miércoles, 22 de marzo de 2017

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

La historia de la humanidad está estrechamente ligada a la metamorfosis que a lo largo del tiempo ha  ido sufriendo el dinero. Seamos o no conscientes de ello, el caso es que, para bien o para mal –según criterios- el dinero ha sido el gran condicionante de toda nuestra evolución como sociedad avanzada.
En un principio no existía el dinero; pero eso sí, existían los recursos. Siempre han existido. Es más, estaban aquí antes de llegar nosotros.
El hombre primitivo fue deambulando de un sitio para otro cogiendo a su paso los recursos que necesitaba: caza, pesca, fruta, palos, piedras, etc.
Pero no es hasta que el hombre fue asentándose en núcleos urbanos cuando dio comienzo el trueque de recursos.
Después de asentado en núcleos urbanos, y ante la capacidad cada vez mayor de producción, el trueque fue incrementándose dando lugar a la aparición de los primeros comerciantes; es decir, gente que hacía de intermediario en el trueque de productos de consumo.
En este nuevo escenario surge la necesidad de inventar algo para que los comerciantes puedan hacer su trabajo sin la molestia física de transportar lo cambiado. Y aquí es donde nace el dinero.
En un principio eso del dinero parecía un buen invento. A cada producto se le adjudicó un valor. Así pues el ganado, los alimentos, los utensilios, etc., fueron valorados en función de su utilidad. Se les asignó un valor en una proporción equivalente de oro o plata (metales preciosos poco frecuentes en la naturaleza y difícil de adulterar) más fácil de transportar.
Evidentemente, estos productos podían ir cambiando de precio en función de las necesidades de cada momento y lugar (ley de la oferta y la demanda).
Con el avance en materia de transporte de mercancías (carros tirados por animales y embarcaciones) pronto los comerciantes se hicieron con el control absoluto del comercio y por ende del dinero. Y aquí es donde todo empezó a torcerse.
Una vez desaparecido el trueque, y adjudicado a cada producto un valor monetario, empezó a tomar prioridad el dinero sobre los recursos, ya que, por ejemplo, una vaca era eso, una vaca. Sin embargo, las 5 monedas de oro que valía una vaca podía ser varias cosas a la vez: podía ser una oveja, un cántaro, cinco gallinas, un arco y unas flechas, etc.
Desde el momento en que el dinero empezó a circular, los comerciantes fueron acumulando cada vez más monedas.
Pronto estos comerciantes se dieron cuenta de que sin producir nada podían sacarle beneficio a sus monedas. ¿Cómo? Prestándoselas a otros a cambio de un interés; es decir, cobrando por los préstamos un dinero que evidentemente no había sido creado. Y en el momento que esto fue aceptado socialmente, el dinero dejó de ser únicamente un instrumento de intercambio de recursos para convertirse en un “ente especulador”.
¿Qué hicieron para especular con el dinero? Pues crear la banca.
Ahora ya no sólo prestaban sus monedas, sino que también prestaban las tuyas, ya que, entre otras cosas, la banca se encargaba de guardar las monedas de la gente.
Pero esto no paró aquí. Enseguida advirtieron que la gente retiraba menos monedas de las que ingresaba. Así que  entonces se les ocurrió prestar más dinero. De esta manera comenzaron a prestar un dinero que no existía y, además, ya no prestaban monedas de oro. Ahora prestaban “papelitos” que suplían a las monedas. Pero eso sí, decían que esos “papelitos” estaban respaldados por el oro depositado en sus bodegas (“mentiruscos gordos ataos con piedras” ya que prestaban por mayor valor que el oro depositado en sus bodegas).
Fue así como, de esta manera, familias, empresas y naciones fueron poco a poco endeudándose, quedando a merced de esos banqueros cleptócratas y especuladores, que terminaron teniendo mucho poder.
Una vez alcanzado todo ese poder, por parte de los banqueros, todo parecía indicar que el sistema monetario había tocado techo y ya no podía ser más perverso y especulativo.
¡Pero, qué va!
Con el tiempo el dinero inventado llegó a ser de tal envergadura que fue necesario dejar de respaldarlo por oro. Y desde ese momento, automáticamente todo el dinero del mundo pasó a ser fiduciario; es decir, “papelitos” que no están respaldados por nada; o sea, humo.
Como los dueños del dinero son insaciables, ya puestos a vender humo rizaron el rizo y crearon los “derivados financieros”, que no son otra cosa que “papelitos” de otros “papelitos”, con la garantía de otros “papelitos”. Y así se hicieron con el control de las corporaciones, las naciones y todos los recursos de la tierra.
Para terminar de rematar la faena, ahora van a implantar el dinero digital, electrónico o como coños lo quieran llamar. Esto significará un dinero totalmente inventado y controlado sólo por ellos. De esta forma evitarán que algunos “listillos” –hartos de que se les engañe- puedan funcionar al margen del sistema y no tengan otra opción que la de quedarse dentro del rebaño.
¿Te das cuenta de lo que ha supuesto para la humanidad el invento del dinero?
Ya lo decía Don Francisco de Quevedo:
Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero

es Don Dinero

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