“Los procesos de lavado de cerebro residen en
la creación de estrés o amenaza, ante la cual, la única escapatoria es la
sumisión al aparente refugio del régimen o grupo totalitario”. Alexandra
Stein: escritora y educadora especializada en la psicología social del
extremismo ideológico y otras relaciones sociales peligrosas.
El mundo se ha
ido a la mierda y a nadie parece importarle. La nueva religión covidiana ha
irrumpido en nuestras vidas, cual elefante en cacharrería, llevándose por
delante siglos de lucha y conquista de libertades y derechos fundamentales. Las
democracias, los tratados internacionales, los derechos humanos y la libertad
individual se han convertido en papel mojado y ya no tienen ningún valor.
El individuo ha
sido aplastado. Ahora todo es por el “bien común”. Sociedades enteras han sido
hipnotizadas y un nuevo totalitarismo se ha instalado en el mundo, convirtiéndose en la nueva religión
para las masas.
El intelecto
moderno ha desterrado las viejas enseñanzas dando paso a nuevas ideologías cada
vez más fanáticas.
Alguien dijo
alguna vez que en un régimen totalitario tanto los gobernantes como los gobernados
son enfermos patológicos, pero no lo saben. Ambos viven en un mundo delirante
que solo se sustenta en el miedo, la ira o la amenaza constante. Su máxima es:
“estás conmigo o estás contra mí”. Y en el caso de la falsa pandemia: “eres de
los míos o eres un monstruo irresponsable que nos está poniendo en peligro a
todos”.
La historia nos
ha demostrado, repetidamente, que cuanto más poder se les otorga a individuos
ególatras, corruptos y dementes más crueles se vuelven.
En el mundo
actual, los nuevos líderes totalitarios se han posicionado como mesías
salvadores del mundo. No dejan de repetirnos que nos van a salvar la vida y
que, además, van a remodelar y “resetear” el mundo para hacerlo sostenible.
En los últimos
años, habrás visto que este tipo de dialéctica inunda las parrillas y las
editoriales de los grandes medios de comunicación en todo el mundo. Pero la
realidad es que quienes te han arrebatado tus derechos y libertades no van a
salvarte de nada, al contrario, son un verdadero peligro para ti.
Nuestros lazos
humanos se están desintegrando a pasos agigantados. La hostilidad hacia todo
aquel que tiene un pensamiento distinto o simplemente una postura crítica con
lo “políticamente correcto” queda patente cada día.
Jamás se había
dado en ningún periodo de la historia una crueldad social de este calado.
Porque no se trata de una crueldad física, sino psíquica, que son las peores de
combatir.
Si esta situación
está haciendo mella en la población adulta, en los niños es verdaderamente
demoledora. ¿Te imaginas las secuelas que pueden quedarle a un niño de primaria
que nunca ve la cara de su educador ni la sonrisa de sus compañeros? Esto
simplemente es un crimen y hay que llamarlo por su nombre.
Todo lo que hemos
visto hasta ahora tenía un único fin: destruir el tejido social.
Una vez puesta en
marcha la destrucción del tejido social ya no hay quien lo pare y es ahora
cuando entra en escena la “nueva religión”.
La nueva religión
totalitaria (Agenda 2030) se está expandiendo a gran velocidad por todo el
planeta. Es una religión utópica, donde se nos está vendiendo que todo será de
color de rosa. Palabras tales como igualdad, inclusión, diversidad y sostenibilidad
son de uso cotidiano en la nueva religión.
Se trata de una “fantástica
sociedad”, de “eterna prosperidad”, donde no existirá el peligro ni la
incertidumbre, porque las miserias de la naturaleza humana habrán sido
erradicadas y todos viviremos en perfecta armonía con la naturaleza. Evidentemente,
para poder llevar a cabo esta fanática utopía, los “nuevos mesías” están
remodelando las viejas instituciones y reconfigurando los derechos y libertades
individuales, ya que la idea del individuo ha quedado obsoleta para ellos y a
partir de ahora todo quedará supeditado al bien común.
Pensarás que esto es un régimen dictatorial y tiránico. Pero ¡qué va! ¡Es por tu bien! ¡Es un “pequeño” sacrificio por el bien de todos! Así que el adoctrinamiento ideológico de los niños, la propaganda masiva de los medios de comunicación, la manipulación, la censura, la vigilancia masiva o los mandatos draconianos y segregacionistas, son pasos dolorosos pero necesarios para una sociedad más justa, equitativa y sostenible. ¿Te ha quedado claro?