miércoles, 20 de septiembre de 2023

SUIZA: ENCLAVE INTOCABLE DE LA ÉLITE DOMINANTE

Suiza es un país ubicado en Europa central sin salida al mar. Es un Estado federal con 26 cantones, una población de algo menos de nueve millones de habitantes y una superficie de 41.290 km2 (la doceava parte de la superficie de España). Sin embargo, a pasar de su pequeña superficie, reducida población y de no poseer recursos significativos es el cuarto país más rico del mundo, con un PIB per cápita de 92.100 euros.

A groso modo, Suiza es conocida internacionalmente por su turismo de montaña, relojes, quesos, chocolates, navajas y, sobre todo, por sus bancos, sin olvidar a Novartis, una de las farmacéuticas  más grandes del mundo. También, porque las ciudades de Zúrich, Ginebra y Basilea han sido clasificadas entre las diez mejores del planeta en términos de calidad de vida.

Aunque está situada geográficamente en el centro de Europa no pertenece ni a la UE ni a la zona euro, lo que hace de Suiza una “isla” dentro de Europa. ¿Y cómo puede ser que un país “aislado del mundo” que no tiene  ni mar ni recursos naturales ni una gran industria sea uno de los países más desarrollados del globo terráqueo? Pues sencillamente por la magia de dos palabras: “secreto bancario”. Estas dos mágicas palabras han hecho posible que sin tener prácticamente nada de nada su riqueza sea inconmensurable.

Llamemos a las cosas por su nombre. Suiza vive de la especulación financiera de sus bancos, cuyo capital es en gran medida ilícito o cuanto menos de dudosa transparencia y procedencia, debido a una ley bancaria -en particular de su artículo 47- que establece el  “secreto bancario” como disposición inviolable. 

Suiza no es un Estado al uso, es otra cosa: un Estado ficticio creado y administrado por poderosos oligarcas, esencialmente anglosajones, que son los propietarios de los bancos. Ellos son quienes dictan la política y, como es lógico, se han encargado de dotar al país de instituciones y leyes, en función de sus intereses, estableciendo como prioridad el “secreto bancario”.

Suiza no es más que una farsa revestida de neutralidad y honestidad. Es un Estado al servicio del poder global del dinero. Un enclave intocable desde el que robar al resto del mundo. Por eso no es de extrañar que casi todas las organizaciones supranacionales controladas por esta oligarquía tengan su sede en Suiza.

En Suiza se concentran las organizaciones internacionales más importantes –por cierto, que nadie ha elegido a través del sufragio universal- como la OMS, una de las oficinas de la ONU en Europa, la Organización Internacional del Trabajo, el Banco de Pagos Internacionales, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Internacional para los Refugiados, el CICR (órgano fundador de Cruz Roja) y así hasta llegar alrededor de 40.

Destacan las sedes deportivas de la FIFA (máximo organismo del fútbol a escala mundial), la UEFA (mayor ente del fútbol europeo), COI (Comité Olímpico Internacional), la FIDE (máximo organismo del ajedrez en el ámbito mundial) y el Tribunal de Arbitraje Deportivo.

Curioso que un pequeño país sin apenas deportistas tenga todo el elenco de las sedes deportivas más importantes e influyentes del planeta, ¿verdad? Pues no nos debería extrañar, ya que el deporte de masas, con el fútbol a la cabeza, es el instrumento de manipulación principal para manejar, adoctrinar y aborregar al “populacho”. Y como muestra un botón. Acabamos de ser testigos del “caso Rubiales”, donde, por cierto, a todos esos politicuchos que le acusan de acoso sexual Rubiales y su beso les importa una mierda. Lo que les importa es la propaganda que este caso tiene para la imposición de la ideología de género.

Suiza es un santuario de delincuentes. Así de claro. Más que un Estado es un instrumento transformador del poder global del dinero. Es, llamémoslo así, un “Estado/ONG”, disfrazado de neutral, cuyo objetivo primordial es atraer todo el capital oscuro, sucio e ilegítimo del mundo para hacerlo lícito en el marco de sus leyes: dinero del narcotráfico, de la venta de armas, robado, malversado, corrupto, etc.

En definitiva, es un refugio financiero para los delincuentes, donde se aglutina toda la basura del mundo. Pero no estamos hablando de delincuentes de tres al cuarto. Hablamos de delincuentes de “alto standing” como BlackRock, que, como no, es uno de los mayores accionistas de UBS Group AG (el mayor banco de Suiza salido de la fusión de Credit Suisse y UBS).

Ojo al dato. Suiza, con una población de 8.700.000 habitantes, tiene alrededor de 240 entidades bancarias (datos del año 2021) mientras España, con una población de 48.000.000 de habitantes, tiene aproximadamente 30.

Según la revista Forbes, estas son las 11 personas más ricas de Europa y sus fortunas:

1.       Bernard Arnault (Francia): 158 mil millones de dólares.

2.       Francoise Bettencourt Meyers (Francia): 74 mil millones de dólares.

3.       Amancio Ortega (España): 59 mil millones de dólares.

4.       Dieter Schwarz (Alemania): 47 mil millones de dólares.

5.       Rodolphe Saade (Francia): 41 mil millones de dólares.

6.       Francois Pinault (Francia): 40 mil millones de dólares.

7.       Klaus Michael Kuehne (Alemania): 37 mil millones de dólares.

8.       Beate Heister & Karl Albrecht Jr (Alemania): 36 mil millones de dólares.

9.       Giovanni Ferrero (Italia): 36 mil millones de dólares.

10.   Alain Wertheimer (Francia): 31 mil millones de dólares.

11.   Gerard Wertheimer (Francia): 31 mil millones de dólares.

Y ahora la “pregunta del millón”: ¿crees que estos señores no tienen a buen recaudo su fortuna? ¿Crees que la van a dejar en manos de lo que decida cualquier gobierno salido del “populacho”? Evidentemente, no. Y aunque el “secreto bancario” no nos permite saber con exactitud los nombres de las personas que ocultan su capital en Suiza, podemos imaginarlo.

¿Entiendes mejor ahora por qué existe un “país” como Suiza? Pues porque si no existiera estos sinvergüenzas tendrían que inventarlo.


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