martes, 22 de septiembre de 2015

LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA

A ver si pasa pronto el 27-S y dejamos de una vez el mono-tema del independentismo catalán, porque en mi vida he escuchado semejante cantidad de chorradas y de despropósitos, tanto por parte de los independentistas como por parte de los que no lo son. Por no hablar, claro está, del Gobierno de España y toda su caterva de “paniaguados” que son, entre otros, los que más han influido para que se llagase a esta situación.
Qué el pueblo Catalán quiere independizarse; está en su derecho. Otra cosa es cómo hacerlo. Pero no voy a entrar aquí ahora en eso.
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado y negar esa evidencia es no tener los pies en el suelo.
De llevarse a cabo la independencia de Cataluña es seguro que unos pocos saldrían beneficiados y otros perjudicados, pero lo que es al grueso de la tropa; es decir, a la gran mayoría de la población catalana, le iría exactamente igual.
Es de suponer –porque de momento no existe nada que lo reemplace- que una vez que el pueblo catalán sea independiente tendrá un Gobierno ¿no? Por lo tanto, seguirá siendo gobernado.
¿Y qué significa ser gobernado?
Ser gobernado es ser vigilado, inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, reglamentado, encasillado, adoctrinado, sermoneado, fiscalizado, estimado, apreciado, censurado, mandado por seres que no tienen ni título, ni ciencia, ni virtud. Ser gobernado significa, en cada operación, en cada transición, ser anotado, registrado, censado, tarifado, timbrado, tallado, cotizado, patentado, licenciado, autorizado, apostillado, amonestado, contenido, reformado, enmendado, corregido. Es, bajo pretexto de utilidad pública y en nombre del interés general, ser expuesto a contribución, ejercido, desollado, explotado, monopolizado, depredado, mistificado, robado; luego, a la menor resistencia, a la primera palabra de queja, reprimido, multado, vilipendiado, vejado, acosado, maltratado, aporreado, desarmado, agarrotado, encarcelado, fusilado, ametrallado, juzgado, condenado, deportado, sacrificado, vendido, traicionado y, para colmo, burlado, ridiculizado, ultrajado y deshonrado. ¡He aquí el gobierno, he aquí su moralidad, he aquí su justicia! (Sacado del libro “Política para Amador” de Fernando Savater)
Bueno, pues eso. A ver quién es capaz de independizarse del Gobierno, porque, lo otro, para la mayoría, no es otra cosa que más de lo mismo, salvo algunas excepciones.

