En los últimos tiempos estamos viendo cosas inverosímiles: el precio de
los alimentos y la energía por las nubes, unos impuestos desorbitados y unas
leyes cada vez más draconianas. Sin embargo, en una sociedad tecnológica, como
la actual, nada de esto tiene sentido, ya que tenemos capacidad suficiente para
crear abundancia, reducir a la mínima expresión los impuestos y prescindir de
leyes estúpidas, que sólo sirven para tener a la gente bajo control.
El sistema financiero actual, del que todos dependemos, es un enorme
aparato hipercomplejo que, sin embargo, no es más que un casino donde se
apuesta sobre si un producto aumentará de precio o disminuirá. O dicho de otra
manera, es una fantasía llena de papelitos, respaldados por otros papelitos, a
los que los mercados financieros llaman “derivados”. Bueno, y ya ni siquiera
eso, ahora sólo son numeritos apuntados en la base de datos de una computadora.
Eso es todo.
¿Alguien sabe realmente cuántos billones de dólares representan los derivados
financieros en el mundo? Pues no, nadie lo sabe.
Según los “gurús economistas”, el crack financiero más devastador de la
historia está a punto de producirse. Evidentemente, si esto llegara a suceder
el “populacho” lo perdería todo de la noche a la mañana.
Este sistema corrupto tiene a los bancos centrales técnicamente en
quiebra y al sistema monetario actual a punto de colapsar. Sin embargo, todo
esto no es más que un plan para que los mismos banqueros dueños del mundo, que
están ocasionado intencionadamente este caos, nos impongan un nuevo sistema
basado en una moneda digital centralizada (CBDC): un asiento contable,
programable y caducable con el que establecer una sociedad sin dinero físico,
sin propiedad privada y, evidentemente, sin libertad. ¡Bienvenidos al “Gran
Reinicio”!
La tecnología para llevarlo a cabo ya está disponible y sólo queda el
encaje “legal” para quitárnoslo todo.
Según explica David Webb (analista de bolsa) en su libro "The
Great Taking", para acometer esta expropiación total se han modificado
leyes a escala internacional a espaldas de la opinión pública.
En 2008, David Webb fue testigo de la primera quiebra de un agente de
bolsa. Le chocó que las cuentas de los clientes de este corredor de bolsa se
cargaran a la masa de la quiebra del corredor, lo que nunca antes habría sido
posible, ya que, a lo largo de la historia, los valores mobiliarios han sido
siempre bienes personales. Como no le encajaba, se puso a investigar y descubrió
que se debía a cambios en el Código Comercial Uniforme de Estados Unidos
(contrato de garantía que determina usar los bienes personales como garantía). Siguiendo
con su investigación, desveló que, una vez cambiado el Código Comercial
Uniforme, se inició un proceso de armonización para consagrar este modelo en la
legislación de todo el mundo, a través de la Unión Europea, creando lo que se denomina
"Grupo de Seguridad Jurídica". Esto significa seguridad jurídica para que los
acreedores garantizados (léase los bancos) puedan embargar los bienes de los
clientes.
Según Webb, el sistema se ha modificado para poder transferir la
propiedad a un nivel superior, especialmente en una crisis, con el fin de
satisfacer las demandas del sistema de acreedores garantizados. Y cuando eso
ocurra, las personas que creían estar protegidas, incluidas las instituciones y
los fondos de pensiones más sofisticados, dejarán de tener protección.
En definitiva, han ideado este sistema para que los acreedores
garantizados se hagan con todo: embargarán todas las acciones y bonos
subyacentes, lo que les dará el control de todas las empresas públicas y, por
supuesto, privadas.
Esto no es una
mera teoría de la conspiración. Cualquiera que investigue un poco, descubrirá
que los banqueros dueños del mundo están detrás de la Unión Europea y del Euro,
de la Unión Norteamericana y del Amero, además de ser los impulsores de la
Agenda 2030 y el Nuevo Orden Mundial.
Y ahora la pregunta del millón: ¿Pero cómo podemos consentir cosas así?
Pues muy sencillo: por ignorancia y cobardía.
Nuestra sociedad está colapsando debido a la ignorancia y cobardía del
80% de la población, que no hace otra cosa que escuchar y hacer caso de las tonterías
que dice la televisión.
Por si se te ha olvidado, hace 4 años esta gente aceptó lo inaceptable:
consintió que le encerraran en su casa; permitió que sus mayores fueran
asesinados mediante la eutanasia o quemándoles los pulmones al hacerles
respirar oxígeno a una velocidad letal de 40 y 60 litros por minuto; se inyectó
un tratamiento génico experimental, presentado de manera engañosa como una
vacuna protectora, cuyos efectos secundarios, extremadamente graves y mortales,
siguen siendo ocultados a día de hoy por las autoridades y los medios de
comunicación; se prestó a usar una mascarilla, totalmente ineficaz, cuyo único
propósito era el de hacerles callar; y lo peor de todo, se negó a escuchar a
los verdaderos expertos tratándoles como teóricos de la conspiración.
¿De verdad crees que esta gente alguna vez va a reaccionar? Para eso
primero tendría que saber lo que se le viene encima, que no lo sabe. Aunque
creo que da igual, porque cuando le digan que tiene que abandonar este mundo,
porque somos muchos, lo hará convencida y sin rechistar, como hace siempre.
La Unión Europea se está en caída libre con un déficit comercial de
155.000 millones de euros y una deuda del 97% de su PIB. Los Estados
Unidos tienen un déficit comercial de más de un billón de dólares al año y 34
billones de deuda. Y España, tuvo en 2023 un déficit comercial de 40.300
millones y una deuda de 1,57 billones de euros.
Estos datos reflejan que Occidente, capitaneado por el imperialismo
yankee, está en fase terminal. Se está autodestruyendo deliberadamente con
todas esas políticas financieras y nuevas ideologías. Y lo hace con un único
propósito: despoblar el planeta.
Que los dueños del mundo necesitan la devastación económica y el
desastre social para establecer su tan ansiado Nuevo Orden Mundial, es más que evidente.
Pero ahora explícaselo tú a ese 80% de la población que elección tras elección
vota fielmente a sus propios verdugos, dándoles carta blanca para hacer con ellos
lo que quieran.
Como dijo Julio César: “Alea jacta est”.
Como se catalogaba en el franquismo a determinadas películas...SÓLO PARA MAYORES DE 18 AÑOS.
ResponderEliminarSaludos