martes, 30 de julio de 2024

¿SON REALMENTE VIRUS Y BACTERIAS LOS CAUSANTES DE ALGUNAS ENFERMEDADES?

Diferentes artículos, publicados en numerosas revistas “especializadas”, aseguran que Louis Pasteur y Robert Koch establecieron la “teoría de los gérmenes” como científicamente probada. Por lo tanto, tenemos que creer que el trabajo de estos dos señores permitió “probar” la hipótesis inicial del germen y elevarla al rango de teoría científica.

Para hacerlo aún más oficial, la Enciclopedia Británica dice que la "teoría de los gérmenes", es decir, la teoría que habla de que determinadas enfermedades son causadas por la invasión de microorganismos demasiados pequeños para ser visibles como virus o bacterias, se considera “probada” desde hace mucho tiempo.

La misma afirmación hace la Universidad de Harvard, que ratifica que esta “teoría” fue desarrollada, probada y popularizada en Europa y Norteamérica aproximadamente entre 1850 y 1920.

Y, por supuesto, como no podía ser de otra manera, Wikipedia afirma que la “teoría de los gérmenes” es actualmente aceptada para muchas enfermedades.

Ha pasado más de un siglo y esta “teoría”, que sistemáticamente es introducida en la mente de los futuros médicos durante su “formación” académica, ha acabado siendo aceptada por toda la población mundial sin cuestionar siquiera si Pasteur y Koch aportaron la evidencia científica necesaria y suficiente para confirmar su hipótesis.

Sin entrar en materia, pero siendo consciente de cómo funciona el mundo, donde todo se reduce a obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, no está de más cuestionarse: ¿y si la “teoría de los gérmenes” fue aceptada simplemente para que las farmacéuticas se hicieran de oro con las vacunas?

Hoy en día ya hay montones de estudios que refutan la “teoría de los gérmenes” de los que, sin embargo, nadie ha oído hablar. Son estudios que han investigado a fondo los pasos de Louis Pasteur y de Robert Koch. Dichos estudios afirman que los llamados virus patógenos son en sí mismos sólo el resultado de la muerte de las células o las consecuencias de su ataque por diversas fuentes como, por ejemplo, las provenientes de campos electromagnéticos, radiaciones, etc.

En definitiva, estos investigadores aseguran que la hipótesis de que los virus patógenos y los gérmenes maliciosos son los causantes de la mayoría de las enfermedades es totalmente absurda. Aseguran que las bacterias que se encuentran permanentemente alojadas en nuestro cuerpo (constituyendo así nuestro microbioma) normalmente participan de manera simbiótica en la asimilación de nutrientes, así como en la eliminación de diversas toxinas y desechos (en particular, células muertas).

Según ellos, se trata de desechos celulares simples de diversos órdenes, incluidos trozos de ADN o ARN, posiblemente rodeados por una envoltura lipídica para que salgan de la célula en mal estado o simplemente en modo de mantenimiento (se deshace, en particular, de las hebras de ARN caducadas después de su producción de proteínas).

Estos desechos son múltiples y su código genético depende, por supuesto, del de las células y, por tanto, del individuo (humano, animal o vegetal) cuyas células son afectadas o limpiadas. Y concluyen, que son moléculas muertas que no tienen poder de replicación. Por lo tanto, no mutan.

Ante tales aseveraciones, es obvio preguntarse: ¿entonces qué nos enferma? Pues según los detractores de la “teoría vírica”, que el cuerpo y la mente dejen de estar en equilibrio.

Cuando el cuerpo y la mente dejan de estar en equilibrio se siente malestar. Este malestar puede provocar efectos físicos (síntomas) más o menos agudos si la causa del desequilibrio no se corrige rápidamente. Si la causa persiste, los síntomas tienden a empeorar, pudiendo la enfermedad progresar a una peor etapa de desorganización.

El desequilibrio del cuerpo y la mente pueden ser provocados por deficiencia o exceso de diferentes factores.

Los factores que pueden producir un desequilibrio por deficiencia incluyen:

-A nivel físico: la desnutrición (incluidas las carencias de vitaminas, sales minerales y/o proteínas), la falta de exposición al sol, la falta de sueño, etc.

