martes, 28 de marzo de 2017

PROBLEMA-REACCIÓN-SOLUCIÓN

Por muy antiguas que parezcan las estrategias de manipulación de masas, a través de los medios de comunicación, se siguen utilizando con los mismos resultados óptimos de siempre.
Los medios de comunicación llevan años bombardeándonos diariamente con casos de violencia, corrupción y terrorismo. Estas noticias se han convertido en el pan nuestro de cada día, sobre todo en la “reina madre” de todos los medios de comunicación de masas: la “todo poderosa” televisión.
Mucha gente sigue empeñada en creer que el terrorismo, la corrupción y la violencia son tres problemas gravísimos de nuestra sociedad, y no es así. Son -aparte de una realidad- simplemente tres estrategias de manipulación para ser utilizadas por el poder como más le conviene.
Hace ya algunos años que el lingüista norteamericano, Noam Chomsky, elaboró una lista de diez estrategias de manipulación de masas, entre las cuales figuraba la estrategia de “crear problemas y después ofrecer soluciones”. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”.
Lo que se hace es crear un problema; es decir, una “situación prevista” para causar cierta reacción en la gente, a fin de que sea la misma gente la demandante de las medidas que se desean implementar. Por ejemplo: dejar que se origine o se intensifique la violencia urbana; organizar o dejar que se cometan atentados sangrientos; crear una crisis económica; dar a conocer casos alarmantes de corrupción, etc.
De esta manera, será la misma gente la que demande leyes más duras, en detrimento de su propia libertad, y acepte como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento del estado del bienestar, entre otras cosas.
Pues bien. Veamos ahora cómo el terrorismo, la corrupción y la violencia se utilizan como estrategias de manipulación.
Terrorismo.
El terrorismo es un invento de los servicios secretos de occidente (CIA, MOSSAD, MI6, KGB,….)
¿Y por qué digo esto? Pues porque no es ningún fenómeno nuevo; lo único nuevo es la “palabreja” (terrorismo) que lo define.
En una sociedad tan injusta, como la nuestra, continuamente habrá gente maltratada, pisoteada, oprimida y, por supuesto, muy cabreada que, ante el acoso al que se siente sometida, reaccionara de una manera violenta. Cuando a la gente le dejas sin futuro, matas a su familia y amigos, robas sus recursos y arruinas su país, entonces ya no tiene nada que perder y puede llegar a estos extremos.
Evidentemente el terrorismo también puede ser utilizado por diferentes colectivos con fines reivindicativos más o menos justos.
Pues bien. Los inventores del terrorismo lo saben y lo único que han hecho es canalizar toda la rabia e impotencia, de esa gente muy cabreada, en un determinado sentido, para luego utilizarlo como mejor les conviene.
No dejemos que nos tomen el pelo. Se apliquen todos los controles imaginables, leyes represoras y todo aquello lo que se les ocurra aplicar, no van a disuadir a quienes tienen el convencimiento de acabar con todo, incluso con su propia vida. Por lo tanto, toda esa represión, control y normas absurdas, no van encaminadas a acabar con el terrorismo y a proteger nuestras insignificantes vidas, sino a controlarnos y manipularnos para llevarnos hacia donde ellos quieren.
Corrupción.
La corrupción no es un fenómeno nuevo. Ha existido y existirá, mientras sigamos con el sistema monetario y la propiedad privada.
Lo que se pretende con tanto caso de corrupción es aplicar unas normas cada vez más represivas y un control absoluto sobre nuestra economía.
La estrategia a seguir es la siguiente.
Se elige un “cabeza de turco” que, para más inri, en la mayoría de los casos se va de rositas o con una pena leve. El “cabeza de turco”, en cuestión, no puede ser un ciudadano corriente. Ha de ser un personaje de un cierto nivel, envidiado por el pueblo –como, por ejemplo, Urdangarín- para que la gente demande mano dura y endurecimiento de las leyes: ¡que vayan a la cárcel! ¡que devuelvan lo robado! ¡que les embarguen todo su patrimonio!. Eso es lo que demanda el pueblo, sin darse cuenta de que verdaderamente lo que está pidiendo son unas leyes represivas que sólo repercutirán sobre él.
Si realmente se quisiera acabar con la corrupción, terminemos de una vez con el dinero y habremos zanjado el problema: sin dinero no hay corrupción.
Violencia.
¿Y qué decir de la violencia?
Cada vez son más las voces que discrepan de que el hombre es violento por naturaleza, como se viene asegurando desde tiempos inmemoriales. Estas voces aseguran que la violencia, como casi todo, se inculca y no nace de una manera espontánea en nosotros.
Con este tipo de noticias lo que se quiere es amedrentar a la gente y, sobre todo, hacerla recelosa y desconfiada. De esta manera aceptará como necesaria la existencia de fuerzas armadas represoras y mirará a sus semejantes como posibles individuos peligrosos de los que desconfiar. Y cuando la gente tiene miedo, es extremadamente vulnerable y está perdida: no se dará cuenta de que toda esa represión violenta, que además genera más violencia, será utilizada únicamente contra él.
Bueno. Estos son sólo tres ejemplos de cómo se puede llegar a manipular a la población, a través de los medios de comunicación, tergiversando todo aquello que les viene en gana para ser utilizado como mejor convenga.
Es de esta manera como se ha conseguido introducir una reforma laboral salvaje; como se han colocado cámaras de seguridad en todas partes para controlar nuestros movimientos; como han bajado los salarios, subido la edad de jubilación y congelado las pensiones; como han aumentado los impuestos a niveles obscenos y como se ha introducido la “ley mordaza”, entre otras cosas.
Pero lo paradójico es que prácticamente todos estos cambios han sido demandados y/o consentidos por nosotros; o sea, por “nuestros miedos”.
Así que podemos asegurar que, como tantas y tantas veces, la estrategia de manipulación problema-reacción-solución” funciona perfectamente.
Ahora voy a hacer una última reflexión.
Ya sé que el tema del terrorismo es muy delicado y puede herir susceptibilidades, pero últimamente se ha convertido en un fenómeno algo más que sospechoso.
En los últimos años se han producido atentados terroristas en EEUU, Holanda, Francia y Reino Unido (no son los únicos pero sí los más mediáticos)  y curiosamente en estos cuatro países se ha incrementado de una manera alarmante un sentimiento xenófobo: Donald Trump ganó las elecciones en EEUU haciendo campaña en este sentido; en Holanda estuvo a punto de ganarlas el ultraderechista Wilders que decía “Holanda para los holandeses”; en el Reino Unido se impuso el “Brexit” partidario de expulsar a los extranjeros del país y en Francia, Marine Le Pen (xenófoba reconocida) tiene todas las papeletas para convertirse en Presidente de la República.
Y la pregunta ineludible es: ¿este sentimiento xenófobo, que se ha originado en estos cuatro países, se hubiera producido del mismo modo sin los atentados terroristas o es simplemente casualidad?

No lo sé. No conozco  ni tengo todos los datos, pero los hechos están ahí.

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