lunes, 23 de noviembre de 2015

LO QUE VERDADERAMENTE DESENCADENÓ LA GUERRA DE SIRIA

La manipulación, tergiversación y desinformación que los medios de comunicación hacen diariamente sobre la guerra de Siria, y lo concerniente al EI, es vergonzosa.
En nuestra historia más reciente, todas las guerras desencadenadas han sido y son acometidas por motivos económicos y esta no es precisamente una excepción.
Toda la parafernalia de que si los Suníes son mayoría y están gobernados por una minoría de Chiíes que, por cierto, es verdad, y que Bashar al-Asad es un dictador que masacra a su pueblo, no tiene nada que ver con la realidad del desencadenamiento del conflicto. En Siria a parte de los Suníes y Chiíes están los alawitas, además de  otras etnias como los asirios, armenios, turcos, kurdos y miles de refugiados palestinos.
Todo este conglomerado hace que un país relativamente nuevo –tiene escasos cien años y se autogobierna desde hace 50- sea muy fácil de desestabilizar, ya que aun no se han asentado definitivamente las bases de su convivencia.
Pero vayamos por partes:
Europa, después de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima, está decidida a ir abandonando paulatinamente la energía nuclear -cosa que ya ha hecho Alemania- e ir hacia la producción de energía eléctrica a través de gas: no olvidemos que Europa es un gran devorador de energía, y los países productores de hidrocarburos lo saben, abriéndose para ellos la posibilidad de hacer negocio y obtener pingües beneficios.
El desencadenamiento principal de esta guerra no es otro que el de los dos futuros gaseoductos, que pretenden construir Irán y Qatar respectivamente, para llevar el gas del yacimiento del Golfo Pérsico, cuya propiedad es compartida entre Irán y Qatar, hacia Europa.
Por una parte Irán tiene firmado un anteproyecto con Bashar al-Asad e Irak, con anterioridad al estallido de la guerra, para la construcción de un gaseoducto a través de Irak y Siria, hasta la ciudad portuaria de Tartus donde -¡ojo!- Rusia tiene una base naval. Este gaseoducto evitaría transportar el gas dando toda la vuelta a la Península Arábiga y salir por el Mar Rojo a través del canal de Suez al Mediterráneo, con el coste que eso conllevaría. Además, Rusia, aliado histórico de Irán, se beneficiaría, ya que con toda probabilidad sería la encargada de transportar ese gas hacia Europa.
Ni que decir tiene que este proyecto ha estado boicoteado desde el principio por Qatar y EEUU: por Qatar, como es obvio, por la ventaja que le supondrá a Irán el que su gas sea embarcado directamente en el Mediterráneo -privándole a él de hacer lo mismo- ya que Siria es la pieza clave para la construcción de los dos gaseoductos. Y en lo que respecta EEUU, estos no quieren ver ni en pintura un despegue económico de Irán, ya que este país es partidario de acabar con la hegemonía del dólar en la compra y venta de materias primas en el mundo.
Por otra parte está Qatar. El gaseoducto que pretende construir Qatar, para evitar lo mismo que Irán, sería a través de Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía. Es por eso que Siria es de vital importancia para Qatar y, por tanto, ha sido Qatar quien ha orquestado y financiado (se dice que con más de 5.000 millones de dólares) junto a EEUU, toda la desestabilización de Siria, para acabar con Bashar al-Asad, desencadenando el caos actual.
Otro de los actores invitados a este conflicto es el llamado Estado Islámico (EI o ISIS) que ha sido entrenado, financiado y utilizado por occidente (concretamente por la CIA, el M16 británico y el MOSSAD israelí) para colaborar en la desestabilización de diferentes países islámicos, entre ellos Siria para derrocar a Bashar al-Asad. Este grupo ha sabido aprovechar la coyuntura de la Guerra Civil en Siria y expandirse por gran parte de Siria e Irak, declarándose finalmente en abril de 2013 como Estado Islámico  y con pretensiones de propagarse a todos los países de Oriente Medio, el Magreb y llegar incluso a la Península Ibérica, pues siempre hablan de recuperar al-Ándalus.
Bueno. Pues aquí tenemos de dónde han salido los protagonistas de los diferentes  bandos de la guerra de Siria.
Hay un dicho popular que dice: “de esos polvos vienen ahora estos lodos”. O lo que es lo mismo: lo que empezó con la única pretensión de derrocar a Bashar al-Asad, para favorecer el gaseoducto de Qatar en detrimento del de Irán, se ha convertido en un conflicto internacional de intereses económicos, más la amenaza del EI.

