domingo, 20 de septiembre de 2015

FLEXIBILIZACIÓN CUANTITATIVA

A la mayoría de nosotros esto de la “flexibilización cuantitativa” no nos suena de nada, y no es de extrañar porque es un concepto muy reciente implantado en la economía moderna, que lo han denominado así por no llamarlo directamente, por ejemplo: “el truco del almendruco” 
Desafortunadamente, entre la mayoría de la población, a la economía se le considera un tema aburrido, a la vez que confuso, pues incorpora tecnicismos de jerga financiera (palabrejas raras para que no se entienda el concepto de lo que verdaderamente es) unida a modelos matemáticos intimidantes, que rápidamente disuaden a la gente de intentar entenderla. Sin embargo, la verdad es que la complejidad asociada al sistema financiero no es más que una simple máscara, diseñada para ocultar una de las estafas más grandes jamás creada por el hombre.
¿Pero, qué es la “flexibilización cuantitativa”? Pues es ni más ni menos que la potestad que se le otorga a los bancos centrales de crear dinero nuevo de la nada -o sea, inventado- mediante la oportuna anotación electrónica en la computadora central de la propia entidad; así de simple. Estos nuevos fondos creados se usarán a continuación para comprar activos. Por lo general esos activos suelen ser obligaciones, casi siempre bonos, para que las empresas, los bancos y las instituciones dispongan de dinero con el que impulsar la economía.
En definitiva, se trata de una medida desesperada de los bancos centrales para estimular una economía aletargada cuando las herramientas habituales, como las bajadas de los tipos de interés a corto plazo, ya no resultan efectivas.  
¡Toma ya! ¡Magnífico! ¿Y por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué un parado de larga duración, un autónomo o un pensionista precario, por ejemplo, no pueden inventar su propio dinero para estimular su economía?
A poco inteligente que sea uno se dará cuenta de que no hay banco, empresa o institución que se resista a utilizar este nuevo dinero inventado, para conseguir sus propios objetivos económicos o políticos y no, como se dice, para impulsar la economía. Esto -se pongan los inventores de esta maniobra todo lo estupendos que se pongan- lo que hace es fomentar aun más las desigualdades sociales, ya que los bancos y grandes empresas cada día serán más ricos –eso sí, endeudados hasta la médula- en detrimento de las clases más bajas de la sociedad que cada día serán más pobres.
Es curioso, pero cada vez que escarbas en el paradigma económico actual descubres todo tipo de triquiñuelas para que los mega-ricos lo sigan siendo, sin importarles en absoluto la tremenda estafa a la que tienen sometida a toda la población mundial.
Por otra parte, está claro que con este invento de la “flexibilización cuantitativa” se está creando la mayor burbuja de dinero fiduciario de toda nuestra historia. Sin embargo, paradójicamente, a la gente se le está diciendo que no hay dinero para educación, sanidad, empleo, pensiones, programas de dependencia, etc. ¿En qué quedamos? ¿No se utiliza la “flexibilización cuantitativa” para impulsar la economía?
Bueno, pues si eres de los que no lo sabías, ahora ya lo sabes. Cojonudo invento este de la “flexibilización cuantitativa” ¿verdad? La pena es que no lo podamos utilizar todos.

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