APALANCAMIENTO

Para la mayoría de nosotros esta palabreja “Apalancamiento” nos suena a hacer algún tipo de fuerza con una palanca o algo parecido, pero en economía el apalancamiento financiero es otra cosa, que bien podría haberse llamado “me lo llevo crudo”.
¿Pero, qué es el apalancamiento financiero? pues es simplemente usar el endeudamiento para financiar una operación. Tan sencillo como eso. Es decir, que en lugar de realizar una operación con nuestro propio dinero, lo  que hacemos es utilizar una parte de nuestro dinero y otra parte de un crédito.
Esto, como casi todo en economía, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La principal ventaja es que se puede multiplicar, y mucho, la rentabilidad y el principal inconveniente es que, si la operación no sale bien, se acabe siendo insolvente.
Voy a poner un ejemplo con cifras para que se vea más claro.
Supongamos que queremos realizar una operación en bolsa e invertir 100.000 € en acciones. Al cabo de un tiempo determinado (pongamos un año) las acciones han subido y ahora su valor es de 150.000 €. Vendemos las acciones y hemos obtenido una rentabilidad del 50% en un año; es decir 50.000 €.
Pues bien. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiésemos realizado la misma operación pero con cierto apalancamiento financiero?
Imaginemos que queremos realizar la inversión en bolsa de los 100.000 € y para ello ponemos de nuestro propio bolsillo 20.000 euros y un banco nos presta los otros 80.000 € restantes a un interés del 10% anual. Como ya he dicho, al cabo de un año las acciones han subido y las vendemos por un valor de 150.000 €. ¿Cuánto hemos ganado? Pues hagamos cuentas: Primero devolvemos al banco lo que nos ha prestado que son los 80.000 € de principal más el 10% de interés que son 8.000 € más. Es decir, hemos ganado 150.000 € menos los 88.000 € que hemos devuelto al banco menos los 20.000 € que pusimos de nuestro propio bolsillo: Total 42.000 euros. Esta cantidad es menor que los 50.000 € iniciales ¿verdad? Sí, pero en realidad nuestro capital inicial, en este caso, eran 20.000 €, y hemos ganado 42.000 €, es decir, le hemos sacado a nuestros 20.000 € una rentabilidad de un 210%. La rentabilidad se ha multiplicado, y de qué manera.
Ahora bien, también existe el riesgo de que al cabo del año las acciones bajen y valgan 90.000 €. En el caso en que no haya apalancamiento, o sea, que todo el dinero fuera de nuestro propio bolsillo, habremos perdido 10.000 €. Pero si la operación la hemos realizado con apalancamiento habremos perdido 10.000 € más 8.000 € de intereses. Casi el doble. Pero con una diferencia muy importante. En el primer caso hemos perdido dinero que era nuestro: teníamos 100.000 € que invertimos y perdimos el 10%, o sea, 10.000 €. Y en el segundo caso teníamos 20.000 euros y al banco hay que devolverle 88.000 euros de los 90.000 que valían las acciones. Sólo recuperamos 2.000 euros. Es decir, las pérdidas son del 90%. Lo que significa que las pérdidas también se multiplican con el apalancamiento.
Y lo más grave. Imaginemos que las acciones pasan a valer 70.000 € o menos. No sólo habríamos perdido todo nuestro dinero, sino que no podríamos afrontar la totalidad del pago de los 80.000 €, más los 8.000 € de intereses, que nos prestó el banco. Ahora sí que tenemos un problema. Somos insolventes y entonces adiós a nuestros activos: casas, coches, joyas, etc.
