martes, 22 de agosto de 2023

NI CHINA NI LOS BRICS SON LA ALTERNATIVA A OCCIDENTE. LA VERDADERA ALTERNATIVA ES LA AGENDA 2030

La falsa pandemia ha dejado en evidencia a todos aquellos Estados que supuestamente pretenden ser una alternativa al poder de Occidente. Esto se corroboró, indiscutiblemente, cuando durante la falsa pandemia los BRICS, con China a la cabeza, adoptaron las mismas “majaderías” que el resto de países occidentales. Del mismo modo, todos los supuestos conflictos políticos, diplomáticos, económicos, climatológicos y militares que estamos viendo son simple y llanamente para desviar la atención del público del verdadero objetivo: imponer por la puerta de atrás la Agenda 2030.

Esta agenda será aplicada en todos los países del mundo, sin excepción, ya que el que rehúse a seguirla (recordemos lo que ocurrió cuando algunos países africanos se negaron a aplicar las pautas de la falsa pandemia y sus presidentes fueron asesinados) debe atenerse a las consecuencias.

La Agenda 2030 no ha sido votada en ningún parlamento y menos aún ratificada por el pueblo en referéndum. Los 17 puntos de esta agenda, sobre los que no se puede discrepar, no son más que palabras bonitas en un documento lleno de colorido que, sin embargo, oculta una triste realidad.

No, no te equivoques, la Agenda 2030 no va a proteger el planeta. La Agenda 2030 va de privatizar y controlar todos los recursos naturales por parte de la plutocracia; va de la prohibición de explotar nuestros propios recursos para no alcanzar la soberanía alimentaria y energética; va de la baja o nula rentabilidad de las explotaciones particulares agrícolas y ganaderas, que unido a la destrucción de presas y embalses fomentarán la escasez de alimentos; va de la demonización de los animales de granja, de la carne y el fomento del consumo de insectos; va de la restricción de la movilidad, de la pérdida de libertad y calidad de vida; va de la destrucción de los valores occidentales y de la familia; va de la creación de nuevos impuestos y, en definitiva, va de dependencia, de control, de sumisión y del totalitarismo más recalcitrante.

Las élites globalistas no tienen fidelidad a ningún Estado. Son por encima de todo apátridas y sólo persiguen un único fin: la dominación mundial. Para entender lo que está pasando, no hay más que consultar el famoso informe “Los límites del crecimiento”, elaborado por el Club de Roma en 1972, donde figuran las claves de la estrategia de desindustrialización de los países occidentales y las teorías  maltusianas de despoblación. 

La entrada de los globalistas en China sólo tenía un fin: destruir la fuerza económica de Occidente a través de la política de desregulación. Esto, unido a la fuga de capitales e industrias de los países occidentales hacia China y otros países asiáticos, son los que han propiciado el llamado “milagro chino”, y no el régimen comunista. Evidentemente, en contrapartida China se comprometió a ser el mayor promotor de la Agenda 2030 de la ONU y del Gran Reinicio del FEM.

¿Y qué decir de Rusia? Hay que ser ciego para no ver que después de más de un año y medio de guerra entre Rusia y Ucrania (supuestamente Rusia contra la OTAN, o sea, contra Occidente) nada ha cambiado en la política de la administración Putin con respecto a la implementación de la Agenda 2030, para el “Desarrollo Sostenible”, donde se está implementando la digitalización masiva de la sociedad, la supervisión y el control total de los ciudadanos, la eliminación del efectivo y la política de implantación de las CBDC. Por cierto, esos “deberes” ya los ha hecho China.

Ya en el año 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río, se estableció una estrategia única de desarrollo para todos los países del mundo que derivó en la Agenda 2030. Tres décadas después, la gran mayoría de la población sigue dormida ignorando por completo esta nueva realidad geopolítica.

Desde entonces, los círculos globalistas han impuesto a toda la humanidad un sinfín de estúpidas (o no tan estúpidas) ocurrencias a cual más retorcida. Así se empezó con el “calentamiento global”, ahora reconvertido en “cambio climático” por razones obvias. Luego inventaron el “desarrollo sostenible”, la “energía verde”, la ideología de género”,…. hasta llegar a aterrorizar a la población mundial con un “virus volador” salido de un mercado de Wuhan.

China es el proyecto piloto (el cual ha tenido un éxito arrollador) para la tiranía tecnocrática global, que esperan imponer absolutamente a todos los países del mundo bajo un único centro de control.

Parece que, como casi siempre, hemos sido engañados por personas influyentes, que nos han hecho creer que los BRICS se estaban organizando para acabar con el dólar estadounidense y por ende con la hegemonía de Occidente.

Según las declaraciones de la Directora del New Development Bank (NDB, comúnmente conocido como el banco BRICS): “La moneda funcional del banco es el dólar por una razón muy específica: es en dólares americanos donde se encuentran las mayores reservas de liquidez... No se puede salir del universo del dólar y operar en un universo paralelo”.

En el mismo sentido se pronunció Anil Sooklal, Embajador de Sudáfrica ante los BRICS, quien dijo:se está desarrollando una desafortunada narrativa que dice que los BRICS se crearon como competencia al G7 o la Norte Global. Eso sencillamente es incorrecto, ya que lo que pretendemos es avanzar la agenda del Sur Global para construir una arquitectura global más inclusiva, representativa, justa y equitativa”.

Después de semejantes declaraciones, es evidente que lo que algunos nos han vendido -“los BRICS son una alternativa para acabar con la hegemonía de Occidente”- dista mucho de ser real.

Sin embargo, ocurre exactamente todo lo contrario con la Agenda 2030: nadie habla de ella -parece como si no existiera- pero se va imponiendo a pasos agigantados.

Para nuestra desgracia, en la actualidad el cerebro de las masas ha sido lavado y condicionado para que acepten cualquier disparate de sus gobernantes, de los falsos científicos y, desde luego, del circo mediático. Por eso tragarán con la Agenda 2030, al igual que tragaron con la falsa pandemia. 

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