Definitivamente algunas cosas no siempre salen
como se proyectan.
Lo que se diseñó como una simple distracción
(tanto de catalanes como resto de españoles) para implementar las políticas
neoliberales, impuestas desde Bruselas, se ha convertido en un problema debido
a la cantidad de meteduras de pata por parte del Gobierno de la Nación y el
autonómico.
Hace unos años los catalanes pro
independentistas eran una minoría (aproximadamente un 20%). Pero después de
estos años de crisis, se han convertido en una mayoría (más o menos un 60-70%).
Y esta es la única realidad, aunque los medios de comunicación se empeñen en
engañarnos y decirnos que son un 48% y decreciendo. Pues no. Es justo al revés:
no sólo no ha menguado el número de independentistas sino que ha aumentando de
una manera abrumadora.
Ante la voluntad mayoritaria de un pueblo,
difícilmente se puede hacer nada que no sea negociar una solución
satisfactoria, para ambas partes, o la imposición por la fuerza de la mayoría
sobre la minoría.
La falsa transición, que desembocó en la
llegada de la democracia a nuestro país, no ha sido más que un engaño. El
pueblo español está harto de que se le mienta y se le robe sistemáticamente.
Los gobiernos de este país llevan aplicado políticas
neoliberales que han destruido el poder adquisitivo de la clase media y
humillado hasta la saciedad a las clases trabajadoras. A consecuencia, la gran
mayoría de españoles se ven arrastrados a claudicar ante cualquier trabajo, por
un puñado de pistachos, para poder subsistir.
Durante estos últimos cuarenta años se ha legislado
constantemente a favor de la clase dominante y, como era de esperar, se ha
conseguido con creces el objetivo: que el 1% de la población domine al 99%
restante.
Por eso, y no por otra cosa, a ese 1% le ha
salido un grano en el culo: el “problema catalán”.
Con la llegada de la falsa democracia, y para
diluir el hecho diferencial de gallegos, catalanes y vascos, no se les ocurrió
otra cosa que la de inventarse 17 autonomías, con 17 banderas y 17 gobiernos.
Evidentemente, aparte de un gasto innecesario multiplicado por 17, la creación
de las autonomías no ha supuesto más que un conflicto de intereses para el
país.
Durante los años de bonanza económica, la
oligarquía española se ha enriquecido hasta la saciedad a base de espoliar las
arcas públicas, en connivencia con la clase política. Esta casta depredadora y
corrupta ha cabreado, y mucho, a todo el pueblo español (bueno, a unos más que
a otros) que está harto y no sabe cómo librarse de esta situación.
Pero en Cataluña la cosa pinta diferente.
Resulta que, para tapar sus vergüenzas, un
grupo de políticos nacionalistas empezaron a coquetear con el independentismo.
Con el caldo de cultivo existente (recortes de todo tipo, subida de impuestos,
bajada de salarios, paro galopante, etc.) auspiciado por los diferentes
gobiernos del PSOE y del PP, el independentismo cuajó, y de qué manera.
Pero lo paradójico del caso, es que si ha
habido en este país una máquina de crear independentismo ese ha sido el Gobierno
del PP, que precisamente es quien ejerce la cruzada anti independentista.
No te dejes engañar. Aquí los que más pierden
son los oligarcas que controlan el tinglado económico, que son los que
verdaderamente tienen algo que perder, puesto que el populacho ya lo tiene
perdido.
Porque vamos a ver. En una supuestamente
Cataluña independiente no creo que se les dejase seguir robando, por ejemplo, a
las eléctricas y bancos españoles, ¿verdad?
El Gobierno de España, mediante su propaganda
mediática, ha hecho una larga lista de los males que padecería Cataluña si se
independizase de España. Pero de lo que no habla, es de qué sería del resto de
España sin Cataluña.
En este supuesto escenario, la realidad es que
quien más perdería no sería precisamente Cataluña, sino España, que
irremisiblemente se vería asfixiada por la deuda.
La deuda soberana de España supera el billón
de euros y está suscrita a España, no a Cataluña. Igualmente, Cataluña tiene la
suya propia (unos 70.000 millones de euros) que, obviamente, es más asequible.
Si Cataluña deja de aportar el 20% del PIB, el
Estado español difícilmente podrá hacer frente al pago de la deuda, por no
hablar del resto de gasto social como pensiones, sanidad, etc. Si la deuda que
actualmente tiene contraída España es imposible de saldar, que alguien me
explique cómo se va a pagar con un 20% menos de PIB.
Este asunto de la deuda es el verdadero
caballo de batalla. Así que, por la cuenta que le trae, el poder financiero
(que es quien verdaderamente gobierna el mundo), presionará al Gobierno de
Rajoy y al catalán, para que se sienten a negociar un acuerdo y zanjar el
asunto. Y si Rajoy no quiere hacerlo lo hará Pedro Sánchez, que ya se está
preparando para ello. De momento el PSOE ya ha reconocido la plurinacionalidad
de España en su último congreso.
Bueno. Pues todo este tinglado se ha originado
porque los oligarcas de este país (que no olvidemos tienen reminiscencias
franquistas) no quisieron en su día reconocer el hecho diferencial de Cataluña,
Galicia y País Vasco.
Pero me parece a mí, que en un mundo
globalizado, como el actual, es seguro que la diferenciación catalana, vasca y
gallega no va a suponer ningún problema para el poder financiero, que es al
final quien tiene la última palabra, ¿verdad?.
Todo este asunto terminará con un acuerdo que,
puedes estar seguro, no será para beneficiar ni al pueblo catalán ni al resto
del pueblo español. Y tanto el Gobierno de la Generalitat como el Gobierno de
España lo saben.
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