Vivimos en un mundo en el que nada es lo que
parece.
Nuestro vocabulario está lleno de palabras
rimbombantes que son sólo eso: palabras que adornan nuestras conversaciones
pero que, en la mayoría de los casos, no significan nada.
Libertad, igualdad y fraternidad –las tres
palabras mágicas que salieron de la Revolución Francesa- son un claro ejemplo
de cómo las palabras son prostituidas. Tres bonitas palabras que no se corresponden
con la realidad. Porque, que alguien me diga qué es la libertad, dónde está la
igualdad y qué ha sido de la fraternidad.
A estas alturas nadie debería dudar del poder
que ejercen los judíos en todo el mundo. Algunos son conocidos, otros no tanto,
y los que verdaderamente ostentan el poder nadie sabe quiénes son.
Por otro lado tenemos a la banca. La
importancia que la banca ha tomado en el mundo es desproporcionada. Todo pasa
por esta institución. Ahora no puedes hacer ninguna transacción económica ni
realizar ningún tipo de comercio sin que medie la banca, salvo pequeñas y raras
excepciones.
¿Y qué decir de la masonería? La masonería es
una institución prácticamente oculta para la mayoría de los mortales. Se sabe
que existe, pero no se conocen sus entresijos y, por supuesto, sus integrantes
son absolutamente desconocidos, menos algunos casos excepcionales.
Pues bien. Tanto los judíos como la banca y la
masonería están fuertemente interrelacionados entre sí; tal es así que
podríamos asegurar, sin temor a equivocarnos, que son lo mismo. Por lo tanto,
masonería, banca y judíos forman parte del “gobierno en la sombra” que ejerce
el verdadero poder en el mundo.
Pero la clave de todo este “tinglado” está en
la masonería. Esta institución, que lleva siglos entre nosotros, es una
institución judía. Su historia, organización, simbología y rituales masónicos, son
absolutamente judíos.
Desde esta institución se
ha ido forjando, a lo largo de la historia, todo un entramado
económico-político para llegar a dominar el mundo tal y como lo hacen hoy en
día.
Es evidente que existen
muchas logias masónicas y no todas están dirigidas directamente por judíos. Pero
hay una que sí y, además, la mayoría de sus integrantes son también judíos. Me
refiero a la enigmática secta judía “B’nai B’rith”
que cuenta entre sus miembros con los judíos conocidos más poderosos del mundo,
entre ellos Henry Kissinger.
A esta logia pertenece la “Fundación Hillel”.
Esta fundación organiza grandes campañas en materia de educación, principalmente
para aquellos que ejercen alguna influencia en la opinión pública. O sea, se
encarga de formar y controlar a las personas que ocupan los puestos claves de
cada nación, tanto a nivel público como privado.
En resumen. Los miembros de “B’nai B’rith” están presentes
prácticamente en todos los gobiernos, instituciones y grandes corporaciones, de
manera que su misión propagandística puede ser ejercida impunemente en todas
partes.
La masonería no es ninguna broma, ni tampoco
ninguna trama para entretener a conspiranoicos. El mismo General Franco publicó
en el diario “Arriba”, el 16 de febrero de 1949, -bajo el pseudónimo J. Boor-
un artículo titulado “Los que no perdonan”. En él se formulaba, a modo de
pregunta, la siguiente afirmación: ¿Qué es, en síntesis, la masonería sino
una secta secreta que asocia a grupos minoritarios de los países para lograr
por el complot, la astucia y la protección extranjera, bajo una disciplina sin
límites, apoderarse de la dirección y del mando de las naciones? ¿Por qué se
ocultan sus decisiones y hasta su filiación al conocimiento del pueblo?
La masonería ha ido ganando adeptos con el
transcurso de los años. Los datos que circulan en este sentido dicen que EEUU
tiene más de cinco millones de masones y además 15 de sus 45 presidentes han
pertenecido a la masonería. Gran Bretaña cuenta con 700.000 masones y la Orden
está históricamente vinculada a la Casa Real. México tiene medio millón de
masones. Francia 250.000. Portugal unos 20.000. Noruega 16.000. Y España más de
5.000 masones. Todo según datos de hace 2 décadas.