Como verás estos tíos listos han maquinado multitud de estrategias para hacerse con el dinero ajeno, porque no creo yo que nadie, en su sano juicio, vaya a realizar una operación con apalancamiento si no tiene la certeza de que la operación será un éxito (ya sabes: información privilegiada). Lo otro, la insolvencia, se queda para todo ese montón de incautos avariciosos que son los “paganinis” de esta gran estafa. Esto último es lo que le ha pasado a millones de chinos que invirtieron en bolsa con apalancamiento y se han quedado sin sus activos.

domingo, 20 de septiembre de 2015

FLEXIBILIZACIÓN CUANTITATIVA

A la mayoría de nosotros esto de la “flexibilización cuantitativa” no nos suena de nada, y no es de extrañar porque es un concepto muy reciente implantado en la economía moderna, que lo han denominado así por no llamarlo directamente, por ejemplo: “el truco del almendruco” 
Desafortunadamente, entre la mayoría de la población, a la economía se le considera un tema aburrido, a la vez que confuso, pues incorpora tecnicismos de jerga financiera (palabrejas raras para que no se entienda el concepto de lo que verdaderamente es) unida a modelos matemáticos intimidantes, que rápidamente disuaden a la gente de intentar entenderla. Sin embargo, la verdad es que la complejidad asociada al sistema financiero no es más que una simple máscara, diseñada para ocultar una de las estafas más grandes jamás creada por el hombre.
¿Pero, qué es la “flexibilización cuantitativa”? Pues es ni más ni menos que la potestad que se le otorga a los bancos centrales de crear dinero nuevo de la nada -o sea, inventado- mediante la oportuna anotación electrónica en la computadora central de la propia entidad; así de simple. Estos nuevos fondos creados se usarán a continuación para comprar activos. Por lo general esos activos suelen ser obligaciones, casi siempre bonos, para que las empresas, los bancos y las instituciones dispongan de dinero con el que impulsar la economía.
En definitiva, se trata de una medida desesperada de los bancos centrales para estimular una economía aletargada cuando las herramientas habituales, como las bajadas de los tipos de interés a corto plazo, ya no resultan efectivas.  
¡Toma ya! ¡Magnífico! ¿Y por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué un parado de larga duración, un autónomo o un pensionista precario, por ejemplo, no pueden inventar su propio dinero para estimular su economía?
A poco inteligente que sea uno se dará cuenta de que no hay banco, empresa o institución que se resista a utilizar este nuevo dinero inventado, para conseguir sus propios objetivos económicos o políticos y no, como se dice, para impulsar la economía. Esto -se pongan los inventores de esta maniobra todo lo estupendos que se pongan- lo que hace es fomentar aun más las desigualdades sociales, ya que los bancos y grandes empresas cada día serán más ricos –eso sí, endeudados hasta la médula- en detrimento de las clases más bajas de la sociedad que cada día serán más pobres.
Es curioso, pero cada vez que escarbas en el paradigma económico actual descubres todo tipo de triquiñuelas para que los mega-ricos lo sigan siendo, sin importarles en absoluto la tremenda estafa a la que tienen sometida a toda la población mundial.
Por otra parte, está claro que con este invento de la “flexibilización cuantitativa” se está creando la mayor burbuja de dinero fiduciario de toda nuestra historia. Sin embargo, paradójicamente, a la gente se le está diciendo que no hay dinero para educación, sanidad, empleo, pensiones, programas de dependencia, etc. ¿En qué quedamos? ¿No se utiliza la “flexibilización cuantitativa” para impulsar la economía?
Bueno, pues si eres de los que no lo sabías, ahora ya lo sabes. Cojonudo invento este de la “flexibilización cuantitativa” ¿verdad? La pena es que no lo podamos utilizar todos.

