lunes, 27 de febrero de 2017

JUDÍOS, BANCA Y MASONERÍA

Vivimos en un mundo en el que nada es lo que parece.
Nuestro vocabulario está lleno de palabras rimbombantes que son sólo eso: palabras que adornan nuestras conversaciones pero que, en la mayoría de los casos, no significan nada.
Libertad, igualdad y fraternidad –las tres palabras mágicas que salieron de la Revolución Francesa- son un claro ejemplo de cómo las palabras son prostituidas. Tres bonitas palabras que no se corresponden con la realidad. Porque, que alguien me diga qué es la libertad, dónde está la igualdad y qué ha sido de la fraternidad.  
A estas alturas nadie debería dudar del poder que ejercen los judíos en todo el mundo. Algunos son conocidos, otros no tanto, y los que verdaderamente ostentan el poder nadie sabe quiénes son.
Por otro lado tenemos a la banca. La importancia que la banca ha tomado en el mundo es desproporcionada. Todo pasa por esta institución. Ahora no puedes hacer ninguna transacción económica ni realizar ningún tipo de comercio sin que medie la banca, salvo pequeñas y raras excepciones.
¿Y qué decir de la masonería? La masonería es una institución prácticamente oculta para la mayoría de los mortales. Se sabe que existe, pero no se conocen sus entresijos y, por supuesto, sus integrantes son absolutamente desconocidos, menos algunos casos excepcionales.
Pues bien. Tanto los judíos como la banca y la masonería están fuertemente interrelacionados entre sí; tal es así que podríamos asegurar, sin temor a equivocarnos, que son lo mismo. Por lo tanto, masonería, banca y judíos forman parte del “gobierno en la sombra” que ejerce el verdadero poder en el mundo.
Pero la clave de todo este “tinglado” está en la masonería. Esta institución, que lleva siglos entre nosotros, es una institución judía. Su historia, organización, simbología y rituales masónicos, son absolutamente judíos.
Desde esta institución se ha ido forjando, a lo largo de la historia, todo un entramado económico-político para llegar a dominar el mundo tal y como lo hacen hoy en día.
Es evidente que existen muchas logias masónicas y no todas están dirigidas directamente por judíos. Pero hay una que sí y, además, la mayoría de sus integrantes son también judíos. Me refiero a la enigmática secta judía “B’nai B’rith” que cuenta entre sus miembros con los judíos conocidos más poderosos del mundo, entre ellos Henry Kissinger.
A esta logia pertenece la “Fundación Hillel”. Esta fundación organiza grandes campañas en materia de educación, principalmente para aquellos que ejercen alguna influencia en la opinión pública. O sea, se encarga de formar y controlar a las personas que ocupan los puestos claves de cada nación, tanto a nivel público como privado.
En resumen. Los miembros de “B’nai B’rith” están presentes prácticamente en todos los gobiernos, instituciones y grandes corporaciones, de manera que su misión propagandística puede ser ejercida impunemente en todas partes.
La masonería no es ninguna broma, ni tampoco ninguna trama para entretener a conspiranoicos. El mismo General Franco publicó en el diario “Arriba”, el 16 de febrero de 1949, -bajo el pseudónimo J. Boor- un artículo titulado “Los que no perdonan”. En él se formulaba, a modo de pregunta, la siguiente afirmación: ¿Qué es, en síntesis, la masonería sino una secta secreta que asocia a grupos minoritarios de los países para lograr por el complot, la astucia y la protección extranjera, bajo una disciplina sin límites, apoderarse de la dirección y del mando de las naciones? ¿Por qué se ocultan sus decisiones y hasta su filiación al conocimiento del pueblo?
La masonería ha ido ganando adeptos con el transcurso de los años. Los datos que circulan en este sentido dicen que EEUU tiene más de cinco millones de masones y además 15 de sus 45 presidentes han pertenecido a la masonería. Gran Bretaña cuenta con 700.000 masones y la Orden está históricamente vinculada a la Casa Real. México tiene medio millón de masones. Francia 250.000. Portugal unos 20.000. Noruega 16.000. Y España más de 5.000 masones. Todo según datos de hace 2 décadas.