Existe la sospecha de que José Luis Rodríguez Zapatero
es masón. Se fundamenta, sobre todo, en la tradición familiar (su abuelo era
masón) y en su propia gestualidad y lenguaje, aunque dado el carácter secreto
de la masonería no está contrastado. Sin embargo, algunas de sus decisiones le
ponen en evidencia: permitió que los banqueros estafaran con las preferentes,
cambió el artículo 135 de la constitución para priorizar el pago de la deuda y empezó
la reforma laboral que continuó Mariano Rajoy.
¡Ah! Por cierto: ¿a nadie le resulta
sospechoso que, de la noche a la mañana, un desconocido como él se hiciera con
la secretaría general del PSOE?
Sólo uno de los estudiosos actuales de la masonería, Ricardo
de la Cierva, se ha atrevido a asegurar que Zapatero es masón. Según De la
Cierva, el gran maestre adjunto de la Gran Logia de lengua española en los
Estados Unidos, Arturo Fortún, ha confirmado que Zapatero pertenece a la masonería,
y lo alabó diciendo: “la institución tiene actualmente en gran estima su
contribución a los cambios sociopolíticos que se han producido en España“.
Para que veamos el “gol” que nos metieron a
todos los españoles con Zapatero, no tenemos más que recordar la reunión que El
club Bilderberg celebró el primer fin de semana de junio de 2010
en Sitges. El mismo José Luis Rodríguez Zapatero fue quien dio la
bienvenida a todos los asistentes al evento. Fue una reunión determinante para
el futuro de España, ya que aquí se pusieron los pilares para realizar el “gran
expolio” que, desde entonces, está sufriendo nuestro país. A esa reunión
asistieron también otros españoles conocidos como: César Alierta, Joaquín
Almunia, Ana Patricia Botín, Jaime Carvajal Urquijo, Juan Luis Cebrián, Gustavo
A. Cisneros y José M. Entrecanales, entre otros.
Dicho esto, ahora se entiende mejor el paso
por la política de José Luis Rodríguez Zapatero ¿verdad?
La masonería defiende, en todos los países
donde se instala y logra influencias, los siguientes postulados:
· impulsa la democracia y la
igualdad social como principio de orientación política: mediante el voto se
iguala al instruido con el analfabeto, al sabio con el necio, al honrado con el
delincuente.
· Alienta leyes como la del
divorcio o el aborto para destruir la familia.
·
Promueve la aplicación
del libre mercado para favorecer el auge de las multinacionales.
·
Defiende la
desregularización del sistema económico-financiero.
· Simula el sometimiento
del poder ejecutivo al poder judicial, pero con la reserva, en todo caso, del
derecho de gracia, el indulto y las amnistías para los poderes gubernativos y
la designación de los miembros de los tribunales supremos y constitucionales,
así como de los magistrados del poder judicial.
· Promueve la falsa idea de
una educación de libertad de enseñanza.
·
Impulsa el internacionalismo
y la globalización.
· Fomenta entre las masas
el culto a lo feo y extravagante en todas las manifestaciones de la cultura. En
definitiva, impulsa la vulgaridad.
· Sostiene la plutocracia y
hace de la riqueza la única fuente de distinción social.
·
Alimenta la corrupción
como sistema.
·
Impulsa la lucha contra
el patriotismo.
Evidentemente, el objetivo no es otro que la
persecución y destrucción de todo sistema político, económico y religioso,
utilizando para ello todos los procedimientos imaginables como medio de dominar
el mundo.
A estas alturas está más que demostrado que un
grupo de judíos apóstatas gobiernan el mundo secretamente desde EEUU, Europa y
Rusia. Aunque todavía les queda implantar su famoso Orden Mundial –un estado
único, moneda única, gobierno único- de hecho ya controlan el mundo.