martes, 15 de septiembre de 2015

¿EL DÓLAR SE DERRUMBA?

Según vaticinan los expertos en divisas, el Dólar, como todas las monedas fiduciarias que han existido a través de los siglos, tiene los días contados y está a punto de fracasar. Este momento llegará en el instante en que nadie quiera pagar nada por un Dólar.
A lo largo de la historia ha habido montones de monedas fiduciarias, y todas ellas, o sea el 100% sin excepción, han fracasado: desde el antiguo Denario romano, pasando por el Feiqian chino y terminando en nuestros días por el Dólar zimbabuense.
Ojo al dato: Desde 1971, en que Nixon derogó el patrón oro, todas las monedas del mundo son fiduciarias al mismo tiempo –hecho que nunca se ha dado a lo largo de la historia- motivo, por otra parte, muy preocupante porque, como acabo de decir, todas las monedas fiduciarias sin excepción fracasaron. Y si a esto le sumamos que actualmente todos los bancos centrales del mundo están creando, al mismo tiempo, una gran cantidad de moneda fiduciaria de una manera suicida nunca antes vista, el cóctel resultante es altamente explosivo.
Pero vayamos con el Dólar.
¿Cuál es el precio en oro del Dólar? O lo que es lo mismo: ¿Cuántos gramos de oro se necesitan para comprar un dólar?
Prácticamente, hasta 1933, el precio del dólar fue 1.505 gramos de oro por Dólar. Pero en ese mismo año, para rescatar el sistema financiero de los EEUU, Roosevelt decidió que el dólar tenía que ser devaluado y bajó su precio a 0.889 gramos de oro por Dólar. Así permaneció hasta el 15 de agosto de 1971 en que el presidente Nixon decidió suspender "temporalmente" el patrón oro que, como de todos es sabido, sigue en vigor a día de hoy.
Desde entonces el precio del Dólar no ha hecho más que bajar: desde los 0.700 gramos de oro por Dólar del año 1972, los 0.200 gramos en 1974, los 0.075 gramos en el 2002, hasta llegar a los insignificantes 0.025 gramos de oro por Dólar en el año 2014.
Pero hay más. El nuevo contrato petrolífero que está preparando China, y que saldrá al mercado previsiblemente el mes de octubre de 2015, desafiará el dominio del Dólar como divisa principal en la cotización de las materias primas, ya que este nuevo contrato cotizará en yuanes y no en dólares
Con estos datos está claro que el Dólar está herido de muerte y mucho me temo que no aguantará mucho más. Y si el Dólar enferma, como parece que se halla actualmente, la economía mundial se muere, conduciéndonos irremediablemente  hacia una nueva crisis mayor aun que la “Gran Depresión” del 29, solo que esta vez nos encontramos en un terreno completamente desconocido por, entre otras cosas, las causas que acabo de exponer anteriormente.
Que la economía mundial se está hundiendo lo ve hasta un ciego. Hoy en día el motor de todo es el dinero ficticio y lo que nos venden –“la economía se ha recuperado”- no es verdad, sólo es puro maquillaje y nada más.
Con la caída de las materias primas en todo el mundo, países como Colombia, Venezuela, Chile, Argelia, Nigeria, Brasil, Bolivia, Grecia, Portugal y un largo etc. están haciendo que sus habitantes tengan que huir o emigrar por culpa del desplome de la economía y del agotamiento de los recursos naturales. Si a esto le unimos la crisis de refugiados provocada por todos los países que están siendo desestabilizados, y algunos atacados -para garantizar la supremacía del Dólar- como Libia, Irán, Siria, Irak, Afganistán, Yemen y Egipto, más los que huyen de la pobreza, lo que tenemos es una situación de caos geo-político-social jamás visto en toda nuestra historia, entre otras cosas, porque somos muchos más.
No sé si todos, pero es seguro que alguien va a pagar las consecuencias de todo este “desaguisado” aunque para ser más concreto ya hay gente que lo está pagando: según Naciones Unidas la crisis bancaria condenó a más de 100 millones de personas en todo el mundo a la pobreza más absoluta. La tasa de mortalidad anticipada de este grupo de personas (es decir personas que murieron y no deberían haberlo hecho) ascendió al 15%, lo que hace que esta crisis sea el fenómeno que más víctimas se ha cobrado desde la segunda guerra mundial.
Por otra parte, según los estudiosos de la estadística de la economía mundial, cada 30 ó 40 años el mundo tiene un nuevo sistema monetario, dado que  ninguno hecho por el hombre, hasta ahora, ha podido controlar todas las fuerzas de un mercado libre. Los sistemas simplemente envejecen, se quedan obsoletos y finalmente colapsan. Hay miles de ejemplos que corroboran que estamos llegando a esa situación de colapso pero citaré sólo uno muy cercano que nos afecta a todos.
No hace mucho tiempo existían las cartillas de ahorro que funcionaban de la siguiente manera: tú ingresabas un dinero en el banco y el banco te pagaba un interés por ese dinero. Pues bien. Ahora eso ha cambiado. Actualmente ese interés está bajo mínimos y si no tienes la nómina o pensión domiciliada en el banco los intereses son negativos, lo que significa que eres tú el que paga un interés al banco por tener tu dinero allí.
A esto hemos llegado porque se ha consentido que unos cuantos locos mega-egoístas crearan esta situación y ahora esos mismos dicen que lo van a normalizar, tomando medidas como: seguir con la austeridad, subir los tipos de interés o seguir inyectando a la economía más dinero ficticio. En fin. Nunca van a reconocer que se les ha ido de las manos. 
Para terminar y contextualizar las cosas, diré que hasta el año 1.900 hicieron falta más de 100.000 años para que hubiera 1.600 millones de seres humanos sobre el planeta. Pues bien. En los últimos 100 años hemos añadido 5.400 millones más y seguimos creciendo.
Ese es el verdadero problema que nadie sabe cómo resolver y que indudablemente va ir a peor a medida que los recursos naturales del planeta vayan desapareciendo y, como consecuencia, la economía vaya hundiéndose.
Así que no lo dudes: el Dólar se hundirá. Aunque también podría ser que todo fuera una estrategia para llevarnos hacia ese famoso “nuevo orden mundial” como ya comenté en un artículo anterior. De todas formas yo sí pienso que el Dólar tiene los días contados y se derrumbará tarde o temprano; otra cosa es quién va a salir indemne de esta situación y qué sustituirá al Dólar.

Con esto no estoy diciendo que el mundo se va a acabar, al contrario. Lo que estoy diciendo es que lo quiera o no ese “atajo de subnormales” el mundo seguirá evolucionando. Lo lamentable es que teniendo los conocimientos, la tecnología y los medios necesarios para diseñar un mundo mejor, no lo estemos llevando a cabo por culpa de esa “caterva de tarados” que no quiere perder su estatus privilegiado.