jueves, 19 de noviembre de 2015

LA UTILIZACIÓN DEL TERRORISMO PARA SALVAGUARDAR LA ECONOMÍA

¡Así que estamos en guerra! Al menos eso es lo que ha dicho el presidente de Francia, François Hollande, después de los atentados del día 13 de noviembre de 2015 en París. Es más, ha anunciado un estado de emergencia de 3 meses (la constitución francesa no permite más de 12 días) y para ello cambiará la Constitución. También, ojo al dato, ha dicho a Bruselas que no cumplirá con los objetivos de déficit, ya que es prioritario acometer el gasto en la guerra contra el EI.
Pues qué bien. Con todo mi respeto y solidaridad con las víctimas -siempre pagamos los mismos- ya tienen la escusa perfecta para intentar salir o retrasar el colapso económico inminente que se avecina, con una salida bélica que, por cierto, es lo que históricamente siempre se ha hecho (sólo por poner un ejemplo: la salida de la Gran Depresión del 29 derivó en la 2ª guerra mundial)
Ahora están intentando hacer una gran coalición internacional –Francia y Rusia ya se han unido- para acabar con el EI y el terrorismo en general. Pero no olvidemos que el terrorismo ha sido creado, financiado y promovido por occidente –mejor dicho por EEUU- para salvaguardar sus intereses económicos y geo-políticos. Esto no lo digo yo, lo dicen, entre otros, ex agentes de la CIA y del M16. Ya les dijo Putin en una reunión de Naciones Unidas: “¿se dan cuenta de lo que han hecho?”
Se está generando tanto odio, por parte de unos y otros, que es casi imposible evitar lo que parece inevitable.
Como todo en esta vida, el fenómeno del terrorismo tiene solución. Lo que hay que tener es voluntad de encontrar esa solución. Pero no creo que los mismos que han creado este problema tengan intención de resolverlo y más aun cuando lo utilizan para acometer sus tropelías económicas y financieras.
Según todos los indicadores la economía mundial está por los suelos y a punto de colapsar.
Las economías de EEUU y Japón –sólo por citar a dos de las economías más grandes del mundo- están endeudadas hasta la médula y a punto de estallar. Y en China, según los analistas, no es oro todo lo que reluce, y aunque esté creciendo a un 6,9%, según la mayoría de indicadores está en desaceleración y con una deuda que ha pasado de los 2 billones de dólares en el año 2002 a 28 billones de dólares en el año 2015, y a esto hay que sumarle que tienen la mayor burbuja inmobiliaria de todo el planeta.
Las diferentes fases de flexibilización cuantitativa llevadas a cabo por los bancos centrales no han hecho más que agravar la situación y el mundo financiero se ha convertido en un gran casino en el que los únicos que sacan beneficio son los tramposos. Un ejemplo claro de esto es el caso del Deutsche Bank, que no quiere seguir ofreciendo a sus clientes depósitos, puesto que no necesita capital, gracias a que el Banco Central les proporciona todo el dinero gratis que necesitan, ya que el BCE tiene la potestad de emitir moneda con toda la facilidad del mundo. El siguiente paso que darán los bancos será la remuneración de intereses negativos; es decir, que habrá que pagar un interés por tener el dinero en el banco.
Pero el ejemplo más claro del gran casino en que se ha convertido el sistema financiero es el comercio de alta frecuencia o transacciones de alta frecuencia -HFT por sus siglas en inglés- que, como su nombre indica, consiste en comprar y vender miles de títulos al día a velocidad de vértigo (especulación pura y dura). Los fondos de cobertura, los operadores financieros y grandes firmas comerciales con muchos especialistas que han surgido en la última década, disponen de ordenadores súper-rápidos y programas muy complejos para disparar las órdenes en menos de una milésima de segundo. De hecho, en términos de volumen, las transacciones de alta frecuencia computarizadas representan actualmente entre dos tercios y tres cuartas partes de todas las operaciones de Wall Street. Alucinante ¿verdad?
Por mucho que nos digan que la economía se está recuperando, no es verdad, son solamente chanchullos y maquillaje financiero para aguantar el tirón.
Hay un indicativo claro de que esto es así. Se trata del Índice Báltico Seco que se ha desplomado más de un 50% desde marzo y los economistas temen que esta caída responda a una desaceleración generalizada del comercio global. (El Índice Báltico Seco -BDI por sus siglas en inglés- es un indicador diario de precios, elaborado a partir de los datos suministrados por los consignatarios de buques a la Baltic Exchange de Londres, que sirve de referencia del coste del transporte de mercancías a granel por las principales rutas marítimas del mundo)
¿Y qué nos está diciendo el índice BDI sobre el comercio y el crecimiento mundial?: resulta que la correlación entre el comercio mundial y el BDI es extremadamente fuerte. La Agencia Holandesa para el Análisis de la Política Económica (CPB) elabora mensualmente el CPB World Trade Monitor, una estadística sobre el comercio mundial. Pues bien. Al analizar los datos, resulta evidente que los volúmenes comerciales se han ido debilitando desde finales de 2013 hasta alcanzar mínimos históricos, por lo que todo parece indicar que el comercio mundial se está deteriorando a pasos agigantados y está entrando prácticamente en coma.
Bueno, pues esto es lo que tratan de evitar o retrasar los dueños del mundo, hasta que tomen posiciones en el nuevo paradigma que está por venir. Para ello están utilizando, entre otros, a un puñado de beduinos -la mayoría poco instruidos y sin futuro, llamado EI- que, por otra parte, si se les financia, adiestra y organiza, con el paso del tiempo se pueden convertir en una seria amenaza.