-A nivel afectivo y emocional: el aislamiento, la falta de contacto con los demás y con la naturaleza….

-Y a nivel mental: la falta de estimulación (mediante la lectura, los ejercicios mentales, la meditación, la reflexión, etc.).

Los factores que pueden producir un desequilibrio excesivo por intoxicación son:

-A nivel físico: exposición a radiaciones, aditivos alimentarios, pesticidas, herbicidas, contaminantes del aire, microplásticos en el agua y los alimentos, sustancias petroquímicas en cosméticos, detergentes, edulcorantes, medicamentos derivados de la petroquímica, vacunas, etc.

-A nivel afectivo y emocional: la búsqueda de sensaciones extremas, la ausencia de ponderación por parte de la mente, la conciencia o la espiritualidad, etc.

-Y a nivel mental: exceso de trabajo intelectual, estado de ansiedad, depresión…

Dicho esto, ya sólo nos queda rebatir la “teoría del contagio”.

Según los detractores de la “teoría de los gérmenes”, no existe la enfermedad por contagio de persona a persona, ya que nunca se ha podido demostrar científicamente tal cosa. Dicen, que las personas que enferman simultáneamente no lo hacen porque se contagien unas de otras, sino porque están expuestas a las mismas condiciones de vida: medioambientales, climáticas, alimentarias, estresantes, radiaciones, etc.

Para los nuevos investigadores independientes, la evidencia utilizada para argumentar que Pasteur y Koch probaron la hipótesis de los gérmenes no puede estar más lejos de la realidad. Según ellos, la hipótesis de los gérmenes, tal como se desarrolló sobre la base de un fenómeno natural observado, no pudo probarse mediante experimentos que reflejaran la vía hipotética de exposición natural. Pasteur y Koch tuvieron que recurrir a métodos antinaturales y grotescos para intentar enfermar a los animales. Ambos fueron incapaces de satisfacer los cuatro postulados lógicos esenciales, atribuidos a Robert Koch, que supuestamente prueban que cualquier microbio puede causar enfermedades. En definitiva, tuvieron que forzar y romper las reglas para que su “teoría” encajara.

Por lo tanto, siempre según estos investigadores, la hipótesis del germen nunca ha sido probada mediante evidencia derivada del método científico y consistente con la lógica de los postulados de Koch. Y, para más inri, fue refutada sin querer por los mismísimos Pasteur y Koch. Por consiguiente, afirman que nunca debió haber sido elevada a la categoría de teoría científica.

Después de haber expuesto las dos posturas sobre la “teoría de los gérmenes” (la que oficialmente reconoce su existencia y la que la niega), lo políticamente correcto sería decir que cada uno piense lo que quiera y actúe en consecuencia. Sin embargo, no sé si sería una opinión imparcial, ya que una postura es oficialmente reconocida, y dada a conocer al gran público, y la otra ocultada y denostada sistemáticamente.

Resumiendo. La teoría de que los gérmenes y los virus nos enferman ha sido rebatida científicamente en innumerables ocasiones. Sin embargo, nunca ha habido un debate serio al respecto. ¿No será que las empresas farmacéuticas ganan miles de millones con las vacunas y no están dispuestas a arriesgarse a perder tan suculentos beneficios? No sé, a lo mejor la reciente “vacunación” masiva de la humanidad, para supuestamente protegernos de un virus llamado SarsCov-2, nos pueda aclarar algo.

Ahora, como siempre, cada uno es muy libre de creer lo que quiera. Pero para sacar conclusiones, como ya he dicho, primero hay que informarse bien en los dos sentidos. Es lo mismo que en un juicio: hay que escuchar a las dos partes (defensa y acusación), ya que si sólo se escucha a una de ellas no sería un juicio justo, sería un fraude. 

sábado, 20 de julio de 2024

¿INMIGRACIÓN ILEGAL O INVASIÓN CONSENTIDA?

España se ha convertido en el segundo país de la UE que más migrantes recibe, aproximadamente entre 350.000 y 450.000 al año. Naturalmente, de seguir así vamos a tener consecuencias, como las están teniendo los países que ya pasaron por esto.