viernes, 4 de septiembre de 2015

LA TODOPODEROSA INDUSTRIA TURÍSTICA

Parece que nadie, hasta ahora, se había dado cuenta de que el turismo es la “nueva gran industria” más importante del mundo después, como es natural, de la industria alimentaria, ya que comer, tenemos que comer todos.
Según la OMT (Organización Mundial de Turismo) El turismo internacional facturó 1,4 billones de dólares en 2013 en todo el mundo. También, de los 7.000 millones de habitantes del planeta, 1.138 millones cruzaron en 2014 alguna frontera en sus viajes de placer, una cifra récord y creciendo.
Pero hagamos un poco de historia sobre el turismo.
El turismo como tal, nace en el siglo XIX, como una consecuencia de la revolución industrial y el aumento del poder adquisitivo de la gente. Una parte relevante de la población mundial comienza a realizar desplazamientos cuya intención principal es el ocio; el descanso; la cultura; la salud; los negocios y las relaciones familiares.
Pero es en la segunda mitad del siglo XX, con la llegada de la clase media, cuando el turismo se convierte en una actividad económica de carácter lúdico-social, en la cual se busca el desarrollo de actividades que puedan generar –podríamos llamarlo así-un momento inolvidable, para aquel que lo realiza.
Hay fundamentalmente dos clases de turismo:
·        Turismo interno.- el que se realiza dentro del mismo país o zona. Económicamente afecta a la redistribución de la renta y creación de empleo, pero no provoca entrada ni salida de divisas.
·        Turismo externo.- en el que el viaje se efectúa de un país a otro. Económicamente produce entrada de divisas (riqueza del exterior).
En función de la capacidad económica el turismo se divide en tres clases:
·        Turismo de élite: como su nombre indica, es el realizado por las clases altas. Suelen ser viajes individuales con servicios de alto nivel y destinos alejados, exóticos generalmente. No está sujeto a periodo vacacional y el promedio de estancias y frecuencia de viajes es mayor que en los demás.
·        Turismo de masas: es el realizado por la clase media. Son viajes en medios de transporte colectivos, en alojamientos no muy caros y el nivel de gasto es bastante más reducido que en el anterior. Prefieren destinos más cercanos y frecuentemente se recurre al viaje "todo incluido". Este tipo de turismo sí está sujeto a periodos vacacionales y es el causante de las aglomeraciones estivales y al deterioro y degradación de la calidad de vida local.
·        Turismo social: es el de menor gasto. Suelen ser viajes colectivos, fuera de temporada vacacional y en ocasiones parte del viaje está subvencionado. Es el que realizan las clases sociales con menor renta, como los jubilados y estudiantes.
Se habla mucho de las bondades económicas que el turismo supone para los países que desarrollan esta actividad. Pero de lo que no se habla es de que el turismo en sí, se ha convertido en una de las actividades más nocivas para nuestro entorno, además de ser una de las industrias más degradadoras del medioambiente.
Tanto el turismo de élite, el social, y no digamos el turismo de masas, son los responsables del deterioro y la degradación de la calidad de vida local, amén de las atrocidades urbanísticas y paisajísticas de las zonas que lo sufren. Un ejemplo de esto lo tenemos en el urbanismo salvaje en tantísimos tramos de litoral de España, Portugal, Italia o la costa Azul francesa. También los centros históricos de las ciudades más turísticas del mundo se han quedado en eso; en centros turísticos, pues la vida local ha desaparecido de ellos.
¿Pero verdaderamente el turismo genera riqueza para las poblaciones que lo sufren?
Hasta hace poco, cuando uno viajaba se alojaba en un hotel, comía y cenaba en un restaurante (no siempre el mismo) luego por la noche acudía a algún local nocturno, y al finalizar el viaje solía comprar algún souvenir para él o sus seres más allegados. En definitiva, repartía su gasto por diferentes negocios de la población que visitaba.
Pero esto está cambiando. Los grandes depredadores del dinero se han dado cuenta de que está industria mueve muchísimo dinero y han decidido ir a por él. Para ello han creado sus “mega-cadenas hoteleras”, así como sus “mega-tour operadores” y sus compañías aéreas “low cost”. En definitiva, no quieren una parte del pastel; quieren todo el pastel.