Parafraseando a Putin en uno de sus discursos ante las Naciones Unidas: “¿se dan cuenta de lo que han hecho?”

domingo, 15 de noviembre de 2015

CAIDA EMPICADA DEL EMPLEO

Tenemos un serio problema demográfico del que nadie habla, o no quiere hablar, porque probablemente nadie sabe cómo resolver.
Los que tenemos ya cierta edad, hemos podido comprobar cómo la población mundial prácticamente se ha triplicado en solamente 6 décadas, pasando de los 2.500 millones de habitantes en el año 1.955 a los 7.376 millones de personas que poblamos el planeta a día de hoy.
Eso quiere decir que también ha aumentado la población activa en el mundo que, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) comprende a personas de 16 años o más que pueden aportar trabajo para la producción de bienes y servicios durante un período específico, y que incluye tanto a las personas con empleo como a las personas desempleadas. Por lo tanto, lo que ha sucedido es que en tan sólo 6 décadas se han incorporado un número aproximado de 2.000 millones de personas más a la caza de un puesto de trabajo. Y digo a la caza de un puesto de trabajo porque todas estas personas deberán procurarse un empleo del que sacar un dinero para poder subsistir, ya que, en el mundo actual, si no dispones de dinero no puedes tener acceso a los bienes y servicios necesarios para llevar una vida digna. Hoy en día a todo se le ha aplicado un precio monetario, por lo tanto, no te queda otra opción que no sea la de trabajar para poder vivir.
¿Pero, qué está pasando con el empleo? ¿Por qué si cada día somos más trabajamos menos? Lo normal sería que ante un aumento de la población se necesitara más carga de trabajo para cubrir las necesidades de esa población, y verdaderamente es así. Lo que está ocurriendo es que ahora producimos más con menos; es decir, que necesitamos mucha menos gente para producir más cantidad de bienes y servicios, ya que las personas están siendo reemplazadas por máquinas, mucho más productivas y eficientes.
Un estudio realizado por la OIT revela que las políticas de liberalización del mercado de trabajo –reformas laborales, etc.-, llevadas a cabo en los países desarrollados tras la crisis, han provocado que tres cuartas partes de la población activa mundial trabaje con contratos temporales, precarios o por cuenta propia, perdiendo así toda protección laboral. Por otra parte, estas reformas no han servido para reducir la tasa de desempleo. Además, dicen que es probable –yo diría que es seguro- que este tipo de empleo vaya a prevalecer con mayor frecuencia a partir de ahora, dado que de lo que se trata es de tener a la gente ocupada para evitar una revuelta social, aunque ese trabajo no aporte nada, ni sea útil a la sociedad y, para más inri, no te saque de la pobreza.
Ya sé que lo normal es pensar que si bien se destruyen muchos puestos de trabajo, como consecuencia de la llegada de la tecnología, también se crean muchos nuevos. Y es verdad. Pero los nuevos puestos de trabajo son, por lo general, para personas de alta cualificación y su número no llega a alcanzar ni la cuarta parte del empleo que se destruye.
Pero veámoslo con datos.
En el año 2.011 el diario The Eonomist elaboró una relación sobre las empresas que más empleados tienen en el mundo y las 10 primeras son:
-     Departamento de Defensa de EEUU. Da empleo a 3,2 millones de personas.
-     Ejército chino. Tiene en nómina a 2,3 millones de personas.
-     Walmart. Es la empresa privada que proporciona más trabajo en el mundo. Emplea a 2,1 millones de personas.
-     McDonald’s.  Con 1,7 millones de asalariados.
-     China National Petroleum Corporation (CNPC). También emplea a 1,7 millones.
-     State Grid Corporation of China. La mayor transmisora y distribuidora de electricidad del mundo emplea a 1,6 millones de personas.