Existe la sospecha de que José Luis Rodríguez Zapatero es masón. Se fundamenta, sobre todo, en la tradición familiar (su abuelo era masón) y en su propia gestualidad y lenguaje, aunque dado el carácter secreto de la masonería no está contrastado. Sin embargo, algunas de sus decisiones le ponen en evidencia: permitió que los banqueros estafaran con las preferentes, cambió el artículo 135 de la constitución para priorizar el pago de la deuda y empezó la reforma laboral que continuó Mariano Rajoy.
¡Ah! Por cierto: ¿a nadie le resulta sospechoso que, de la noche a la mañana, un desconocido como él se hiciera con la secretaría general del PSOE?
Sólo uno de los estudiosos actuales de la masonería, Ricardo de la Cierva, se ha atrevido a asegurar que Zapatero es masón. Según De la Cierva, el gran maestre adjunto de la Gran Logia de lengua española en los Estados Unidos, Arturo Fortún, ha confirmado que Zapatero pertenece a la masonería, y lo alabó diciendo: “la institución tiene actualmente en gran estima su contribución a los cambios sociopolíticos que se han producido en España“.
Para que veamos el “gol” que nos metieron a todos los españoles con Zapatero, no tenemos más que recordar la reunión que El club Bilderberg celebró el primer fin de semana de junio de 2010 en Sitges. El mismo José Luis Rodríguez Zapatero fue quien dio la bienvenida a todos los asistentes al evento. Fue una reunión determinante para el futuro de España, ya que aquí se pusieron los pilares para realizar el “gran expolio” que, desde entonces, está sufriendo nuestro país. A esa reunión asistieron también otros españoles conocidos como: César Alierta, Joaquín Almunia, Ana Patricia Botín, Jaime Carvajal Urquijo, Juan Luis Cebrián, Gustavo A. Cisneros y José M. Entrecanales, entre otros.
Dicho esto, ahora se entiende mejor el paso por la política de José Luis Rodríguez Zapatero ¿verdad?
La masonería defiende, en todos los países donde se instala y logra influencias, los siguientes postulados:
·   impulsa la democracia y la igualdad social como principio de orientación política: mediante el voto se iguala al instruido con el analfabeto, al sabio con el necio, al honrado con el delincuente.
·    Alienta leyes como la del divorcio o el aborto para destruir la familia.  
·        Promueve la aplicación del libre mercado para favorecer el auge de las multinacionales.
·        Defiende la desregularización del sistema económico-financiero.
·   Simula el sometimiento del poder ejecutivo al poder judicial, pero con la reserva, en todo caso, del derecho de gracia, el indulto y las amnistías para los poderes gubernativos y la designación de los miembros de los tribunales supremos y constitucionales, así como de los magistrados del poder judicial.
·  Promueve la falsa idea de una educación de libertad de enseñanza.
·        Impulsa el internacionalismo y la globalización.
·   Fomenta entre las masas el culto a lo feo y extravagante en todas las manifestaciones de la cultura. En definitiva, impulsa la vulgaridad.
·    Sostiene la plutocracia y hace de la riqueza la única fuente de distinción social.
·        Alimenta la corrupción como sistema.
·        Impulsa la lucha contra el patriotismo.
Evidentemente, el objetivo no es otro que la persecución y destrucción de todo sistema político, económico y religioso, utilizando para ello todos los procedimientos imaginables como medio de dominar el mundo.
A estas alturas está más que demostrado que un grupo de judíos apóstatas gobiernan el mundo secretamente desde EEUU, Europa y Rusia. Aunque todavía les queda implantar su famoso Orden Mundial –un estado único, moneda única, gobierno único- de hecho ya controlan el mundo.
Cuando digo que los judíos son los que gobiernan y controlan el mundo, no estoy hablando de todo el pueblo judío, sino de un poderoso grupo de judíos apóstatas y masones.
Hoy en día todo está en manos de judíos.
La banca entera pertenece a los judíos. La Familia judía Rothschild son los dueños de la banca mundial, incluida la FED. Le siguen en importancia otros banqueros judíos como los Warburg, Lazard, Mosés Israel Seif, Kuhn Loeb, etc.
