viernes, 4 de marzo de 2022

LOS MISMOS QUE QUIEREN SALVARNOS LA VIDA CON LAS “VACUNAS” PRETENDEN INVOLUCRARNOS EN UN GUERRA

La televisión vuelve otra vez a la carga –esta vez con la guerra en Ucrania- acojonando a todo aquel imbécil que pierda su tiempo en prestarle atención.

Vamos a ver. Si verdaderamente la cosa es tan grave, como asegura la televisión, la respuesta de la OTAN (léase EEUU y la UE) es de lo más ridícula. Todo lo que se les ha ocurrido es que van a poner en marcha sanciones económicas contra Rusia. ¿Pero esto qué es?, ¿una puta broma? A Rusia las sanciones de occidente se la suda (con perdón por la grosería), ya que tiene sus propias reservas (sobre todo de oro)  y es aliado de China; la fábrica del mundo.

Sin embargo, a quien van a perjudicar es al “populacho” que va a ver como la luz, los carburantes, la cesta de la compra y todas las materias primas se encarecen, dejando a la franja económicamente más débil de la sociedad en el umbral de la pobreza.

Después de que el Covid-19 llevara a la humanidad a un estado de imbecilidad como nunca se ha visto, ahora le toca el turno a la guerra de Ucrania para seguir introduciendo cambios drásticos: eliminación encubierta de las democracias, manipulación de la salud  y de la mente a través de las “vacunas” y la tecnología 5G, proyectos eugenésicos, nuevas leyes totalitarias como la de seguridad nacional y la de vigilancia sanitaria en España, poderes ilimitados para la OMS y una moneda digital centralizada que, en definitiva, es el objetivo principal de toda esta operación.

En una guerra siempre perdemos todos”; todos los de abajo, se entiende. Ese es el cínico mantra repetido por el Establishment.

No seamos ingenuos. Las guerras siempre se hacen contra las poblaciones, nunca contra sus líderes. Porque si se llegara a producir una guerra en Europa o, en el peor de los casos, una tercera guerra mundial, es seguro que no van a morir ni Putin ni Biden ni Bill Gates ni George Soros ni Larry Fink ni Macron ni Úrsula von der Layen ni Boris Jhonson ni Josep Borrell ni Pedro Sánchez ni ningún filántropo ni salvador de patrias. Aquí quien se va a dejar el pellejo es el “populacho”, como siempre. Por cierto, que el Covid-19 tampoco ha acabado con ninguno de ellos.

Como dijo Erich Hartmann: “la guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de unos viejos que se conocen y se odian, pero no se matan.” Esta “tragicomedia” se ha repetido hasta la saciedad a lo largo de la historia y seguimos cayendo en la misma trampa una y otra vez. ¿Pero cuándo vamos a darnos cuenta de que los que luchamos y morimos en las guerras, que ni nos van ni nos vienen, somos nosotros; el “populacho”? ¡Increíble hasta dónde puede llegar la estupidez humana!

La operación especial militar -que es como denominan los rusos a la invasión de Ucrania- y la mera amenaza de una extensión del conflicto más allá de la región podría rematar la faena que el Covid-19 empezó hace dos años: dar un fuerte empujón al Gran Reinicio y a la Agenda 2030.

La guerra es siempre la distracción perfecta para saquear la economía, ya que genera histeria colectiva, desesperación y pobreza – sobre todo mucha pobreza- que son aprovechadas por el poder para imponer la solución que ya tenían pensada de antemano. Por lo tanto, el conflicto de Ucrania, en mi modesta opinión, no es más que una nueva operación para acelerar la estanflación en la que estamos inmersos, agudizar los problemas de la cadena de suministro y desestabilizar definitivamente la economía europea hasta la llegada del Gran Reinicio.

La historia ha demostrado infinidad de veces que al igual que la diferencia entre izquierda y derecha solo existe en la mente del “populacho”, el enfrentamiento entre Rusia-EEUU tampoco es real.

El mundo está dirigido desde hace muchos años por la City de Londres y su quinta columna, como algunos denominan a Wall Street. Estos dos colosos financieros han sido, y lo siguen siendo, el centro neurálgico del poder en el planeta, y sus tentáculos llegan también a Rusia y a China, naturalmente.

En realidad el problema Rusia-Ucrania viene desde hace 8 años con los ataques constantes del ejército ucraniano a las regiones de Donetsk y Lugansk. Ahora bien. Lo que no sabremos nunca es si el objetivo de esos ataques era provocar a Rusia, y con esa excusa impulsar un conflicto bélico para tapar el escándalo mayúsculo del Covid-19 y seguir arruinando la economía mundial. Porque, vamos a ver. Si Rusia tenía en mente invadir Ucrania, ¿por qué ha esperado 8 años? ¿Por qué no lo hizo hace 3 ,4 ó 5 años?

Antes de hacer un juicio de valor, conviene recordar que Putin salió del KGB (Servicio de Inteligencia de la antigua Unión Soviética) y es amigo de Henry Kissinger y de Klaus Schwab (fundador del Foro Económico Mundial), con el que ha mantenido un diálogo constante y ha anunciado  que se uniría a su red de la Cuarta Revolución Industrial.

Bajo mi punto de vista, tanto Rusia como EEUU han impuesto las mismas restricciones totalitarias, con excusa del Covid-19, y ambos seguirán esta farsa hasta alcanzar los objetivos del Gran Reinicio y la Agenda 2030.

Desde siempre, la enfermedad y la guerra, aparte de ser los dos mayores negocios del mundo, son utilizados para regular la población y hacer cambios drásticos en la sociedad. Las élites lo llevan haciendo durante siglos y ahora no es diferente. Por lo tanto, esta guerra OPORTUNA y, por supuesto, PACTADA tiene un claro objetico: seguir el plan trazado por el FEM.

Piénsalo. Es una contradicción que nuestros gobernantes “electos”, que nos han sometido a unas restricciones draconianas acabando con nuestros derechos fundamentales en aras a proteger la vida, sobre todo, la de los más débiles, estén ahora intentando involucrarnos en una guerra. Porque si pretenden “vacunar” a toda la población mundial para, según ellos, salvarnos la vida, entonces, ¿cómo es que quieren involucrarnos en una guerra, que ni nos va ni nos viene, con lo que eso conlleva?

La historia más reciente ha demostrado que no podemos fiarnos del relato oficial. Por lo tanto, no tengo la más remota idea de qué es lo que se cuece en el conflicto de Ucrania ni de los efectos que causarán en la población las masivas “vacunas” anti Covid ni del futuro que nos espera. Pero si sé que este cúmulo de sucesos no es casual.

Decía Franklin D. Roosevelt: “En política, nada sucede por accidente. Si sucede, puede apostar que fue planeado de esa manera”. Y creo que en eso estamos. 

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