martes, 25 de febrero de 2020

TERRORISMO FINANCIERO: CONSECUENCIAS


En las últimas décadas, las políticas neoliberales ejercidas en todo el mundo han posibilitado la concentración del poder económico en unos pocos. Lógicamente, los grandes beneficiados han sido la banca internacional y las grandes multinacionales, que han conseguido controlar los mecanismos de la economía en beneficio propio.
Como consecuencia, el sistema financiero se ha convertido en un casino especulativo, en donde la banca de inversión ha desarrollado un sinfín de instrumentos muy sofisticados con los que hacerse con la riqueza del planeta: un auténtico terrorismo financiero que ha empobrecido al trabajador asalariado mientras los políticos miran hacia otro lado.
Una economía en manos de las grandes corporaciones y la oligarquía financiera -que es lo que estamos viviendo ahora mismo- ha traído las siguientes consecuencias: un altísimo endeudamiento; empleo precario; debilitamiento del Estado; aumento alarmante de la pobreza; desigualdad cada día más acentuada; disminución de la calidad de vida de las personas y un mundo en donde las instituciones democráticas brillan por su ausencia y la voz de la ciudadanía simplemente no existe.
Mientras esto ocurre, los medios de comunicación del establishment no hacen otra cosa que decir que la pobreza en el mundo está disminuyendo. Evidentemente, nada más lejos de la realidad.
Hasta no hace mucho, en los llamados países desarrollados los focos de pobreza eran razonablemente pequeños. Sin embargo, ahora países como EEUU, Reino Unido o España tienen a casi la mitad de la población con problemas para llegar a fin de mes.
Pero veamos qué está ocurriendo en nuestro país.
Tras dos semanas de estudio, el relator especial de la ONU para la pobreza extrema, Philip Alston, ha redactado un informe en el que ha puesto al descubierto la realidad social de España. Alston, ha dicho, en relación a la alarmante pobreza en España, que esta alcanza al 26% de la población.
Como comprenderás, no es ninguna broma y naturalmente tiene consecuencias.
En el citado informe se mencionan algunos datos como estos:
·        El salario mínimo en España está en unos varemos muy por debajo del nivel de vida razonable.
·        Los alquileres de vivienda son cada vez más altos y los desahucios se han disparado en los últimos años.
·        En España hay un 26% de la población en riesgo de pobreza o exclusión social.
·        El paro está en un 14% y la mitad de la población tiene problemas para llegar a fin de mes.
·        Casi el 50% de los asalariados no llega a los 8.871 euros anuales.
·        Cerca de siete millones de personas padecen la llamada pobreza energética: no pueden permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada.
·        La Fundación Secretariado Gitano lleva 40 años denunciando la estigmatización de esta comunidad, que sufre una tasa de extrema pobreza en el 46% de sus integrantes, según sus propios datos.
·        En España hay unas 40.000 personas sin hogar, según la Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar 2015-2020.
Con estos datos, es evidente que el modelo aplicado por el neoliberalismo no funciona o, dicho de otra manera, solo funciona para unos pocos.
A pesar de que España como país está prosperando económicamente, son demasiadas las personas que siguen pasando apuros. La recuperación de la mal llamada crisis solo se ha producido para las clases adineradas, dejando al resto de la población en una precariedad de la que va a ser muy difícil salir si no se cuenta con las políticas adecuadas, entre ellas desterrar el neoliberalismo de la faz de la tierra.
Según los datos macroeconómicos que utiliza el Gobierno, la economía española es la que más crece de la zona euro.
Pero no nos dejemos engañar. El PIB puede subir lo que le dé la gana, pero no es indicador de nada. Lo que sí es un buen indicador de lo que está pasando es el aumento de la criminalidad y la proliferación de mafias en España.
Que la pobreza está directamente relacionada con la delincuencia nadie lo duda. Los homicidios, asesinatos, robos en domicilios y establecimientos, hurtos y todo tipo de delitos se han multiplicado de una forma escandalosa en España.
El Ministerio del Interior reconoció 1.646.856 infracciones penales de enero a septiembre de 2018. Evidentemente, estas cifras están manipuladas puesto que ningún gobierno quiere asumir que durante su mandato la criminalidad ha aumentado. Por lo tanto, esta cifra bien podría ser del orden de dos o tres veces mayor.
Por otra parte, según un informe de Interpol, España se ha convertido en el paraíso de las mafias europeas. En dicho informe se asegura que en nuestro país operan 688 grupos mafiosos que se dedican, fundamentalmente, al tráfico de drogas, la explotación sexual, la extorsión y el blanqueo de capitales, entre otras cosas.
Grupos de origen turco, chino, indio, albanés, ruso, iraquí, vietnamita y del oeste africano también forman parte de estas mafias asentadas en España. Pero la mayor mafia en España es la de los propios españoles. Según la policía, hay cientos de grupos que controlan diferentes zonas sobornando incluso a cargos públicos.
Pues bien. Todo esto es consecuencia del terrorismo financiero, que ha empobrecido de tal manera a la población que se ha visto obligada a buscarse la vida de la única manera que ha podido. Y no cabe caer en el patético argumento de que no se quiere trabajar: ¿trabajar dónde, si no hay trabajo? Además, hoy día los salarios son tan bajos que incluso trabajando no se sale de la pobreza, pues el salario no da para pagar las facturas y menos aún para llevar una vida digna.
