Dentro de lo que podríamos considerar
populacho; o sea, la masa, el bajísimo nivel intelectual, promovido por la
paupérrima educación, unido a la falta de lectura y la ausencia de diálogo
inteligente, ha fomentado el nuevo analfabetismo: gente que sabe hablar, leer y
escribir, pero que no sabe lo que dice, no entiende lo que lee y, por supuesto,
no escribe.
La actual incapacidad de la masa, para
elaborar pensamientos propios, ha llevado a la gente a repetir una y otra vez
todos los preceptos que recibe a través de los medios que ejercen los poderes
de manipulación: televisión, radio, prensa, Internet, redes sociales, campañas
electorales, etc.
Si a esto le sumamos la omnipresencia de
deportes para descerebrados como el fútbol, las macro producciones de estúpidos
héroes de Hollywood y el resto de la industria del entretenimiento basura (entre
los que se encuentra el turismo de masas), tenemos una sociedad con una multitud
de individuos acomodados que no son capaces de realizar ningún movimiento por
sí mismos.
Esto no sería preocupante si no fuera porque
toda esa masa vota y, como de todos es sabido, en democracia todos los votos
son iguales; por lo tanto, toda esa masa, fácilmente manipulable, inclina la
balanza siempre en el sentido que al poder le conviene.
Nunca tan sabias palabras fueron pronunciadas sobre
las democracias, como las que plasmó en su libro “El Hombre Mediocre”, en 1913,
José Ingenieros, las cuales siguen vigentes a día de hoy: “Las pretendidas
democracias de todos los tiempos han sido confabulaciones de profesionales para
aprovecharse de las masas y excluir a los hombres eminentes… La premisa de su
mentira fue la existencia de un “pueblo” capaz de asumir la soberanía del
Estado. No hay tal: las masas de pobres e ignorantes no han tenido, hasta hoy,
aptitud para gobernarse: cambiaron de pastores.”
Pues bien. Todo esto ha sido posible gracias a
los avances en Ingeniería Social, que tiene prácticamente programada y
paralizada a la gran mayoría de la sociedad.
Pero qué es la Ingeniería Social. “La
Ingeniería Social es el cambio planificado, sostenible y solapado del
comportamiento. Se trata de modificar definitivamente la naturaleza
de una cosa, de manera irreversible, para que se mantenga en el tiempo. Esto es
lo que distingue a la Ingeniería Social de la propaganda y de la manipulación,
cuyos impactos son puntuales y reversibles”.
En definitiva, se trata de persuadir a la
gente para influir en sus pensamientos, acciones y comportamiento. En otras
palabras, se manipula a las personas para llevarlas a ejecutar determinadas
acciones y conducirlas hacia una manera de pensar única.
Los avances en Ingeniería Social, han
propiciado que las clases dirigentes se hayan hecho con el control absoluto de
todo.
Desde que el mundo es mundo, el poder siempre
se ha conseguido de la misma manera: centralizando la autoridad en torno a una
minoría y esparciendo el caos, la miseria y la desigualdad entre el populacho,
quedando reducido éste a una masa de individuos en estado permanente de pánico.
Tradicionalmente, las élites se hacían
obedecer por el pueblo a cambio de
mejorar sus condiciones laborales, económicas y sociales, o bien por la
fuerza bruta. Pero esto ha cambiado drásticamente. Actualmente ya no es
necesario todo este derroche de “generosidad”. Ahora, mediante la Ingeniería
Social, han desarrollado un “estado permanente del caos” como el método más
eficaz de gobierno para mantener el poder. De ahí que todas las noticias
siempre sean negativas.
Esto les ha permitido dejar de asumir
responsabilidades con los ciudadanos. De hecho, hoy en día el caos les permite
justificar lo injustificable: caos financiero para concentrar el poder en los
grandes bancos; atentados terroristas para ejercer una monitorización absoluta
sobre las personas y unas deplorables condiciones laborales y sociales para
mantener a la población constantemente asustada. Así que, paradójicamente, el
caos que simulan combatir es su principal estrategia de control.
Esto no lo digo yo.
Si hay alguien nada sospechoso de ser
conspiranoico es Jacques Attali, economista, político, ensayista
y escritor francés -de origen judío- y amigo personal de Raymond
Barre, Jacques Delors, Philippe Séguin, Jean-Luc Lagardère,
Antoine Riboud, y Michel Serres, entre otros, y que, según se dice, fue el
creador de Macron. Pues bien. Jacques Attali lo ha dicho claramente, por activa
y por pasiva, en sus escritos y conferencias: “Los dirigentes persiguen dos
propósitos: el primero crear un gobierno mundial; el segundo, proteger ese
gobierno de cualquier atisbo de derrocamiento, a través de un sistema de
vigilancia generalizado basado en la total trazabilidad de personas y cosas”.
Pues ese sistema de vigilancia generalizado ha sido desarrollado por la
Ingeniería Social.
Las masas no son todavía conscientes, pero
todo lo que estamos viendo –crisis financieras, desestabilización de países,
atentados terroristas, guerras, revoluciones de color y, por supuesto, el
“procés catalán”- forma parte del guión escrito desde hace años por esta élite
para conseguir su objetivo, que no es otro que el de unificar el mundo.
Esto es lo que ha consiguiendo la Ingeniería
Social: mantener a la mayoría de la población en un estado de ansiedad permanente,
convirtiéndola en dócil y sumisa, para que actúe y piense de una manera
programada sin que ellos mismos sean conscientes.
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