¿Y qué decir de los medios de comunicación? El 96% de los medios de comunicación del mundo están en manos de corporaciones sionistas: The Walt Disney Company, Time Warner Inc, Viacom Inc y CBS pertenecen a la familia banquera judía Rothschild y están dirigidas directamente por judíos. 21st Century Fox (y su división News Corporation) perteneció al judío Rupert Murdoch.
Respecto al mundo empresarial y finanzas, más de lo mismo. Son también los judíos los que copan las primeras posiciones del ranking mundial: Mark Zuckerberg, de Facebook; George Soros, de Soros Fund Management y Quantum Fund; Sheldon Adelson, de Las Vegas Sands Corporation y Larry Ellison, de Oracle, son otro ejemplo de judíos ricos y poderosos.
Los judíos siempre están presentes o cerca de las esferas de poder. Incluso  Donald Trump los tiene dentro de su propia familia: el yerno de Donald Trump es judío y su hija se convirtió al judaísmo cuando se casó con él.
Otros personajes de la historia también fueron utilizados por la trama judeomasónica para llevar a cabo sus planes: Carlos Marx, creador del comunismo, y Lenin, el líder de la Revolución Rusa, eran judíos y masones.
¿Y qué instrumento han venido utilizando los banqueros judíos masones para lograr controlar y dirigir a las naciones y establecer su gobierno mundial en la sombra? Pues un instrumento tan sencillo como la deuda. Hoy todos los países, junto a los gobiernos y los partidos políticos, están llenos de deudas multimillonarias contraídas con el “gobierno judeomasónico” en la sombra.
En el libro “Los Protocolos de los Sabios de Sion” se cita textualmente: “Lo que los imperios y las guerras no pudieron realizar, lo haremos mediante la economía. Es decir, endeudando a todas las naciones para doblegarlas bajo nuestros pies.”
La mayoría de la población mundial ignora siquiera la existencia de este entramado judeomasónico. Algunos han oído hablar de él, aunque simplemente no lo creen. Pero la minoría que lo conoce, sabe de su inmenso  poder y piensa que es prácticamente imposible librarse de ellos.
¿Por qué hago esta afirmación? Pues muy sencillo: el pueblo llano es básicamente ignorante; está fuertemente dividido (los intereses de un camarero  son muy diferentes a los de un médico o un pequeño empresario); no está organizado, pues es altamente indisciplinado; no cuenta con el poder económico (simplemente no tiene la potestad de imprimir dinero); no dispone de gobiernos para promulgar leyes a su favor; y lo más importante: no controla ni cuenta con fuerzas armadas.
Con estas premisas –nos lo vendan como nos lo vendan- es imposible que el pueblo algún día arrebate el poder a este gobierno judeomasónico que, por cierto, cada día está más organizado.
No lo dudes. Quien tiene la supremacía del dinero lo controla todo. Controla naciones, partidos políticos, instituciones, tecnología, corporaciones, ciencia, religiones, energía, educación, sanidad, finanzas. En definitiva, lo controla absolutamente todo. Y cuando digo todo quiero decir TODO, sin excepción.
Es de una ingenuidad supina pensar que un partido político –el que sea- va a cambiar esto, y más ingenuo todavía es pensar que lo vamos a cambiar nosotros con nuestro voto. ¡Ni lo sueñes! Sólo sería posible un cambio si acabáramos con la deuda; o sea, con el dinero. Y eso, hoy por hoy, es absolutamente imposible.

viernes, 17 de febrero de 2017

EL PODER DEL SMARTPHONE Y LA DEUDA

Actualmente la tecnología ya está en disposición de controlarlo todo.
Prácticamente el 100% de la población acomodada –que es la que cuenta- tiene un  Smartphone y lo utiliza diariamente. Este aparatito ha conseguido enganchar a la gente de tal manera que ya no puede prescindir de él. Todas esas aplicaciones gratuitas, así como redes sociales y demás utilidades de estas maquinitas, han conseguido hacer de nosotros individuos “smartphons-dependientes”.
Habrá opiniones para todos los gustos pero, bajo mi punto de vista, este “pequeño gran hijo de puta” está acabando con nuestra intimidad y libertad. Y lo más preocupante: se ha convirtiendo en el motor de nuestras vidas.