Los últimos datos revelan que en España la población ha crecido (cuando la tasa de reposición poblacional es de 1,1, siendo la mínima necesaria 2,1) debido a la llegada masiva de extranjeros. De hecho, ya representan el 16% de la población del país con casi 8 millones.

La gente tiene todo el derecho a moverse por donde quiera -algo intrínseco a la libertad del ser humano- cosa con la que estoy totalmente de acuerdo. Ahora bien, una cosa es hacerlo dentro de la legalidad vigente, y otra muy distinta hacerlo en la ilegalidad. Y mira que soy contrario a todo tipo de leyes restrictivas, pero el sistema tiene que ser coherente y consecuente.

Para justificar esta llegada masiva de inmigrantes, Irene Montero, eurodiputada del partido “Podemos”, dice que ninguna persona es ilegal. ¡Bravo! Una frase preciosa pero totalmente fuera de lugar, ya que, efectivamente, ningún ser humano es ilegal –cosa que no se discute-, lo que es ilegal es la acción de saltarse la ley, que es muy distinto.

Todo empezó en la década de los 80 cuando, con la excusa de importar mano de obra barata para realizar los trabajos peor remunerados que la población autóctona no quiere hacer, se inició una rápida transición hacia políticas migratorias en las naciones europeas más desarrolladas. Estas políticas tuvieron un gran auge fundamentalmente en países como el Reino Unido, Francia y Alemania, donde la idea era hacer de estos países un ejemplo de multiculturalismo.

Sin embargo, el tiempo ha puesto de manifiesto que el multiculturalismo es un fracaso, como lo demuestran todos los países donde se ha producido una migración masiva de culturas tan dispares a la autóctona. Lo único que se ha creado en esos países son guetos en los suburbios de las grandes ciudades. Porque, salvo raras excepciones, los migrantes no se mezclan con la población autóctona. Y no se mezclan, porque, mayoritariamente, vienen de países subdesarrollados que aún siguen en la Edad Media. Por poner sólo un ejemplo, en muchos de esos países una mujer es peor tratada que una cabra. Y no es una exageración, ni micho menos.

Han pasado más de cuatro décadas desde que empezó la inmigración masiva en Europa y, como era de esperar, ha tenido consecuencias.

Hablemos, por ejemplo, de Francia: un país donde hace apenas 50 años tenía uno de los índices de delincuencia más bajos del mundo.

Según datos del Ministerio del Interior Francés, en Francia se producen alrededor de 100 ataques diarios con arma blanca. También se cometen más de 1.000 homicidios y más de 90.000 agresiones sexuales al año, lo que supone un total aproximado de 246 agresiones sexuales al día, de las cuales 76 son violaciones.

¡Joder! ¿Tan salidos están los franceses? Sinceramente no lo creo, ya que hace 50 años los franceses ya disfrutaban de una libertad sexual muy superior a la que teníamos en España, que vivíamos en una dictadura. Por lo tanto, no creo que se haya producido una involución en ese sentido, y más cuando en Europa se goza de una libertad sexual sin precedentes.

Entonces, ¿qué ha cambiado? Pues ha cambiado la demografía del país, que ahora es “multicultural”.

En París, más del 75% de las violaciones son cometidas por ciudadanos extranjeros que, evidentemente, vienen de culturas todavía poco desarrolladas. Del mismo modo, estas mismas culturas arreglan sus diferencias a través de la violencia, con lo que el incremento de las agresiones físicas en Francia ha aumentado hasta alcanzar la cifra de 310.000 agresiones al año.

Para saber si esta cifra es alta o es baja, en un país con 67 millones de habitantes, la podemos comparar con España (48 millones de habitantes), donde actualmente tenemos unas 20.000 agresiones al año. Como podemos comprobar, la cifra de Francia efectivamente es muy elevada.

Y esto mismo ha sucedido en Alemania, Reino Unido, Países bajos, etc. Incluso en la pacífica Suecia se ha disparado la criminalidad a causa de la llegada masiva de extranjeros de otras culturas.

