viernes, 15 de mayo de 2020

LO QUE TRAERÁ LA NUEVA NORMALIDAD


Los medios de comunicación no paran de hablar, hasta la saciedad, de la nueva normalidad versus Nuevo Orden mundial.
Es incuestionable que estamos viviendo el momento más interesante de la historia de la humanidad, donde se está decidiendo -eso sí, solo por parte de unos pocos- el futuro de nuestra especie.
Nos guste o no vivir en sociedad tiene su peaje. Indiscutiblemente, una cierta pérdida de libertad individual es necesaria. Pero de eso, a vivir en un redil como un rebaño de ovejas modorras hay una gran diferencia.
Es evidente que cuanto antes aceptemos que la “nueva normalidad” ha venido para quedarse, menos sufrimiento nos ocasionarán los sicópatas dueños del mundo.
Que nuestro modelo de vida no puede seguir así es más que evidente. Contaminación, destrucción del medio ambiente, corrupción, escalada armamentística y biológica y el despilfarro de recursos, entre otros, nos llevarán irremediablemente hacia la autodestrucción.
La tecnología está transformando drásticamente el panorama mundial. Pero sobre todo está cambiando la manera de trabajar. La llamada Cuarta Revolución Industrial de máquinas inteligentes y el Internet de las Cosas suponen una oportunidad para mejorar, pero también un riesgo evidente.
La saturación de determinados lugares a consecuencia del turismo de masas, la contaminación producida por la utilización de combustibles fósiles y la degradación constante y acelerada de nuestro planeta están acentuando la insostenibilidad del actual paradigma.
Por otra parte, la desafección política, la inseguridad económica y el enfado crónico del contribuyente son el caldo de cultivo perfecto para impulsar una tercera revolución social.
Con estos antecedentes, está claro que necesitamos un cambio ya. Pero lo que la gente ignora es que ese cambio ya se ha decidido (no precisamente por nosotros) y se va a producir, mejor dicho ya se está produciendo, lo queramos o no.
El cambio climático, el coronavirus, el estado de alarma, el confinamiento, la desescalada, el distanciamiento social y la “nueva normalidad” son parte de este nuevo ordenamiento de la sociedad.
El Nuevo Orden Mundial que está a punto de cambiar nuestras vidas para siempre no es ni más ni menos que poner en “ORDEN” todo lo que hacemos y todo lo que nos rodea. Evidentemente, en este nuevo orden habrá cosas que nos gusten y otras que no.
Pero para ordenar hay que regular y, por desgracia, controlar. El mundo que se nos viene encima no es más que puro control. ¿Y esto que supondrá? Pues que a partir de ahora toda nuestra vida estará controlada y programada de antemano. Se nos asignarán horarios para todo: para comprar, viajar, ir a la playa, hacer turismo, etc. Y, por supuesto, seremos monitorizados las 24 horas del día.
Hay dos cosas fundamentales que cambiarán el mundo: la desaparición del dinero físico y la educación.
Con el dinero digital el control sobre nuestros ingresos y gastos está más que garantizado y por ende se acabó nuestra privacidad.
Pero sobre todo se regulará y controlará la educación. La educación presencial se acabará y pasará a ser virtual, con lo cual el adoctrinamiento hacia un pensamiento único está más que garantizado.
Los que ya tenemos cierta edad hemos visto cómo perdíamos derechos y libertades con el transcurrir de los años. Eso sí, todo adornado de hermosas palabras como libertad de expresión, democracia, igualdad de género,… y un larguísimo etcétera de “palabras-mentira” que se quedaron en eso: parole, parole, parole que cantaba Mina allá por los años 70.
Lo que viene ahora es un estado global totalitario disfrazado de democracia.
Puede que el mundo esté más ordenado, ¿pero a cambio de qué?: de nuestra libertad y nuestra nueva esclavitud. No lo dudes.
Mantener a la población encerrada en casa, cuyo único contacto con el mundo exterior es la puta televisión (única fuente de información de las masas aborregadas), ha conseguido acojonar a la gente de tal manera que aceptará sin rechistar cualquier cosa que le lleve a la “nueva normalidad”.
Estos sicópatas están consiguiendo que tengamos miedo unos de otros y que al final acabemos alejándonos los unos de los otros. Nos han preparado sicológicamente para ello: he visto con mis propios ojos cómo se separa la gente de mí cuando paseo. Es demencial.
Durante las 24 horas del día, las televisiones -cómplices de esta manipulación social sin precedentes- solo muestran datos aterradores alternando con estúpidas canciones para cantar y aplaudir en los balcones. Unas televisiones que nos manipulan como les da gana: nos dicen que nos quedemos en casa, que nos pongamos una mascarilla y que dejemos de relacionarnos socialmente. Las mismas televisiones que no dan ni un solo segundo de cobertura a ningún pensamiento crítico discrepante.
¡DESPIERTA, COÑO! ¿Es que no te das cuenta de que vienen a por nosotros?
Vamos a ver. ¿Cómo se puede concebir que todo lo que genera salud como tomar el sol, bañarse en el mar o socializar este rigurosamente prohibido? ¿Es que todavía no lo ves? ¿No te das cuenta de que la crisis económica y social que se nos viene encima va a ser 10 millones de veces más mortífera que el virus?
Como reza la famosa frase que unos atribuyen a Dolores Ibárruri y otros a Emiliano Zapata: “es preferible morir de pie (por el virus) que vivir de rodillas (como un zombi)”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario