viernes, 4 de septiembre de 2015

LA TODOPODEROSA INDUSTRIA TURÍSTICA

Parece que nadie, hasta ahora, se había dado cuenta de que el turismo es la “nueva gran industria” más importante del mundo después, como es natural, de la industria alimentaria, ya que comer, tenemos que comer todos.
Según la OMT (Organización Mundial de Turismo) El turismo internacional facturó 1,4 billones de dólares en 2013 en todo el mundo. También, de los 7.000 millones de habitantes del planeta, 1.138 millones cruzaron en 2014 alguna frontera en sus viajes de placer, una cifra récord y creciendo.
Pero hagamos un poco de historia sobre el turismo.
El turismo como tal, nace en el siglo XIX, como una consecuencia de la revolución industrial y el aumento del poder adquisitivo de la gente. Una parte relevante de la población mundial comienza a realizar desplazamientos cuya intención principal es el ocio; el descanso; la cultura; la salud; los negocios y las relaciones familiares.
Pero es en la segunda mitad del siglo XX, con la llegada de la clase media, cuando el turismo se convierte en una actividad económica de carácter lúdico-social, en la cual se busca el desarrollo de actividades que puedan generar –podríamos llamarlo así-un momento inolvidable, para aquel que lo realiza.
Hay fundamentalmente dos clases de turismo:
·        Turismo interno.- el que se realiza dentro del mismo país o zona. Económicamente afecta a la redistribución de la renta y creación de empleo, pero no provoca entrada ni salida de divisas.
·        Turismo externo.- en el que el viaje se efectúa de un país a otro. Económicamente produce entrada de divisas (riqueza del exterior).
En función de la capacidad económica el turismo se divide en tres clases:
·        Turismo de élite: como su nombre indica, es el realizado por las clases altas. Suelen ser viajes individuales con servicios de alto nivel y destinos alejados, exóticos generalmente. No está sujeto a periodo vacacional y el promedio de estancias y frecuencia de viajes es mayor que en los demás.
·        Turismo de masas: es el realizado por la clase media. Son viajes en medios de transporte colectivos, en alojamientos no muy caros y el nivel de gasto es bastante más reducido que en el anterior. Prefieren destinos más cercanos y frecuentemente se recurre al viaje "todo incluido". Este tipo de turismo sí está sujeto a periodos vacacionales y es el causante de las aglomeraciones estivales y al deterioro y degradación de la calidad de vida local.
·        Turismo social: es el de menor gasto. Suelen ser viajes colectivos, fuera de temporada vacacional y en ocasiones parte del viaje está subvencionado. Es el que realizan las clases sociales con menor renta, como los jubilados y estudiantes.
Se habla mucho de las bondades económicas que el turismo supone para los países que desarrollan esta actividad. Pero de lo que no se habla es de que el turismo en sí, se ha convertido en una de las actividades más nocivas para nuestro entorno, además de ser una de las industrias más degradadoras del medioambiente.
Tanto el turismo de élite, el social, y no digamos el turismo de masas, son los responsables del deterioro y la degradación de la calidad de vida local, amén de las atrocidades urbanísticas y paisajísticas de las zonas que lo sufren. Un ejemplo de esto lo tenemos en el urbanismo salvaje en tantísimos tramos de litoral de España, Portugal, Italia o la costa Azul francesa. También los centros históricos de las ciudades más turísticas del mundo se han quedado en eso; en centros turísticos, pues la vida local ha desaparecido de ellos.
¿Pero verdaderamente el turismo genera riqueza para las poblaciones que lo sufren?
Hasta hace poco, cuando uno viajaba se alojaba en un hotel, comía y cenaba en un restaurante (no siempre el mismo) luego por la noche acudía a algún local nocturno, y al finalizar el viaje solía comprar algún souvenir para él o sus seres más allegados. En definitiva, repartía su gasto por diferentes negocios de la población que visitaba.
Pero esto está cambiando. Los grandes depredadores del dinero se han dado cuenta de que está industria mueve muchísimo dinero y han decidido ir a por él. Para ello han creado sus “mega-cadenas hoteleras”, así como sus “mega-tour operadores” y sus compañías aéreas “low cost”. En definitiva, no quieren una parte del pastel; quieren todo el pastel.