La pregunta para los españoles es: ¿queremos ser Francia? Porque si seguimos importando inmigrantes de una manera masiva y descontrolada nuestro destino va a ser el mismo.

Hoy en día, si a alguien se le ocurre pronunciarse en contra de la inmigración ilegal, todos aquellos que siguen las consignas “políticamente correctas” le tacharán de racista, xenófobo y, cómo no, de extrema derecha. Por cierto, un invento del ser humano -como los son también la derecha, la izquierda y la extrema izquierda- para etiquetar, encasillar y dividir a las personas.

Todos los que estamos a favor de que la inmigración sea regulada no nos hemos deshumanizado ni deseamos ningún mal a esos inmigrantes menores de edad. Al contrario, lo que queremos es que vuelvan con sus padres. Lo único que decimos es que ilegalmente no se puede venir a nuestro país. Porque todos aquellos inmigrantes que llegan de forma regular, es decir, cumpliendo la legalidad vigente, son bienvenidos siempre que respeten nuestras normas, nuestra cultura y se integren sin causar problemas, y el Estado debe desarrollar políticas en este sentido para hacerlo factible y viable.

Sin embargo, la inmigración ilegal; es decir, la llegada de personas a un país sin atender los requerimientos legales de ese país, no se debe consentir, ya que, de hecho, esas personas están vulnerando la ley.

¿Y qué pasa cuando cometemos una ilegalidad? Pues que recae sobre nosotros todo el peso de la ley. Si, por ejemplo, yo cojo un avión, viajo a Nueva York y me presento en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy sin pasaporte ni visado, no creo que me reciban con los brazos abiertos, me den alojamiento, comida y más adelante la nacionalidad estadounidense. Lo que harán es enviarme de vuelta a mi país, en el mejor de los casos, o bien detenerme y aplicarme la ley.

Hay una cosa clara. Los Estados tienen unos medios increíbles para no permitir nada que ellos no quieran. Lo pudimos comprobar durante la falsa pandemia, donde en un abrir y cerrar de ojos nos pusieron a todos contra la pared. Por lo tanto, si llegan inmigrantes ILEGALES es simple y llanamente porque el Estado lo consiente, dado que si todos, incluidos los más “progres”, hablan de inmigración ILEGAL, no hay nada que discutir, es ILEGAL y punto.

Seamos serios. El problema de la migración viene de donde vienen todos los problemas de la sociedad, del reparto desigual de la riqueza. Así que mientras existan países ricos y países pobres, la migración de los segundos hacia los primeros no va a parar. Sólo se detendrá en el momento en que el primer mundo deje de robar los recursos al tercer mundo y se apliquen en sus países las mismas políticas de desarrollo que en los nuestros. Porque si un nigeriano, senegalés o marroquí tuviera en su país las mismas oportunidades y el mismo nivel de vida que un Francés, Alemán o Español no creo que arriesgara su vida haciéndose a alta mar en un cayuco para buscarse la vida en Europa.

Lo que está pasando no es nada que no se tuviera previsto. ¿No te das cuenta de que si el poder no quisiera nadie migraría a otro país? Todo este fenómeno de la inmigración ilegal masiva, que se está dando en todo el mundo, no es más que otro objetivo de la Agenda 2030: un proyecto que está destinado a transformar de arriba abajo la sociedad. 

miércoles, 10 de julio de 2024

CÓMO DESTRUIR LA ECONOMÍA DE UN PAÍS Y NO “MORIR” EN EL INTENTO

Para un político destruir la economía de su país es relativamente sencillo. Ahora bien, corre el riesgo de “morir” en el intento. Sin embargo, si lo que hace es acatar las órdenes de las diferentes organizaciones globalistas internacionales, la cosa cambia. Eso es lo que se está haciendo en Occidente con la implementación de la Agenda 2030.

La Agenda 2030 tiene 17 objetivos diabólicos disfrazados de “buenismo sostenible”. Dichos objetivos son en realidad contrarios a los principios de cualquier sociedad justa y civilizada. No obstante, parece que a nuestros políticos se la trae al pairo y están utilizando toda esa sarta de sandeces con un único fin, empobrecer a la nación.

