Una enfermedad que no le ha causado NINGÚN problema al 99,95% de la población mundial, y donde el 80% de las muertes que ha ocasionado ha sido a personas mayores de 70 años con patologías previas, se mire por donde se mire, no es un problema sanitario y mucho menos una pandemia.
La falsa pandemia
no sólo ha provocado la crisis adecuada en el momento oportuno, sino que, “casualidades
de la vida”, nos está llevando a acostumbrarnos rápidamente a los cambios
necesarios de comportamiento que necesitamos para vivir en el nuevo sistema
social, económico, monetario y financiero global que los dueños del mundo
quieren implantar. La destrucción de la economía local, la reducción de los
viajes, el aumento del desempleo y la dependencia de las ayudas de papá estado forman
parte -como el resto de restricciones sociales- del planificado futuro “Matrix”
que nos espera.
No te quepa la
menor duda de que todas y cada una de las medidas tomadas a lo largo y ancho
del planeta, para supuestamente luchar contra la falsa pandemia, han sido
planificadas de antemano.
Seguro que más de
una vez has pensado que todo esto es una locura; una tomadura de pelo. Pero no
es ninguna locura. A lo que nos enfrentamos es algo que está
perfectamente orquestado y calculado. Cada incongruencia ha sido diseñada para
acceder a nuestro subconsciente y cambiar nuestro sistema de creencias. Al
mantenernos en un estado constante de incertidumbre, la mente consciente
desconecta y es el subconsciente quien lo absorbe todo. De ahí que las normas
cambien casi a diario, para que en esa confusión todo el mundo se comporte como
un zombi y vaya por ahí dando tumbos hasta adaptarse a la nueva situación. Vamos, que es de primero
de sicología de toda la vida.
La planificación se llevó a cabo hace años
En el año 2010, el
Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (World Business
Council for Sustainable Development, WBCSD) publicó un documento (Visión 2050) en el que se describe la
transformación de la economía mundial para cumplir los objetivos de “desarrollo
sostenible” de la Agenda 2030.
Para ponerte en
antecedentes, te diré que el WBCSD es una organización de más 200 directores
generales de algunas de las mayores empresas del mundo. Es el centro de
numerosos consejos empresariales nacionales y organizaciones asociadas, entre las
que figuran la Comisión Europea, la ONU, la OMS, el FEM, el Banco Mundial, el
Fondo Mundial para la Naturaleza, la Fundación Ford, la Fundación Bill y Melinda
Gates y, cómo no, el todopoderoso grupo BlackRock.
El documento, en
cuestión, es bastante revelador para entender lo que está pasando (recuerda que
es del año 2010). En él se afirma que será necesario un cambio en el marco
económico, en las estructuras de gobierno, en los negocios y, en lo que es más
importante, un cambio en el comportamiento humano para llevar a buen
puerto su plan, que contempla dos periodos perfectamente diferenciados: uno, de
2010 a 2020, donde prepararían al “populacho” para asumir los cambios que
estarían por llegar, y dos, a partir de 2020, donde se realizaría la
transformación drástica de la sociedad, tal y como estamos viendo.
Cuatro meses
antes de que se dieran a conocer los primeros casos de Covid-19, se celebró en
Jackson Hole, Wyominig, el simposio de banqueros centrales del G7. En esa
reunión, el todopoderoso fondo de inversión, BlackRock, presentó a los banqueros
centrales reunidos allí su informe titulado “Dealing With The Next
Downturn”
En la introducción (summary) del informe se dice textualmente: “Se
necesitarán políticas sin precedentes para responder a la próxima recesión
económica. La política monetaria está casi agotada a medida que los tipos de
interés mundiales se desploman hacia cero o menos. La política fiscal, por sí
sola, tendrá dificultades para proporcionar un estímulo importante en el
momento oportuno, dados los elevados niveles de deuda y los típicos retrasos en
su aplicación”.
¿Qué quiere decir esto? Pues que el modelo económico que salió de Bretton
Woods está agotado y necesita urgentemente ser reemplazado.
Los engaños
En 2021, durante
la Cumbre del G7 de Cornualles, los medios de comunicación dijeron que los
líderes mundiales habían acordado continuar con la flexibilización cuantitativa
para paliar los efectos de la falsa pandemia: “mentiruscos” gordos ataos con
piedras, que diría José Mota, ya que esa decisión se tomó meses antes por los
banqueros del G7 y BlackRock en Jackson Hole. Así que dejemos de hacernos
“pajas mentales” y aceptar de una vez que las marionetas políticas que adornan
los parlamentos y que posan ante las cámaras de televisión no controlan absolutamente
nada.
Ahora sabemos que
tanto BlackRock como los banqueros centrales decidirán cuándo se han alcanzado
los objetivos que ellos llaman “sostenibles” y, hasta entonces, van a seguir a
cargo de todo esto.
Para el Banco de Pagos
Internacionales y los bancos centrales la pandemia está siendo un “regalo caído
del cielo” –como no podía ser de otra manera- que no deja de dar sus frutos:
les está permitiendo apoderarse de todos los recursos del planeta y controlar
todos los aspectos de nuestras vidas a través de un nuevo sistema social,
monetario, económico y financiero.
Un cambio de paradigma económico-social como el que se pretende
implantar no es tarea fácil. Por eso, antes hay que cambiar el comportamiento
de la sociedad; y en eso estamos.
La pandemia nunca existió. Los cierres nunca
tuvieron justificación científica ni beneficio para la salud; simplemente se
diseñaron para proteger y garantizar el funcionamiento de los mercados
financieros. Nada más.
En este nuevo
paradigma, que no olvides ha venido para quedarse, todas las libertades,
resultado de miles de años de evolución de la sociedad, han sido eliminadas de
un plumazo. Y lo peor de todo, es que utilizar hoy el sentido común te
convierte en un delincuente, un demente conspiranoico o un terrorista.
El plan diseñado
durante años se está cumpliendo al pie de la letra. Y como ya has tenido tiempo
de comprobar –si es que no has sido abducido por el miedo y la imbecilidad- no
es un problema de salud, es claramente económico.