Nuestro Smartphone está registrando infinidad de datos al cabo del día: delata exactamente donde te encuentras en cada momento; te consigue cita en el médico, peluquería, ITV, o donde sea; te dice dónde y qué están haciendo tus hijos, amigos y familiares; programa tus viajes; es portador de todo tipo de billetes de avión, tren y autobús; controla dónde desayunas, comes, cenas y duermes diariamente; registra todas tus conversaciones estés o no hablando por teléfono; almacena multitud de imágenes de tu intimidad que pueden hacerse públicas; controla toda tu vida laboral, tus cuentas bancarias y muchas más cosas que no sabemos y de las que no somos conscientes. En definitiva, esta tecnología es una realidad y, por lo tanto, absolutamente toda nuestra vida gira alrededor del Smartfhone.
La crisis del 2008 provocada por Goldman Sachs; el endeudamiento de los estados para salvar a la banca y el bombardeo mediático sobre la corrupción y fraude fiscal, han sido determinantes para llevar a cabo la desaparición del dinero físico y el pago a través de dispositivos electrónicos, como el Smartphone, que será el paso definitivo para el control total de la humanidad.
Por otra parte está la deuda. Debido a la impresionante deuda mundial este mundo ya no es lo que era.
Es curioso que los países se sigan endeudando a sabiendas de que esa deuda nunca la van a poder pagar. La deuda de los estados es galopante y tanto a los acreedores como a los deudores parece no preocuparles. Es más, los acreedores siguen prestando y los deudores se siguen endeudando.
Ciertamente es un sinsentido, pero si analizamos los acontecimientos veremos que esa deuda tiene un fin. Y ese fin no es otro que el de acabar con los estados nación.
Para empezar, a consecuencia de la gigantesca deuda mayoritariamente todos los países se han visto despojados de sus activos. Al no tener activos de los que tirar se tienen que financiar y, como resultado, endeudar. Indudablemente cuando te endeudas pierdes toda tu soberanía.
En la actualidad, prácticamente todo está en manos privadas. Internet, agua, medicinas, energía, finanzas, y todo aquello que un país necesita para llevar un estilo de vida avanzada, está en manos de muy pocas personas.
En el último informe de Oxfam, se dice que la fortuna que poseen las ocho personas más ricas del mundo es superior a la riqueza de más de la mitad de los habitantes más pobres del planeta.
Por otro lado, la fortuna de la familia Rothschild –que no figura en esa lista- es cuatro veces superior a la de esas ocho personas juntas. Eso sin hablar de la fortuna de los Rockefeller, Warburg, Lazard y compañía, que tampoco figuran en la lista.
Evidentemente esto significa que existe un entramado económico-político en la sombra, que abarca prácticamente todo el mundo, y que, de hecho, se han adueñado de todos los recursos del planeta.
-La base de Internet está en manos privadas a nivel mundial.
-El agua ha dejado de ser un bien público: el 87% del agua dulce del planeta está en manos privadas.
-Un tercio de la masa terráquea es propiedad del 1% de la población.
-Las patentes de las medicinas y de la tecnología son propiedad de empresas cuyo único sentido es el lucro.
-Se ha prohibido -porque los “lobbies” energéticos lo quieren así- la autogestión energética gratuita: hay que pagar un canon por utilizarla.
-Las semillas, que deberían pertenecer a toda la humanidad, están en manos de una empresa.
Y así podríamos seguir con una lista interminable.
Poco a poco esa élite se ha apropiado de todo y, nos guste o no, ahora dependemos de ellos. Actualmente todo lo que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades tiene dueño además de un precio monetario.
¿Te has parado a pensar que un simple apagón informático colapsaría el funcionamiento de un país entero? Y en menor medida: ¿qué sería de gran parte de la clase acomodada si, por ejemplo, se encarecieran desproporcionadamente el agua, la luz y los medicamentos?
Actualmente un escenario de esta naturaleza es posible. Y es posible porque, gracias a la deuda, todos esos servicios ya no pertenecen a los estados. Ahora están en manos de personas con intereses espurios que no dudarán en sacar el mayor beneficio a sus propiedades, caiga quien caiga.