Cuando digo que los judíos son los que
gobiernan y controlan el mundo, no estoy hablando de todo el pueblo judío, sino
de un poderoso grupo de judíos apóstatas y masones.
Hoy en día todo está en manos de judíos.
La banca entera pertenece a los judíos. La Familia judía Rothschild
son los dueños de la banca mundial, incluida la FED. Le siguen en importancia
otros banqueros judíos como los Warburg, Lazard, Mosés Israel Seif, Kuhn Loeb,
etc.
¿Y qué decir de los medios de comunicación? El 96% de los medios de
comunicación del mundo están en manos de corporaciones sionistas: The Walt
Disney Company, Time Warner Inc, Viacom Inc y CBS pertenecen a la familia
banquera judía Rothschild y están dirigidas directamente por judíos. 21st
Century Fox (y su división News Corporation) perteneció al judío Rupert Murdoch.
Respecto al mundo empresarial y finanzas, más
de lo mismo. Son también los judíos los que copan las primeras posiciones del
ranking mundial: Mark Zuckerberg, de Facebook; George Soros, de Soros Fund
Management y Quantum Fund; Sheldon
Adelson, de Las Vegas Sands Corporation y Larry Ellison, de
Oracle, son otro ejemplo de judíos ricos y poderosos.
Los judíos siempre están presentes o cerca de las esferas de poder.
Incluso Donald Trump los tiene dentro de
su propia familia: el yerno de Donald Trump es judío y su hija se convirtió al
judaísmo cuando se casó con él.
Otros personajes de la historia también fueron
utilizados por la trama judeomasónica para llevar a cabo sus planes: Carlos
Marx, creador del comunismo, y Lenin, el líder de la Revolución Rusa, eran
judíos y masones.
¿Y qué instrumento han venido utilizando los
banqueros judíos masones para lograr controlar y dirigir a las naciones y establecer
su gobierno mundial en la sombra? Pues un instrumento tan sencillo como la
deuda. Hoy todos los países, junto a los gobiernos y los partidos políticos,
están llenos de deudas multimillonarias contraídas con el “gobierno judeomasónico”
en la sombra.
En el libro “Los Protocolos de los Sabios de
Sion” se cita textualmente: “Lo que los imperios y las guerras no pudieron
realizar, lo haremos mediante la economía. Es decir, endeudando a todas las naciones
para doblegarlas bajo nuestros pies.”
La mayoría de la población mundial ignora
siquiera la existencia de este entramado judeomasónico. Algunos han oído hablar
de él, aunque simplemente no lo creen. Pero la minoría que lo conoce, sabe de
su inmenso poder y piensa que es
prácticamente imposible librarse de ellos.
¿Por qué hago esta afirmación? Pues muy
sencillo: el pueblo llano es básicamente ignorante; está fuertemente dividido
(los intereses de un camarero son muy
diferentes a los de un médico o un pequeño empresario); no está organizado,
pues es altamente indisciplinado; no cuenta con el poder económico (simplemente
no tiene la potestad de imprimir dinero); no dispone de gobiernos para
promulgar leyes a su favor; y lo más importante: no controla ni cuenta con
fuerzas armadas.
Con estas premisas –nos lo vendan como nos lo
vendan- es imposible que el pueblo algún día arrebate el poder a este gobierno
judeomasónico que, por cierto, cada día está más organizado.
No lo dudes. Quien tiene la supremacía del
dinero lo controla todo. Controla naciones, partidos políticos, instituciones, tecnología,
corporaciones, ciencia, religiones, energía, educación, sanidad, finanzas. En
definitiva, lo controla absolutamente todo. Y cuando digo todo quiero
decir TODO, sin excepción.
Es de una ingenuidad supina pensar que
un partido político –el que sea- va a cambiar esto, y más ingenuo todavía es pensar
que lo vamos a cambiar nosotros con nuestro voto. ¡Ni lo sueñes! Sólo sería
posible un cambio si acabáramos con la deuda; o sea, con el dinero. Y eso, hoy
por hoy, es absolutamente imposible.