El Banco de España ha anunciado que el sistema
público de pensiones es insostenible y pretende recortar la mayoría de las
pensiones por debajo del salario mínimo, que actualmente está en 707 euros. Y,
para ir preparando el terreno, el viernes 30 de junio, el Consejo de Ministros
aprobó un crédito extraordinario de 10.192 millones de euros, para poder hacer
frente a las dos pagas extra de las pensiones de este año.
Es indignante que después de que el Gobierno
se haya gastado 60.600 millones de euros, de la hucha de las pensiones, en
rescatar a la banca, ahora se pida un nuevo sacrificio a este colectivo que,
por si aun no nos hemos dado cuenta, es quien verdaderamente sostiene a más de
la mitad de los ciudadanos de este país.
La televisión no hace más que anunciar a bombo
y platillo lo bien que le va a la economía española. Y la mayoría de la gente
se lo cree.
El invento del crecimiento del empleo no es
tal, sino una camuflada destrucción de puestos de trabajo decentes: desaparece
un empleo de 3.000 euros y se crean tres de 700 euros precarios y/o temporales.
De esta manera el Instituto Nacional de Estadística tiene margen de sobra para
manipular los datos a su antojo.
La gente ya no se acuerda de cómo se vivía
hace quince años, donde había contratos de trabajo indefinido mejor remunerados;
donde el poder adquisitivo era un 30% superior al actual; donde la sanidad
pública estaba considerada una de las mejores del mundo, etc. y así podríamos
enumerar una larga lista del expolio que hemos sufrido en estos últimos años.
Como es lógico, este expolio no se ha hecho de
la noche a la mañana: nos habríamos dado cuenta. Se ha ido haciendo “poquito a
poquito”. Y, claro está; al final nos hemos adaptado.
Ahora nos parece de lo más normal que se
cobren sueldos raquíticos; que la mayoría de los puestos de trabajo sean
precarios y/o temporales y que los padres mantengan a sus hijos prácticamente
de por vida. En definitiva, como se dice vulgarmente a una situación asumida:
¡es lo que hay!
A esto se le conoce como la estrategia de diferir; es decir, ir implementando poco a poco el
modelo económico-social que se quiere imponer. De esta manera el “populacho” no
se dará cuenta, ya que dispondrá de más tiempo para acostumbrarse y aceptarlo
con resignación.
Este país en los últimos 50 años ha apostado
sistemáticamente por la industria turística, en detrimento de la innovación y
tecnología. Elemental mi querido watson, que diría Sherlock Holmes: es
más fácil alquilar camas o servir copas (no hay que hacer un gran esfuerzo
mental) que desarrollar una tecnología que, por ejemplo, proporcione energía
limpia e ilimitada. Como consecuencia, estamos lacerando nuestro país: hemos
destrozado nuestro litoral; nos hemos cargado un montón de ecosistemas; hemos
hecho insoportables los centros históricos de nuestras ciudades y soportamos
ruidos, borracheras, vómitos y meadas por doquier.
Sí, esto es lo que ha traído el turismo, aparte
de ese 11%-13% de PIB.
La paupérrima educación que reciben nuestros
ciudadanos, unido a la poca inversión en I+D+I y el desmantelamiento de la industria
que quedaba, nos ha convertido en un país de “camareros”. Y claro está, la
oligarquía que controla el “cotarro” está encantada: ha fabricado una mayoría
de “tolilis” sirvientes, que no se enteran de nada, y así ellos campan a sus
anchas.
Y aquí es donde entra la importancia de las
pensiones: como estos “tolilis” no tiene donde caerse muertos, son sus “viejos”,
con sus pensiones, los que tienen al final que tirar del carro.
De una vez por todas dejemos de engañarnos a
nosotros mismos.
En España nunca ha habido una democracia. Siempre
ha sido y siempre será una dictadura que, en los últimos años, ha estado en
manos de un dictador mariquita, un Rey putero, o un puñado de políticos
ladrones robándonos el futuro.
Desde siempre, la oligarquía demente de este
país, con la inestimable colaboración de la podrida, homófoba, machista y
perversa Iglesia Católica (que no de sus fieles), ha llevado al pueblo español
a un retraso mental que persiste a día de hoy. Y mi pregunta es: ¿Qué hubiera
sido de nosotros, un pueblo ingenioso con talento e inventiva, si se nos
hubiera permitido desarrollarnos?
Una de las últimas cosas que le toca hacer al
PP, antes de ser desbancado por la coalición PSOE-Podemos y vete a saber quien
más, es el recorte de las pensiones.
¡Aviso a navegantes! Dicen los expertos en
estos temas, que el imparable envejecimiento de la población hará obligatoria
la revisión de las pensiones y una disminución de estas por debajo del salario
mínimo interprofesional. O sea, nos están anunciando una bajada inminente
de las pensiones, donde la gran mayoría de la gente cobrará por debajo de los
707 euros: ¡acojonante! ¿Verdad?
Pero no nos dejemos engañar. Las pensiones de
insostenibles: nada. Lo insostenible es la banca, que ha inundado el mercado de
derivados financieros y está técnicamente en quiebra. Por eso el Gobierno no
hace más que darle nuestro dinero, quitándoselo, en este caso, a los
pensionistas que es el colectivo más indefenso.
Si no fuera por las pensiones de nuestros
mayores este país (y cuando digo este país me refiero a la gente corriente, no
al IBEX 35) no aguantaría. Parados sin prestación, familias enteras con escasos
recursos, pequeño comercio y todo lo relacionado con la economía real, está
siendo mantenido gracias a las pensiones.
Si bajan las pensiones (y no dudes que
bajarán) esto significará más pobreza; más indigencia; más prostitución; más
camas calientes; más delincuencia; etc. Y todo por rescatar a la banca con el
dinero de la hucha de las pensiones.
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