miércoles, 25 de agosto de 2021

NO ES UN PROBLEMA SANITARIO, ES ECONÓMICO

Una enfermedad que no le ha causado NINGÚN problema al 99,95% de la población mundial, y donde el 80% de las muertes que ha ocasionado ha sido a personas mayores de 70 años con patologías previas, se mire por donde se mire, no es un problema sanitario y mucho menos una pandemia.

La falsa pandemia no sólo ha provocado la crisis adecuada en el momento oportuno, sino que, “casualidades de la vida”, nos está llevando a acostumbrarnos rápidamente a los cambios necesarios de comportamiento que necesitamos para vivir en el nuevo sistema social, económico, monetario y financiero global que los dueños del mundo quieren implantar. La destrucción de la economía local, la reducción de los viajes, el aumento del desempleo y la dependencia de las ayudas de papá estado forman parte -como el resto de restricciones sociales- del planificado futuro “Matrix” que nos espera.

No te quepa la menor duda de que todas y cada una de las medidas tomadas a lo largo y ancho del planeta, para supuestamente luchar contra la falsa pandemia, han sido planificadas de antemano.

Seguro que más de una vez has pensado que todo esto es una locura; una tomadura de pelo. Pero no es ninguna locura. A lo que nos enfrentamos es algo que está perfectamente orquestado y calculado. Cada incongruencia ha sido diseñada para acceder a nuestro subconsciente y cambiar nuestro sistema de creencias. Al mantenernos en un estado constante de incertidumbre, la mente consciente desconecta y es el subconsciente quien lo absorbe todo. De ahí que las normas cambien casi a diario, para que en esa confusión todo el mundo se comporte como un zombi y vaya por ahí dando tumbos hasta adaptarse a  la nueva situación. Vamos, que es de primero de sicología de toda la vida.

La planificación se llevó a cabo hace años

En el año 2010, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (World Business Council for Sustainable Development, WBCSD) publicó un documento (Visión 2050) en el que se describe la transformación de la economía mundial para cumplir los objetivos de “desarrollo sostenible” de la Agenda 2030.

Para ponerte en antecedentes, te diré que el WBCSD es una organización de más 200 directores generales de algunas de las mayores empresas del mundo. Es el centro de numerosos consejos empresariales nacionales y organizaciones asociadas, entre las que figuran la Comisión Europea, la ONU, la OMS, el FEM, el Banco Mundial, el Fondo Mundial para la Naturaleza, la Fundación Ford, la Fundación Bill y Melinda Gates y, cómo no, el todopoderoso grupo BlackRock.

El documento, en cuestión, es bastante revelador para entender lo que está pasando (recuerda que es del año 2010). En él se afirma que será necesario un cambio en el marco económico, en las estructuras de gobierno, en los negocios y, en lo que es más importante, un cambio en el comportamiento humano para llevar a buen puerto su plan, que contempla dos periodos perfectamente diferenciados: uno, de 2010 a 2020, donde prepararían al “populacho” para asumir los cambios que estarían por llegar, y dos, a partir de 2020, donde se realizaría la transformación drástica de la sociedad, tal y como estamos viendo.

Cuatro meses antes de que se dieran a conocer los primeros casos de Covid-19, se celebró en Jackson Hole, Wyominig, el simposio de banqueros centrales del G7. En esa reunión, el todopoderoso fondo de inversión, BlackRock, presentó a los banqueros centrales reunidos allí su informe titulado “Dealing With The Next Downturn

En la introducción (summary) del informe se dice textualmente: “Se necesitarán políticas sin precedentes para responder a la próxima recesión económica. La política monetaria está casi agotada a medida que los tipos de interés mundiales se desploman hacia cero o menos. La política fiscal, por sí sola, tendrá dificultades para proporcionar un estímulo importante en el momento oportuno, dados los elevados niveles de deuda y los típicos retrasos en su aplicación”.

¿Qué quiere decir esto? Pues que el modelo económico que salió de Bretton Woods está agotado y necesita urgentemente ser reemplazado.

Los engaños

En 2021, durante la Cumbre del G7 de Cornualles, los medios de comunicación dijeron que los líderes mundiales habían acordado continuar con la flexibilización cuantitativa para paliar los efectos de la falsa pandemia: “mentiruscos” gordos ataos con piedras, que diría José Mota, ya que esa decisión se tomó meses antes por los banqueros del G7 y BlackRock en Jackson Hole. Así que dejemos de hacernos “pajas mentales” y aceptar de una vez que las marionetas políticas que adornan los parlamentos y que posan ante las cámaras de televisión no controlan absolutamente nada.

Ahora sabemos que tanto BlackRock como los banqueros centrales decidirán cuándo se han alcanzado los objetivos que ellos llaman “sostenibles” y, hasta entonces, van a seguir a cargo de todo esto.

Para el Banco de Pagos Internacionales y los bancos centrales la pandemia está siendo un “regalo caído del cielo” –como no podía ser de otra manera- que no deja de dar sus frutos: les está permitiendo apoderarse de todos los recursos del planeta y controlar todos los aspectos de nuestras vidas a través de un nuevo sistema social, monetario, económico y financiero.

Un cambio de paradigma económico-social como el que se pretende implantar no es tarea fácil. Por eso, antes hay que cambiar el comportamiento de la sociedad; y en eso estamos.

La pandemia nunca existió. Los cierres nunca tuvieron justificación científica ni beneficio para la salud; simplemente se diseñaron para proteger y garantizar el funcionamiento de los mercados financieros. Nada más.

En este nuevo paradigma, que no olvides ha venido para quedarse, todas las libertades, resultado de miles de años de evolución de la sociedad, han sido eliminadas de un plumazo. Y lo peor de todo, es que utilizar hoy el sentido común te convierte en un delincuente, un demente conspiranoico o un terrorista.

El plan diseñado durante años se está cumpliendo al pie de la letra. Y como ya has tenido tiempo de comprobar –si es que no has sido abducido por el miedo y la imbecilidad- no es un problema de salud, es claramente económico.

Y ahora te preguntarás: si no es un problema de salud, ¿qué pintan en todo esto las “vacunas”? Pero esa es otra historia.

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