debemos dejarnos engañar por las falsas razones
que nos ofrecen los defensores de las CBDC, ya que el objetivo real no es
otro que el mantener y mejorar el poder de los de siempre: la élite de
banqueros.
Esa élite de banqueros, que controlan los bancos centrales, son los
verdaderos diseñadores de la geopolítica internacional, aunque no estén sujetos
a ningún mandato “democrático”. Y lo hacen, descaradamente, porque a la mayoría
de nosotros nos importa un rábano, pues lo único que nos preocupa y ocupa es
trabajar como esclavos para poder pagar las facturas a final de mes.
El hecho de que los banqueros se hayan convertido en los dueños del
mundo ha sido posible gracias a nuestra apatía por los temas económicos y
financieros. De seguir con esta apatía, aceptaremos ciegamente las CBDC y
daremos a los banqueros un poder inconmensurable, si es que no lo tienen ya.
No importa si las CBDC están respaldadas por oro, plata, petróleo o pelos
de elefante. Todas las afirmaciones de sus ventajas no son más que quimeras
para gente ingenua desinformada. El hecho es que las CBDC brindarán un grado
inimaginable de control social a quienes las posean, que, evidentemente, serán
los banqueros dueños de los bancos centrales. Así que, a menos que nos
hayamos vuelto todos imbéciles (que no lo descarto), no deberíamos dejar nunca
que esto llegara a suceder.
Las CBDC programables -probablemente por algoritmos de Inteligencia Artificial-
serán capaces de imponer una enmarañada red de restricciones en nuestra vida
cotidiana.
Actualmente, si el Estado
desea encerrar o restringir la movilidad de sus ciudadanos (como hemos podido
comprobar recientemente) necesita algún tipo de legislación y
fuerzas represoras para hacer cumplir la ley. Sin embargo, una vez que las
CBDC estén operativas, donde estará vinculada nuestra identificación digital,
datos biométricos, historial médico, huella de carbono, crédito social y pasaporte
de vacunación, entre otras cosas, no necesitarán legislación ni fuerza
represora alguna. Simplemente pueden desconectar nuestro dinero digital, para
que no pueda ser usado fuera de nuestra zona de restricción, y listo.
De nada sirve creer en el “buenismo” e imaginar que no serán capaces de hacernos algo
así: ya lo han hecho. ¿O es que ya no te acuerdas lo que hemos vivido estos
tres últimos años?
Una vez que todos los países adopten las CBDC será fácil unificarlas y
tener una moneda única para todos. Y, claro está, cuando consigan imponer la
moneda única mundial, y los sistemas comerciales queden a merced del poder
global del dinero, el siguiente y último paso será la implantación de un único
gobierno mundial.
Y, voilà: “Game over” (juego terminado).
Piénsalo. Si este nuevo sistema monetario se adopta universalmente, las CBDC se convertirán en una red de vigilancia y manipulación omnipresente, capaz de controlar y esclavizar al “populacho” mejor de lo que lo hacen actualmente los gobiernos. Este y no otro es el sueño húmedo de la élite: el sometimiento total de la población mundial hecho realidad.