La gente ingenuamente piensa que esto es circunstancial y que pronto pasará. Nada más lejos de la realidad.
Ni esto es consecuencia de una crisis económica ni de que no haya dinero ni del cambio climático ni de todas esas sandeces que se dicen. Es simple y llanamente el egoísmo y avaricia de unos pocos con la connivencia de los gobiernos a los que sustentan. Nada más.
En España tanto PSOE como PP han sido los artífices de de esta devastación. En una entrevista Julio Anguita dijo: “A ver, ¿qué diferencia en política económica ha habido entre PP y PSOE? Vamos a tirar de hemerotecas. ¿Quién empezó las privatizaciones? ¿Quién empezó las reformas del mercado laboral? ¿Por qué vendimos nuestra agricultura a cambio de entrar en el UE (tratado de Mastrich)? ¿Qué pasó con la segunda flota pesquera más importante del mundo? ¿Con las empresas públicas? Lo que pasa es que hoy vivimos al día y no nos acordamos de lo que pasó ayer y así nos va.
Pero los verdaderos dueños del mundo hoy en día son los grandes fondos de inversión que poseen la mayoría del accionariado de todas las grandes empresas del planeta.
Compañías como Amazon, Microsoft, Apple, Facebook, Alphabet, Berkshire Hathaway, Johnson & Johnson, Tencent, JP Morgan y Wells Fargo, entre otras, tienen a BlackRock y Vanguard Group entre sus principales accionistas. Estos dos administradores de activos financieros (delincuentes de guante blanco) son los más importantes del mundo llegando a gestionar entre los dos la friolera de más de 10 billones de euros, lo que supone casi 10 veces lo que mueve la economía española.
Le siguen en importancia State Street,  Fidelity, Alliand y JP Morgan Chase que también gestionan más de 10 billones de euros entre los cuatro.
Lo alucinante es que sin producir nada ni aportar nada a la economía real estos “tíos listos” se están forrando. ¿Y cómo lo hacen? Pues mediante productos financieros muy complejos para el resto de los mortales. Entre estos productos están los EFT (Fondos Cotizados en Bolsa) que son los instrumentos financieros que más han crecido en la última década, ya que tienen la diversificación de un fondo y la liquidez de una acción. Y, por supuesto, la madre de todos los productos: los derivados financieros.
La economía especulativa ha alcanzado dimensiones inimaginables. La grandísima complejidad que el sistema financiero ha adquirido en los últimos años, junto con la amplia desregularización favorecida por los gobiernos liberales, hace muy difícil -por no decir imposible- su control.
Los bancos de inversión se han convertido en verdaderos terroristas financieros que actúan al margen de la economía real.
Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando, veamos algunos datos del año 2015 de cómo estaba repartida la economía mundial en función de la capitalización de diferentes productos y el mercado especulativo:
Bitcoin alcanzó una capitalización de 13 mil millones de dólares; el valor en mercado de la Plata era de 16 mil millones de dólares; Bill Gates, el hombre más rico del mundo, poseía entonces una fortuna de más 75 mil millones de dólares; la mejor empresa del planeta, Apple, tenía 620 mil millones de dólares; el balance de la FED, después de los diferentes programas de flexibilización cuantitativa (o sea, darle a la maquinita de hacer dinero), era de 8 billones de dólares; la inversión inmobiliaria, en manos de fondos de inversión, alcanzaba los 9,6 billones de dólares y el total de oro en el mundo valía unos 10 billones de dólares.
Y ahora viene lo más interesante: lo que mueve el mercado especulativo.
La capitalización de todas las bolsas del mundo equivalía a 70 billones de dólares; el dinero FIAT (inventado) en efectivo, en cuentas bancarias y depósitos ascendía a 81 billones de dólares; la deuda global era de 200 billones de dólares y, ¡Ojo al dato!, la estimación del valor de los derivados financieros en ese año fue de 1,2 mil billones de dólares, aunque en realidad nadie sabe el tamaño exacto de este mercado (Fuente, The Money Proyect, año 2015)
No es de recibo que la economía financiera especulativa en 2015 fuera 125 veces mayor que la economía real, cosa que hoy habrá superado con creces esa cifra con toda seguridad.
¿Cómo es posible que esto ocurra? Pues ocurre, porque la inmensa mayoría de la población somos, económicamente hablando, una panda de  analfabetos financieros y no entendemos una mierda (con perdón) de lo que verdaderamente se cuece en el mundo de las finanzas. Si esto mismo lo extrapolamos a otras ramas del conocimiento, nos daremos cuenta de que para ser ciudadanos del siglo XXI somos bastante ignorantes.
¿Y por qué somos tan ignorantes? Pues porque esos mismos tíos egoístas cleptócratas que no quieren compartir las riquezas del planeta con nosotros, tampoco quieren  compartir el conocimiento.
Como habrás podido comprobar por ti mismo, nada de esto se enseña en ninguno de esos nuevos planes de educación que elabora cada gobierno de turno, no sea que se les acabe el chollo.
Decía el Che Guevara a sus guerrilleros cuando les enseñaba a leer y escribir: “un pueblo ignorante es muy fácil de engañar”. ¡Elemental, mi querido Watson! Por eso, es inconcebible que el talento y la tecnología actual estén siendo utilizados para el enriquecimiento de unos pocos y no para erradicar enfermedades, desarrollar el conocimiento y, en definitiva, para hacer un mundo mejor.

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