Sí, ya sé que
para el Gobierno y los medios de comunicación todo es de color de rosa respecto
a las vacunas.
Pero la realidad
es bien distinta. Cada día que pasa se incrementan los efectos adversos y las
muertes ocasionadas por las vacunas, aunque la mayaría de las veces no son reconocidas
como tales y son simplemente tomadas como anecdóticas, en el mejor de los casos,
o meras coincidencias.
Veamos los datos
de algunas de las instituciones que se dedican a recopilar esta información.
La Eudra Vigilance European (la base de datos de reacciones adversas a medicamentos de la Unión Europea), confirma, a 19 de junio de 2021, que han muerto 15.472 personas y 1,5 millones han tenido reacciones adversas (50% graves) provocadas por la vacuna Covid-19.
Según el Gobierno
del Reino Unido, del 9 de diciembre de 2020 a 23 de junio de 2021, se han
producido 1.007.253 reacciones adversas y han fallecido 1.403 personas a
consecuencia de la vacuna Covid-19.
En EEUU el CDC informa de 6.113 muertes después de la inyección de Covid-19, 576 abortos y 387.087 casos adversos.
En Canadá, hasta el
18 de junio de 2021, se notificaron un total de 119
muertes después de la administración de la vacuna, según un Informe de datos adversos serios.
En Australia, el
número de muertos por la vacuna asciende a 355, a 27 de junio de 2021, según un
Informe de seguridad de la vacuna del 1-07-2021.
En total, todos
estos informes reportan la friolera de 23.462 muertes y nadie dice nada al
respecto. Y eso que, según revelan las mismas instituciones que publican los
datos, solo se reportan entre el 1 y 10% de los casos reales.
Por otro lado, la
tasa de muerte informada por las vacunas de Covid-19 supera con creces la tasa
de muerte informada de más de 70 vacunas combinadas durante los últimos 30
años, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico. Tampoco nadie dice nada
al respecto.
La mayoría de los
vacunados tienen la falsa sensación de inmunidad y creen con toda seguridad de
que están protegidos. Pero, en realidad, y según los propios expertos que
aconsejaron la vacuna, son mucho más vulnerables.
Llamar
"coincidencia" a más de 23.000 muertes simplemente no es creíble. Y descartar
los riesgos de discapacidad permanente y otras lesiones graves para catalogarlas
de “efectos colaterales” que valen la pena arriesgar, es una crueldad. Así que,
¿cómo se puede entender que porque un número determinado de gente dé positivo
en un test, siendo mayoritariamente asintomáticos, se pare el mundo y, sin
embargo, las muertes y los casos adversos de las vacunas no importen?
En general, está
claro que las muertes y lesiones causadas por estas inyecciones se esconden
debajo de la alfombra, y no podemos permitir que eso continúe.
Y ahora mira la siguiente tabla. Son los datos a 1 de julio de 2021 publicados por el Ministerio de Sanidad en España.
¿Dónde están los
enfermos? ¿Dónde está la pandemia si solo están ocupadas por Covid el 1,99% de
las camas de hospital y el 6,39% de UCI? ¿Y con estos datos quieren vacunar a
todo el país, incluido niños?
Las vacunas
deberían pararse inmediatamente, de lo contrario, conseguirán el objetivo para
el que fueron creadas: reducir drásticamente la población mundial.
Y para muestra un
botón. Según un estudio reciente, publicado en el New England Journal of
Medicine, cuando las mujeres embarazadas reciben la vacuna contra el Covid
durante su primer o segundo trimestre sufren una tasa de aborto espontáneo del
82%.
Pero lo más
disparatado de todo, es que un estudio publicado en la prestigiosa revista científica “The
Lancet” (por cierto, estudio revisado por pares) asegura que la eficacia de las vacunas contra
el Covid-19 son de un 0,84% para Pfizer, de un 1,2% para de Moderna, otro 1,2% la
de Jannsen y un 1,3% para Astra Zeneca. Por lo tanto, eso de que las vacunas
son eficientes en un 95% es una falacia. Todas engañaron al informar sobre la
reducción del riesgo relativo (RRR) en lugar de la reducción del riesgo
absoluto (ARR). Entonces, ¿no crees que deberías preguntarte para qué sirven
realmente las vacunas?
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