Ya sé que es una visión pesimista del futuro que nos espera. Pero ¡señores, despierten! Esto no es el futuro, es el presente y lo estamos viendo cada día: gente que trabajando es pobre; aceptando sueldos de miseria; consintiendo ser desahuciada; resignándose a no tener acceso a un puesto de trabajo; pagando religiosamente la fraudulenta factura de la luz; admitiendo la existencia de mega-ricos con la más absoluta naturalidad; tolerando que le roben mediante impuestos el 50% de sus ingresos; aceptando que un tío cobre millones de euros por dar patadas a un balón mientras un maestro no llega a dos mil euros al mes……, y lo más desmoralizante es que nadie, absolutamente nadie, hace nada. Únicamente nos consolamos con enviarnos “memes” satíricos a través de estas maquinitas y ya está.
Si disponemos de los mejores medios de toda nuestra historia para hacer la vida más agradable a toda la humanidad, la pregunta es: ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? Pues se ha llegado gracias a la insostenible deuda y a que todo el mundo dispone de un teléfono móvil Smartphone; es decir, un teléfono móvil inteligente, con conexión a Internet, que ha tomando el control de nuestras vidas.
¿Te das cuenta de lo peligroso que resulta endeudarse y dejar nuestra vida en manos de un dispositivo como el Smartphone?

lunes, 6 de febrero de 2017

UN MUNDO SIN TRABAJO

Es incuestionable que el mercado de trabajo cambia a pasos agigantados. Muchas de las profesiones de toda la vida están siendo aniquiladas o, en el mejor de los casos, recicladas para adaptarlas a los nuevos tiempos.
No es ningún secreto que las nuevas tecnologías están destruyendo millones de puestos de trabajo en todo el mundo, pero también no es menos cierto que estas nuevas tecnologías están creando otros nuevos. Evidentemente, son más los puestos de trabajo que se destruyen que los que se crean y, además, por lo general, estos nuevos empleos son de peor calidad y baja remuneración, salvo algunas excepciones.
El mercado laboral ha entrado en una dinámica de continuo cambio. Con la llegada de la era digital las empresas ya no funcionan como antaño y ahora necesitan de otros talentos. Los conocimientos técnicos ya no son suficientes a la hora de acceder a un puesto de trabajo si no van acompañados de algunas habilidades extra. En definitiva, se busca perfiles innovadores, creativos y muy cualificados. Sólo este tipo de personas parece que tiene garantizado un trabajo.
Por otra parte, los trabajadores poco cualificados están siendo sustituidos con demasiada rapidez por máquinas y su posibilidad de encontrar algún puesto de trabajo alternativo es prácticamente nula. Esto indudablemente está creando un serio problema, ya que no se puede dejar a tanta gente fuera del sistema sin que tenga consecuencias.
Steve Jurvetson -socio de la firma de capital de riesgo de “Sillicon Valley DFJ”, y perfecto conocedor de estos temas-, durante un evento dijo: “el mundo tiene que pensar en cómo resolverá la cada vez mayor diferencia entre ricos y pobres y no en cómo va a ocupar a las personas que irremediablemente irán perdiendo sus puestos de trabajo”.
De momento, parece que a corto plazo, Ingeniería, tecnologías de la información, comunicaciones, turismo, energía, salud, medio ambiente, diseño, tratamiento masivo de datos, distribución, logística y, por supuesto, finanzas, son algunos de los sectores que tirarán del empleo. Pero este empleo no durará mucho y tarde o temprano esto cambiará.
El ritmo de progresión exponencial que está alcanzando la tecnología no hace más que desacoplar y trastocar la economía real.
La economía actual no puede seguir el compás de los avances tecnológicos, con lo cual  dentro de poco generará un escenario donde cerca del 80% de la población, en disposición trabajar, no podrá encontrar empleo. Aunque creo que esto no va a suponer ningún problema: se aplicará una renta básica universal y ya está.
Y creo que se aplicará una renta básica universal, porque últimamente se habla mucho de ello. Este es el segundo año consecutivo que el Foro de Davos debate sobre el tema. Y si en el Foro de Davos se habla de ello, es seguro que se terminará implantando. En Finlandia se acaba de establecer, y ya se reparte, además, en Ontario y en Alaska. También, sin ir más lejos, en el Parlamento Español se empieza a hablar de una renta mínima. Total, no es más que soltar un poco de “dinero inventando” a toda esa gente sin futuro, para que se quede calladita, y nada más.
