lunes, 31 de octubre de 2022

¿AMENAZA DE GUERRA NUCLEAR?

Cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos de física nuclear sabrá que una guerra nuclear nunca se debe librar.

Seamos realistas. Una guerra nuclear tiene muy pocas probabilidades de ser librada, dado que si se produjera un ataque y un contraataque ya no habría ninguno más. Es simplemente un farol para acojonar al “populacho”, por mucho que diga Biden que Putin va en serio.

De por sí, las potencias nucleares tienen pactos de no agresión nuclear. El último se produjo en enero de 2022 cuando EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia (que poseen el 96,5% de las ojivas nucleares) acordaron que “la guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar".

El arsenal nuclear actual en el mundo es tan descomunal que de ser utilizado ningún refugio ni ninguna pastillita servirían de nada. Y en el hipotético caso de que algunas zonas sobrevivieran, no les arriendo la ganancia. (Para los no hispano parlantes, la expresión “arriendo la ganancia” es dar a entender que alguien está en peligro o expuesto a un castigo al que ha dado lugar).

En la actualidad  se estima que hay cerca de 13.000  ojivas nucleares  repartidas en nueve países. 

Este inmenso arsenal tiene potencia suficiente para borrar del planeta a toda la especie humana. Entonces, por favor, haz un esfuerzo dentro de tu linda cabecita y dime: ¿crees que los dueños del mundo están tan locos como para inmolarse?

Tanto el cambio climático antropogénico como la amenaza nuclear son distracciones para desviar la atención de la verdadera guerra que se está librando contra la humanidad.

Acontecimientos como la quimérica pandemia, el paso de la noche a la mañana de la superabundancia a la escasez de productos o la amenaza de una guerra nuclear están conmocionando a los ciudadanos del mundo. Todo este engaño está siendo muy sutilmente “cocinado” por los medios de comunicación, que tienen a la inmensa mayoría de la población amedrentada e idiotizada.

Lo que no es un ningún engaño es que miles de personas están cayendo muertas y millones enfermando. Según la base de datos oficial de la ONU, a día de hoy solo en Europa y EEUU se han producido cerca de 80 mil muertes y 6 millones de efectos adversos graves ocasionados por las “vacunas” contra el Covid-19. Evidentemente, si nada más se reporta entre un 1 y 10% de los casos, las cifras -ya de por sí escalofriantes- podrían ser realmente descomunales.

Pero esto no termina aquí. También se han incrementado con creces las muertes ocasionadas por todas las causas. Son unas cifras muy superiores a las registradas antes del año 2021. Sin embargo, los médicos callan y los medios de comunicación miran hacia otro lado. Ni siquiera se preguntan por qué está pasando. Y no se lo cuestionan, porque la respuesta es tan sencilla -blanco y en botella que diría un castizo- que solo hay que ver lo que hemos introducido en nuestras vidas que antes no estaba: obviamente, las “vacunas” contra el Covid-19.

Pese a todo, los medios de comunicación, amparándose en el silencio de los médicos cobardes o corruptos (que también los hay), en lugar de atribuirlo al inútil (o no tan inútil) pinchazo lo ignoran y culpan de ello sin el menor pudor al cambio climático, al envejecimiento de la población, a que no se atendió a los enfermos durante la “pandemia” o cualquier otra ocurrencia.

Pero volvamos a la actual amenaza nuclear.

Una amenaza es eso, una amenaza y punto. Sin embargo, la verdadera acción la están llevando a cabo nuestros gobernantes que están terminando deliberadamente con todo. Cualquiera que no pueda ver cómo se está destruyendo intencionadamente nuestro Estado del bienestar es que tiene frito el cerebro o es un memo ignorante sin la más mínima capacidad de razonar. Aunque pensándolo bien, ¿qué se puede esperar de esos que aplaudían a sus secuestradores a las 8 de la tarde, que denunciaban a su vecino por salir a tirar la basura dos veces o que alababan a la policía cuando detenía a una chica por bañarse en el mar?

Tanto idiota suelto a dado pie a que en tan solo tres años nuestra realidad social se haya desestructurado por completo. Miles de millones de personas –sin la más mínima capacidad de pensar por sí mismas- han sido sistemáticamente manipuladas para creer en una realidad distinta. Se nos ha sometido a una variedad de afirmaciones patéticamente ridículas, basadas en estúpidos “dogmas” absurdos, que ni siquiera resisten la prueba del algodón. Sin embargo, se ha escrito toda una historia ficticia sobre la base de estas afirmaciones infundadas, dando paso a lo que han dado en llamar la nueva normalidad.

Acabamos de ver cómo a través de una falsa pandemia las personas han pasado a ser peleles en manos de sus corruptos gobiernos. Las quiebras, el hambre, los suicidios, los efectos adversos y muertes ocasionadas por las “vacunas”, la degradación de la humanidad y la pérdida de dignidad han sido consecuencia de las criminales medidas tomadas durante la falsa pandemia, que han provocado infinitamente más daño que el que, supuestamente, se le atribuye al Covid-19.

No seamos ingenuos. Ni amenaza nuclear ni gaitas. La única amenaza real es la que China supone para EEUU, que no tardando mucho le arrebatará la hegemonía de la nación más poderosa del mundo económica y tecnológicamente hablando. Y claro está, como EEUU necesita a Europa (a la que tiene agarrada por los huevos con la “tenaza” de la OTAN), es necesario mantener ese eterno “conflicto” enquistado con Rusia, ya que si esa supuesta amenaza desapareciera la OTAN no tendría razón de ser, y sin la esclavitud de la OTAN Europa dispondría de libertad para apostar al “caballo ganador” que, indudablemente, podría ser China.

Si nuestros gobernantes (incluidos los rusos y los ucranianos) han puesto tanto empeño en “vacunarnos” a todos para salvarnos la vida, ¿a qué viene ahora amenazarnos con una guerra nuclear? No parece muy coherente, ¿verdad?


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