lunes, 6 de febrero de 2017

UN MUNDO SIN TRABAJO

Es incuestionable que el mercado de trabajo cambia a pasos agigantados. Muchas de las profesiones de toda la vida están siendo aniquiladas o, en el mejor de los casos, recicladas para adaptarlas a los nuevos tiempos.
No es ningún secreto que las nuevas tecnologías están destruyendo millones de puestos de trabajo en todo el mundo, pero también no es menos cierto que estas nuevas tecnologías están creando otros nuevos. Evidentemente, son más los puestos de trabajo que se destruyen que los que se crean y, además, por lo general, estos nuevos empleos son de peor calidad y baja remuneración, salvo algunas excepciones.
El mercado laboral ha entrado en una dinámica de continuo cambio. Con la llegada de la era digital las empresas ya no funcionan como antaño y ahora necesitan de otros talentos. Los conocimientos técnicos ya no son suficientes a la hora de acceder a un puesto de trabajo si no van acompañados de algunas habilidades extra. En definitiva, se busca perfiles innovadores, creativos y muy cualificados. Sólo este tipo de personas parece que tiene garantizado un trabajo.
Por otra parte, los trabajadores poco cualificados están siendo sustituidos con demasiada rapidez por máquinas y su posibilidad de encontrar algún puesto de trabajo alternativo es prácticamente nula. Esto indudablemente está creando un serio problema, ya que no se puede dejar a tanta gente fuera del sistema sin que tenga consecuencias.
Steve Jurvetson -socio de la firma de capital de riesgo de “Sillicon Valley DFJ”, y perfecto conocedor de estos temas-, durante un evento dijo: “el mundo tiene que pensar en cómo resolverá la cada vez mayor diferencia entre ricos y pobres y no en cómo va a ocupar a las personas que irremediablemente irán perdiendo sus puestos de trabajo”.
De momento, parece que a corto plazo, Ingeniería, tecnologías de la información, comunicaciones, turismo, energía, salud, medio ambiente, diseño, tratamiento masivo de datos, distribución, logística y, por supuesto, finanzas, son algunos de los sectores que tirarán del empleo. Pero este empleo no durará mucho y tarde o temprano esto cambiará.
El ritmo de progresión exponencial que está alcanzando la tecnología no hace más que desacoplar y trastocar la economía real.
La economía actual no puede seguir el compás de los avances tecnológicos, con lo cual  dentro de poco generará un escenario donde cerca del 80% de la población, en disposición trabajar, no podrá encontrar empleo. Aunque creo que esto no va a suponer ningún problema: se aplicará una renta básica universal y ya está.
Y creo que se aplicará una renta básica universal, porque últimamente se habla mucho de ello. Este es el segundo año consecutivo que el Foro de Davos debate sobre el tema. Y si en el Foro de Davos se habla de ello, es seguro que se terminará implantando. En Finlandia se acaba de establecer, y ya se reparte, además, en Ontario y en Alaska. También, sin ir más lejos, en el Parlamento Español se empieza a hablar de una renta mínima. Total, no es más que soltar un poco de “dinero inventando” a toda esa gente sin futuro, para que se quede calladita, y nada más.
Según auguran todos los expertos en la materia, la pérdida de puestos de trabajo no va a ser el mayor de nuestros problemas, sino el abismo cada vez más grande entre ricos y pobres.
En algún tiempo pasado de nuestra historia más reciente la brecha entre ricos y pobres fue acortándose dando lugar a la clase media. Pero en la actualidad esa brecha se ha acrecentado a niveles obscenos. Según Oxfam, Bill Gates, de Microsoft; Amancio Ortega, de Inditex; Warren Buffett, mayor accionista de Berkshire Hathaway; Carlos Slim, propietario del Grupo Carso; Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Facebook; Larry Ellison, de Oracle; y Michael Bloomberg, de la agencia de información económica y financiera Bloomberg, poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas.
La realidad es que la clase media está desapareciendo dando lugar a una nueva clase social a la que podríamos llamar: clase de “bajo costo”. O lo que es lo mismo, un nuevo grupo de personas que sólo pueden abastecerse de productos “low cost”.
Tarde o temprano llegará el momento en que el trabajo será sustituido en su totalidad por máquinas, robots, computadoras, etc. Imaginar un mundo donde no sea necesario trabajar -pues todo esté automatizado- parece ciencia ficción, pero evidentemente cada vez es menos ficción. Transporte, educación, sanidad, construcción, finanzas, alimentación y cualquier cosa que podamos imaginar, ya cuentan con multitud de componentes automáticos, así que sólo es cuestión de tiempo que su automatización total sea una realidad.
Una prueba de que esto no es ninguna broma es que Los miembros del Comité del Parlamento Europeo para Asuntos Legales, votaron a favor de una moción que garantiza un estatus legal para los robots en la UE. Esta moción otorga a los robots la condición de “personas electrónicas”, entre otras cosas, para que paguen impuestos. La propuesta fue aprobada por 17 votos a favor, dos en contra y dos abstenciones, y será presentada a la Cámara del Parlamento Europeo en febrero de 2017, donde se aprobará si obtiene una mayoría absoluta de votos favorables.
Si hace 30 años nos hubieran dado esta noticia, habríamos pensado que se trataba de una broma de película de ciencia ficción. Pero evidentemente empieza a ser una realidad.
Aunque la mayoría de la gente se niegue a creerlo, la humanidad se dirige irremisiblemente hacia una nueva era en la que la Inteligencia Artificial y la Robótica, abrirán aun más la insalvable brecha entre ricos y pobres. Lo triste, es que nadie se preocupa por las consecuencias que todo esto tendrá sobre nuestras vidas. Lo toman como si fuera una broma o una fantasía de “Cuarto Milenio”.
Ya he dicho muchas veces  que cuando desaparezca el dinero físico y se haya implantado totalmente el dinero electrónico, digital, o como lo quieran llamar, estaremos monitorizados y controlados las 24 horas del día por sistemas de Inteligencia Artificial.
Hay una cosa clara. La clave del futuro que se avecina no está en la política, la economía, ni en los Trumps y los Putins de turno. La clave está en la tecnología, y quien controle la tecnología se hará el amo del mundo.
Hay economistas como, por ejemplo, Viçent Navarro, que no creen que la tecnología vaya a acabar con los puestos de trabajo. Piensan que es un tema político.
Pues claro que es un tema político. Por supuesto, si se quisiera, se tendría ocupada a toda la población mundial, por ejemplo, ¡contando estrellas! Pero, bajo mi punto de vista, no se trata de tener a todo el mundo ocupado, se trata de si verdaderamente los puestos de trabajo se pueden automatizar, y todo parece indicar que “va a ser que sí”.  
De momento el reto está en encontrar el modo en que la humanidad tenga cabida en un mundo robotizado, que permita el establecimiento de una sociedad más justa y equilibrada y hacer la vida más humana. Para ello se precisará de una transición tranquila y escalonada. Pero con el auge que está tomando la cada vez mayor desigualdad entre ricos y pobres, se me antoja algo imposible de llevar a cabo. Mientras no resolvamos ese problema, la esclavitud de la humanidad está más que garantizada, venga de las élites o de la Inteligencia Artificial.

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