Según auguran todos los expertos en la materia, la pérdida de puestos de trabajo no va a ser el mayor de nuestros problemas, sino el abismo cada vez más grande entre ricos y pobres.
En algún tiempo pasado de nuestra historia más reciente la brecha entre ricos y pobres fue acortándose dando lugar a la clase media. Pero en la actualidad esa brecha se ha acrecentado a niveles obscenos. Según Oxfam, Bill Gates, de Microsoft; Amancio Ortega, de Inditex; Warren Buffett, mayor accionista de Berkshire Hathaway; Carlos Slim, propietario del Grupo Carso; Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Facebook; Larry Ellison, de Oracle; y Michael Bloomberg, de la agencia de información económica y financiera Bloomberg, poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas.
La realidad es que la clase media está desapareciendo dando lugar a una nueva clase social a la que podríamos llamar: clase de “bajo costo”. O lo que es lo mismo, un nuevo grupo de personas que sólo pueden abastecerse de productos “low cost”.
Tarde o temprano llegará el momento en que el trabajo será sustituido en su totalidad por máquinas, robots, computadoras, etc. Imaginar un mundo donde no sea necesario trabajar -pues todo esté automatizado- parece ciencia ficción, pero evidentemente cada vez es menos ficción. Transporte, educación, sanidad, construcción, finanzas, alimentación y cualquier cosa que podamos imaginar, ya cuentan con multitud de componentes automáticos, así que sólo es cuestión de tiempo que su automatización total sea una realidad.
Una prueba de que esto no es ninguna broma es que Los miembros del Comité del Parlamento Europeo para Asuntos Legales, votaron a favor de una moción que garantiza un estatus legal para los robots en la UE. Esta moción otorga a los robots la condición de “personas electrónicas”, entre otras cosas, para que paguen impuestos. La propuesta fue aprobada por 17 votos a favor, dos en contra y dos abstenciones, y será presentada a la Cámara del Parlamento Europeo en febrero de 2017, donde se aprobará si obtiene una mayoría absoluta de votos favorables.
Si hace 30 años nos hubieran dado esta noticia, habríamos pensado que se trataba de una broma de película de ciencia ficción. Pero evidentemente empieza a ser una realidad.
Aunque la mayoría de la gente se niegue a creerlo, la humanidad se dirige irremisiblemente hacia una nueva era en la que la Inteligencia Artificial y la Robótica, abrirán aun más la insalvable brecha entre ricos y pobres. Lo triste, es que nadie se preocupa por las consecuencias que todo esto tendrá sobre nuestras vidas. Lo toman como si fuera una broma o una fantasía de “Cuarto Milenio”.
Ya he dicho muchas veces  que cuando desaparezca el dinero físico y se haya implantado totalmente el dinero electrónico, digital, o como lo quieran llamar, estaremos monitorizados y controlados las 24 horas del día por sistemas de Inteligencia Artificial.
Hay una cosa clara. La clave del futuro que se avecina no está en la política, la economía, ni en los Trumps y los Putins de turno. La clave está en la tecnología, y quien controle la tecnología se hará el amo del mundo.
Hay economistas como, por ejemplo, Viçent Navarro, que no creen que la tecnología vaya a acabar con los puestos de trabajo. Piensan que es un tema político.
Pues claro que es un tema político. Por supuesto, si se quisiera, se tendría ocupada a toda la población mundial, por ejemplo, ¡contando estrellas! Pero, bajo mi punto de vista, no se trata de tener a todo el mundo ocupado, se trata de si verdaderamente los puestos de trabajo se pueden automatizar, y todo parece indicar que “va a ser que sí”.  
De momento el reto está en encontrar el modo en que la humanidad tenga cabida en un mundo robotizado, que permita el establecimiento de una sociedad más justa y equilibrada y hacer la vida más humana. Para ello se precisará de una transición tranquila y escalonada. Pero con el auge que está tomando la cada vez mayor desigualdad entre ricos y pobres, se me antoja algo imposible de llevar a cabo. Mientras no resolvamos ese problema, la esclavitud de la humanidad está más que garantizada, venga de las élites o de la Inteligencia Artificial.