Todo lo que voy a exponer a continuación ya se está llevando a cabo en España y otros países para arruinar su economía deliberadamente.

-Impresión excesiva de dinero: causa hiperinflación y, por consiguiente, la reducción del poder adquisitivo de la gente.

-Aplicación de políticas fiscales desastrosas: aumento excesivo de impuestos que están desincentivando la inversión y el consumo.

-Gasto público excesivo, muy superior a los ingresos, generando una deuda pública que tendrá hipotecada a varias generaciones.

-Destrucción deliberada del sector primario mediante regulaciones restrictivas.

-Fomento de la corrupción y enfrentamientos constantes de la clase política. Esto divide a la población, y un pueblo dividido es un pueblo vencido.

-Intromisión en el conflicto Ucrania-Rusia -que ni nos va ni nos viene- para encarecer a propósito el suministro de bienes esenciales para el país como el trigo, el gas o el petróleo.

-Deterioro premeditado de la educación y la sanidad, lo que conlleva a una población más imbécil, dócil y enfermiza.

-Establecimiento de malas condiciones laborales y bajos salarios para propiciar la emigración de la gente más cualificada del país.

-Permitir y fomentar la inmigración ilegal para reemplazar a la población autóctona por otra de baja o nula formación más fácil de manipular.

-Y lo más grave de todo. España se ha unido a otras 12 naciones (Argentina, Australia, Brasil, Burkina Faso, Chile, República Checa, Ecuador, Alemania, Panamá, Perú, Estados Unidos y Uruguay) para firmar un acuerdo del FEM que establece la cantidad de explotaciones agrícolas y ganaderas que cada nación debe eliminar, ya que, según el FEM, la producción de alimentos está provocando el “calentamiento global”. Evidentemente, con este acuerdo no se pretende otra cosa que impulsar una hambruna global.

Esto, señores, es lo que se está haciendo actualmente en España: políticas irresponsables que arruinan nuestra economía y que, paradójicamente, a nadie parece importarle.

Ahora, para terminar de consumar su plan, ya sólo les queda acabar con nuestro “buque insignia”, el turismo.

Después de que los diferentes gobiernos conservadores y progresistas destruyeran prácticamente toda nuestra industria, a España ya sólo le queda la explotación de sus monumentos, su Sol y sus playas; es decir, el turismo.

Que España vive hoy en día prácticamente del turismo es una realidad. Y, claro está, como el objetivo real de la Agenda 2030 (la cual han firmado tanto el PSOE como el PP) es arruinar económicamente a España, una de las cosas que vamos a ver, no tardando mucho, es cómo se cargan también la industria turística.

Nuevamente utilizarán la estrategia “problema, reacción, solución”.

Primero se incita a la gente a hacer turismo a mogollón, con campañas en todos los medios -sobre todo en televisión- de ciudades patrimonio de la humanidad, lugares “idílicos”, playas soleadas y todo tipo de gilipolleces.

Evidentemente, las localidades “agraciadas” ven en ello la gallina de los huevos de oro: se les llena la ciudad de estúpidos que consumen cualquier gilipollez como, por ejemplo, pagar por ver un trozo de mar que lleva ahí millones de años.

Ante tal avalancha de consumidores, los lugareños abandonan su economía tradicional y se pasan a vivir del turismo (ingresos más rápidos con menos esfuerzo). Aparecen entonces los pisos turísticos, las tiendas basura de souvenirs y la proliferación empresas de restauración, de alquiler de vehículos y todo tipo de memeces que tengan que ver con el ocio.

Indudablemente, con las constantes campañas en televisión, más el aporte de las redes sociales, el turismo empieza a masificarse hasta alcanzar cotas inasumibles para cualquier urbe que multiplique por 3, 4 ó 10 veces su población. La consecuencia inminente es el colapso de servicios. Y aquí lo tenemos, ya hemos creado el problema.

Seguidamente, la población autóctona, que no viven del turismo, pone el grito en el cielo y reclama a las autoridades una regulación: que desaparezcan los pisos turísticos, que se reduzca el número de visitantes, etc. He aquí la reacción.