Si habéis viajado alguna vez a la Riviera Maya, en Méjico, probablemente habréis cogido un paquete de “todo incluido” que, como su nombre indica, lo incluye todo: vuelo, hotel, desayuno, comida y cena, espectáculos, discoteca, barra libre, etc. y, por supuesto, los hoteles cuentan con servicios de peluquería, gimnasio y todo tipo de tiendas. En resumen: todo vuestro dinero se ha quedado allí en ese “todo incluido” y probablemente no habréis gastado un solo euro fuera del circuito. Esto supone que el estado de Quintana Roo -que es donde se encuentra la Riviera Maya- no ha visto un solo euro vuestro. Ellos han puesto sus playas y su maravilloso clima y el dinero se lo han llevado los de siempre; multinacionales del sector.
Por otra parte, últimamente se ha adoctrinado a la población para hacerle creer que si no viaja es que no es de este mundo. Cada vez que disponga de unos días, estos, los dedicará a viajar, aunque sea a la vuelta de la esquina para visitar no sé qué chorrada.
Tal es el grado de estupidez que este verano –no daba crédito a lo que estaba viendo en un telediario- en el Puerto del Pico, en la provincia de Ávila, la gente se arremolinaba a lo largo de la calzada romana para ver pasar las vacas que realizan la trashumancia desde Extremadura a Ávila y, claro está, algunos han montado su chiringuito de bocatas; otros, paseos a caballo para seguir al ganado y, otros, viajes organizados desde Madrid con el “todo incluido”. Ni que decir tiene el inconveniente que esto les supone a los pastores trashumantes, por no hablar de cómo queda el Puerto del Pico de basura (latas, botellas, bolsas de plástico, etc.) después de tan “espectacular” evento.
¿Y qué decir del turismo rural? Pues bien, la gente paga por volver al pueblo -del que ellos o sus ancestros salieron echando pestes- para oler a “caca de vaca” y hacer todo aquello que han odiado siempre (estar con las vacas, visitar granjas avícolas o de cerdos, cavar un huerto, trillar, dar un paseo en burro, etc.)
En fin: ¿Y todo esto para qué? Pues ya te lo digo yo. Para hacer unas lindas fotos y estupendos vídeos, con los que dar el coñazo a sus familiares y amigos, y, sobre todo, por poderlo contar. Sí, es así. Si no lo pudiera contar mucha gente no lo haría, ya que la mayoría de esos viajes de “ensueño” suelen ser una lata y llenos de penurias (comes mal, duermes mal, tienes que soportar aglomeraciones, atascos, largas horas en aeropuertos en los interminables viajes,  y en la playa no tienes sitio ni para poner la toalla).
Y, para terminar me gustaría hacer una última reflexión.
Con la escusa de la “inventada crisis” todos estamos viendo a diario las políticas que la UE está aplicando en los países del sur de Europa como Grecia, Portugal, España e Italia, a los cuales se les ha inducido a tener una deuda de más del 100% de su PIB que, para pagarla, no tendrán más remedio que realizar las privatizaciones que se les exija. (Acabamos de ver el ejemplo de Grecia que ha tenido que privatizar 14 de sus aeropuertos más turísticos -se empieza privatizando aeropuertos y se termina vendiendo islas y Grecia tiene más de dos mil-. Al tiempo)
Pues bien. ¿No será que la “mega-industria turística” ha decidido explotar el potencial de estos países para quedarse con todo el pastel en detrimento de la pequeña industria local? (no creo que sea descabellado, pues ya tenemos el ejemplo la industria alimenticia en la que las grandes superficies se han comido literalmente al pequeño comercio de toda la vida).
Por otro lado, se están desestabilizando todos los países mediterráneos que tienen turismo o son potenciales turísticos como Túnez, Libia, Egipto y Líbano. –qué curioso, ¿no?-
¿Y lo de Cuba? ¿A santo de qué viene ese acercamiento de EEUU hacia Cuba, si Cuba no ha cambiado un ápice su política? Me huelo que lo que busca EEUU es el gran potencial turístico de Cuba y no el acercamiento al “hermanísimo” pueblo cubano.
Como verás, no es oro todo lo que reluce, y esto del turismo, en la mayoría de los casos, es más un incordio que un disfrute, por no hablar de lo incómodo que resulta para las poblaciones autóctonas que lo sufren y no viven de él. Pero lo peor de todo es que se ha convertido en una “industria buitre” que va devorando todo lo que cae en sus manos y cuyos beneficios económicos van a parar a las arcas de los de siempre.

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