martes, 5 de junio de 2012

LA CRISIS, UN SUFRIMIENTO INÚTIL

Krugman (premio Nobel de Economía en 2008) acaba de publicar el ensayo ¡Acabad con esta crisis! Que, según se dice, es un alegato en defensa de las tesis económicas de Keynes y un latigazo a políticos y economistas neoliberales a quienes culpa de la recesión y el estancamiento económico.
Krugman, entre otras cosas escribe: “La crisis que estamos atravesando es fundamentalmente gratuita. No hace falta que suframos tanto ni destruir la vida de tanta gente
El economista también desmonta en este ensayo las falacias, mitos y dogmas neoliberales tales como: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. La culpa de esta crisis financiera global es de los gobiernos por empujar a las entidades financieras a dar crédito a las familias. Durante los treinta años de políticas neoliberales, Occidente ha crecido como nunca antes en su historia. La solución a esta crisis pasa por la austeridad”.
Pues bien. Krugman tiene razón, pero nos va a dar igual que lo diga Krugman o lo que lo diga María Santísima.
Es que, para empezar, la crisis es provocada. El dinero, como ya he dicho en infinidad de ocasiones, es un invento completamente arbitrario al igual que el resto del sistema. Se puede cambiar todo con solo cambiar las normas que, por otro lado, ellos mismos han creado.
Últimamente los medios de comunicación no hacen más que repetir que vamos a ser rescatados, intervenidos, o como lo quieran llamar y mucho me temo que la mayoría de los mortales no sabe qué significa eso. Pues bien, a grandes rasgos una intervención significa que vas a recibir un dinero prestado a cambio, no sólo, de unos intereses, sino también acompañado de unas contraprestaciones que, por supuesto, te va a imponer quien te presta el dinero. ¿Y qué contraprestaciones son esas? Pues las que se han impuesto siempre: Bajada de sueldo y despido de funcionarios. Retraso en la edad de jubilación (se habla de 70 años). Recorte de las pensiones. Recorte en el tiempo y bajada de la remuneración de la prestación por desempleo. Supresión de la sanidad y educación pública. Privatización de las mejores empresas públicas del país (aeropuertos, agua, lotería, etc.). Una reforma laboral que elimine todos los derechos de los trabajadores, etc., etc… Aunque de facto no se nos ha intervenido, de hecho, lo estamos.
Por otra parte, hay algunos imbéciles, a los que curiosamente les va muy bien (como el presidente de Mercadona, Joan Roig) que dice que todos nos hemos pasado 30 pueblos y que o nos ponemos las pilas y trabajamos y trabajamos, o el rescate es inevitable. Se habrá pasado 30 pueblos él y otra gente como él, porque, que yo sepa, yo no me he pasado ninguno y la mayoría de gente de mi entorno tampoco. Y eso de ponernos a trabajar…. ¿en dónde?. El mercado laboral es el que es. Es como ese juego que jugábamos de pequeños que consistía en poner un círculo de sillas, por ejemplo 10 sillas, y 11 personas dando vueltas alrededor de ellas, mientras sonaba una música, y cuando la música paraba tenías que sentarte en una silla, así que si sólo había 10 sillas y jugaban 11 personas una de ellas no tendría opción de sentarse. Pues esto mismo ocurre con el trabajo. Si tenemos casi 6 millones de parados no es porque esas personas no quieran dar un palo al agua, es sencillamente porque no existen esos puestos de trabajo para ellos.   
Lo que pasa es que estamos ciegos y no vemos la evidencia: la crisis es una excusa para esclavizarnos, humillarnos y a ser posible matarnos.
Estoy harto de repetirlo. No es un accidente, cumple con un plan perfectamente trazado y lo van a cumplir.