Y, como es de esperar, atendiendo la petición de los ciudadanos las autoridades ofrecerán la solución: restricción total del turismo de masas, con lo cual todos esos negocios turísticos desaparecerán de la noche a la mañana arruinando las economías locales y por ende el país.

Si recuerdas, ya tuvimos un anticipo de esto durante la falsa pandemia. Por cierto, nada comparable a lo que está por venir con la excusa del “cambio climático”.

En 1912, el presidente estadounidense, Theodore Roosevelt, hizo la siguiente afirmación: "Detrás de un gobierno ostensible se encuentra un gobierno invisible que no debe lealtad y no reconoce ninguna responsabilidad hacia el pueblo".

Bueno, pues este gobierno en la sombra es el que está dando las órdenes a sus esbirros (los gobiernos de turno) para llevar a buen puerto su Agenda 2030, o lo que es lo mismo, su plan de despoblación y control.

La pregunta es: ¿qué pasará en España cuando acaben con la poca industria que nos queda, arruinen el sector primario y el turismo desaparezca? ¿Qué nos quedará? Nada, absolutamente nada donde la gente pueda trabajar. Por consiguiente, su futuro se verá abocado a vivir de subvenciones; eso sí, a cambio de una fidelidad incondicional al gobierno de turno. Y esto, señores, es la Agenda 2030, la Cuarta Revolución Industrial, el Gran Reinicio o como lo quieran llamar: “No tendrás nada y serás feliz”.

Y ahora una pregunta obligada: ¿cómo podemos terminar de una vez por todas con esta ignominia? La solución es simple. Sólo hay que aceptar la única verdad: que somos seres soberanos y que nadie tiene autoridad legítima sobre nosotros. En el momento que esta verdad sea asumida y compartida por todo el mundo, se acabó. Aunque me temo que hemos sido extraordinariamente adoctrinados para estar atados a nuestras cadenas y no sabríamos vivir sin ellas.

La realidad es que somos personas mayoritariamente ignorantes, con un lavado de cerebro impresionante, que dependemos del sistema para todo.

Este sistema ha conseguido apartarnos de la realidad convirtiéndonos en mercancía de usar u tirar. Por lo tanto, si, como dicen constantemente los gurús del FEM, el futuro inmediato pasa por sustituir la fuerza laboral por la IA, ¿qué sentido tiene seguir manteniendo al proletariado”? Ningún sentido, ¿verdad? Pues deberíamos tomar nota antes de que sea demasiado tarde.

Tenemos que empezar a entender que sucesos como el terrorismo, las guerras o las pandemias son sólo operaciones para traumatizar a las masas y empujarlas hacia su propia autodestrucción.

Pero lo más importante de todo, es darnos cuenta de que votar no es más que una liturgia en donde se escenifica la sumisión de unas personas a otras. Es la renuncia voluntaria de nuestra soberanía para ponerla en manos de unos “charlatanes de feria” (los políticos). Por lo tanto, introducir un voto en una urna es la mayor irresponsabilidad y acto de cobardía en que puede incurrir un ser humano.

¿No te das cuenta de que la corrupción que criticamos, la esclavitud que padecemos y la ruina que se nos viene encima la hemos votado nosotros?

Los globalistas, con el FEM a la cabeza, quieren una “regeneración” del mundo. Según ellos, el viejo mundo debe morir para dar a paso al nuevo mundo, y, por si aún no te has enterado, en ese viejo mundo estamos incluidos nosotros.

¿Se lo vamos a permitir? Siento ser tan pesimista (o realista), pero claro que se lo vamos a permitir, lo hacemos siempre, ¿o es que ya se nos ha olvidado la “Operación Covid-19”?

España hace mucho tiempo que dejó de ser una nación soberana. Somos simplemente una colonia -como lo es la UE- del imperialismo Yankee en manos de la plutocracia. Y es esa plutocracia la que nos tiene reservado un futuro nada halagüeño, tanto para España como para la UE. Porque esto no sólo está pasando en España, sino que también está pasando en Francia, Alemania, Países Bajos,….., y prácticamente en todo Occidente

En fin, señores, que nuestro país, nuestra economía, nuestra cultura y nuestros valores se van a la mierda y a nadie parece importarle.