Si habéis viajado alguna vez a la Riviera Maya, en Méjico, probablemente habréis cogido un paquete de “todo incluido” que, como su nombre indica, lo incluye todo: vuelo, hotel, desayuno, comida y cena, espectáculos, discoteca, barra libre, etc. y, por supuesto, los hoteles cuentan con servicios de peluquería, gimnasio y todo tipo de tiendas. En resumen: todo vuestro dinero se ha quedado allí en ese “todo incluido” y probablemente no habréis gastado un solo euro fuera del circuito. Esto supone que el estado de Quintana Roo -que es donde se encuentra la Riviera Maya- no ha visto un solo euro vuestro. Ellos han puesto sus playas y su maravilloso clima y el dinero se lo han llevado los de siempre; multinacionales del sector.
Por otra parte, últimamente se ha adoctrinado a la población para hacerle creer que si no viaja es que no es de este mundo. Cada vez que disponga de unos días, estos, los dedicará a viajar, aunque sea a la vuelta de la esquina para visitar no sé qué chorrada.
Tal es el grado de estupidez que este verano –no daba crédito a lo que estaba viendo en un telediario- en el Puerto del Pico, en la provincia de Ávila, la gente se arremolinaba a lo largo de la calzada romana para ver pasar las vacas que realizan la trashumancia desde Extremadura a Ávila y, claro está, algunos han montado su chiringuito de bocatas; otros, paseos a caballo para seguir al ganado y, otros, viajes organizados desde Madrid con el “todo incluido”. Ni que decir tiene el inconveniente que esto les supone a los pastores trashumantes, por no hablar de cómo queda el Puerto del Pico de basura (latas, botellas, bolsas de plástico, etc.) después de tan “espectacular” evento.
¿Y qué decir del turismo rural? Pues bien, la gente paga por volver al pueblo -del que ellos o sus ancestros salieron echando pestes- para oler a “caca de vaca” y hacer todo aquello que han odiado siempre (estar con las vacas, visitar granjas avícolas o de cerdos, cavar un huerto, trillar, dar un paseo en burro, etc.)
En fin: ¿Y todo esto para qué? Pues ya te lo digo yo. Para hacer unas lindas fotos y estupendos vídeos, con los que dar el coñazo a sus familiares y amigos, y, sobre todo, por poderlo contar. Sí, es así. Si no lo pudiera contar mucha gente no lo haría, ya que la mayoría de esos viajes de “ensueño” suelen ser una lata y llenos de penurias (comes mal, duermes mal, tienes que soportar aglomeraciones, atascos, largas horas en aeropuertos en los interminables viajes,  y en la playa no tienes sitio ni para poner la toalla).
Y, para terminar me gustaría hacer una última reflexión.
Con la escusa de la “inventada crisis” todos estamos viendo a diario las políticas que la UE está aplicando en los países del sur de Europa como Grecia, Portugal, España e Italia, a los cuales se les ha inducido a tener una deuda de más del 100% de su PIB que, para pagarla, no tendrán más remedio que realizar las privatizaciones que se les exija. (Acabamos de ver el ejemplo de Grecia que ha tenido que privatizar 14 de sus aeropuertos más turísticos -se empieza privatizando aeropuertos y se termina vendiendo islas y Grecia tiene más de dos mil-. Al tiempo)
Pues bien. ¿No será que la “mega-industria turística” ha decidido explotar el potencial de estos países para quedarse con todo el pastel en detrimento de la pequeña industria local? (no creo que sea descabellado, pues ya tenemos el ejemplo la industria alimenticia en la que las grandes superficies se han comido literalmente al pequeño comercio de toda la vida).
Por otro lado, se están desestabilizando todos los países mediterráneos que tienen turismo o son potenciales turísticos como Túnez, Libia, Egipto y Líbano. –qué curioso, ¿no?-
¿Y lo de Cuba? ¿A santo de qué viene ese acercamiento de EEUU hacia Cuba, si Cuba no ha cambiado un ápice su política? Me huelo que lo que busca EEUU es el gran potencial turístico de Cuba y no el acercamiento al “hermanísimo” pueblo cubano.
Como verás, no es oro todo lo que reluce, y esto del turismo, en la mayoría de los casos, es más un incordio que un disfrute, por no hablar de lo incómodo que resulta para las poblaciones autóctonas que lo sufren y no viven de él. Pero lo peor de todo es que se ha convertido en una “industria buitre” que va devorando todo lo que cae en sus manos y cuyos beneficios económicos van a parar a las arcas de los de siempre.