-     Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. Proporciona 1,4 millones de puestos de trabajo.
-     Ferrocarriles de la India. Da trabajo a 1,4 millones de personas.
-     China Post Group. Correos chino da trabajo a 900.000 personas.
-     Hon Hai Precision Industry. El mayor fabricante del mundo en material electrónico chino emplea a 800.000 personas.
En total estas 10 empresas dan trabajo a 17.1 millones de personas, de la cuales, las 2 primeras -que son las que más trabajo procuran en el mundo- son ejércitos; es decir, trabajos que no aportan nada a la sociedad y que verdaderamente no harían falta. Y el resto de empresas podrían –y con toda seguridad terminarán haciéndolo- reducir un número importante de empleos automatizando parte de los puestos de trabajo actuales.
Por otro lado están las empresas tecnológicas.
En el año 2014 las 5 empresas tecnológicas que generaron más cantidad de empleo en el mundo fueron:
-     Samsung: 275.100 empleos
-     Sony: 105.000 empleos
-     Microsoft: 99.000 empleos
-     Apel: 80.300 empleos
-     Google: 48.000 empleos
En total 607.400 puestos de trabajo que, comparados con los 11 millones de empleos que proporcionan las 5 primeras empresas de la lista anterior, ponen de manifiesto que las nuevas tecnologías no son precisamente las que van a resolver el problema del desempleo.
Por muchas promesas que los políticos nos hagan el empleo no va a volver; es más, se seguirá destruyendo empleo.
Hay algunos economistas que aseguran que la falta de empleo es el fruto de una mala política y no consecuencia de la tecnología. ¡Qué tontería! Pues claro que todo es el fruto de la política. Si se tomara la decisión política de poner a trabajar a todo el mundo -por ejemplo: poniendo a cada persona dependiente y a los mayores de 75 años a alguien que se ocupe de ellos; creando puestos de trabajo para la limpieza y mantenimiento de montes, ríos y océanos; creando centros de investigación de todo tipo; y así un largo etc.- es seguro que se resolvería el problema del desempleo. Pero seamos realistas. Esa no es la sociedad en que vivimos. Vivimos en una sociedad en la que el dinero prima sobre las personas, y como la tecnología genera más beneficio que dar empleo a más personas, pues, de momento, parece que seguiremos así.
Actualmente hay millones de personas que están trabajando y no necesariamente producen bienes, aunque si algunos servicios. Servicios, por otra parte, nada relevantes y que fácilmente podríamos prescindir de ellos sin que hicieran la más mínima mella en la producción de bienes (de todos es sabido los “servicios” que prestan los intermediarios y que únicamente sirven para encarecer el producto)
Existen infinidad de trabajos que no aportan nada a la sociedad y que sólo se realizan por tener que mantener a la gente ocupada y al mismo tiempo procurarse un dinero para su subsistencia, ya que no hay otra manera de vivir. Abogados, economistas, banqueros, políticos, especuladores financieros, comerciales, aseguradoras, intermediarios de todo tipo, cuerpos de seguridad, y un largo etc., no aportan nada a la sociedad. Nos encaminamos hacia un modelo cada vez más tecnológico y muchos de estos puestos de trabajo tarde o temprano tenderán a desaparecer.
En una sociedad cada vez más tecnológica, que está basada en un modelo político-económico-monetario obsoleto e insostenible –como el actual- es seguro que cada día se destruirán más y más puestos de trabajo. Aunque, bueno, no es exactamente así. Es insostenible para la mayoría, pero no para una minoría. Y mientras esa minoría -que goza de todo el poder- no sea sustituida por la mayoría, esto, no va a cambiar. El empleo seguirá destruyéndose y prácticamente todos los puestos de trabajo que resistan la embestida de la tecnología serán cada día más precarios.