martes, 2 de junio de 2020

VACUNA PARA EL COVID-19 Y ALGO MÁS

Los acontecimientos que estamos viviendo jamás han tenido lugar a lo largo de nuestra existencia. Es la primera vez en la historia de la humanidad que los Gobiernos del mundo confinan a sus poblaciones por la fuerza, bajo amenaza de sanciones e incluso de cárcel: Jamás  se ha hecho una barbaridad de tal magnitud, ni siquiera en periodos de guerra.
Justificar el encierro por una supuesta pandemia y, además, ser defendido por millones de ciudadanos (“tontos útiles” que apoyan su propia esclavitud) no es más que el fruto de la propaganda del miedo infundido por los medios de comunicación. Sin embargo, la tozuda realidad está demostrando que la falsa pandemia declarada por la OMS se basa íntegramente en afirmaciones falsas y científicamente insostenibles; vamos lo que en lenguaje vulgar llamamos mentiras.
Definitivamente, que un gobierno manipule de tal manera a su población, confundiéndola sobre lo que es o no saludable, es lamentable e inaceptable y debería tener consecuencias penales.
Piénsalo: ¿quién define lo que es mejor para nosotros, nuestro sentido común o las gilipolleces que nos recomiendan los Gobiernos a través de los medios de comunicación?
Después de llevar tres meses de continuas incongruencias, de mentiras que no se sostienen y de aberrantes  ocurrencias como las fases de la llamada desescalada, donde la diferencia entre fases es simplemente numérica, creo que deberíamos hacernos algunas preguntas como estas:
¿Es saludable cerrar  parques y playas donde respiramos aire fresco, tomamos el Sol y hacemos ejercicio, mientras los estancos permanecen abiertos por estar considerados bienes de primera necesidad?
¿Es saludable recluir a la población en sus domicilios, con consecuencias nefastas para su salud como la ansiedad, la depresión o el debilitamiento de su sistema inmunológico?
¿Es saludable prohibir a la gente caminar por el campo donde no hay un alma a quien contagiar y de quien contagiarse?
¿Es insalubre hacer deporte individualmente o bañarse en el mar sin riesgo de contagiar a nadie?
¿Es para evitar contagiarse el prohibir ir en coche a 2 personas que viven y duermen juntas? O lo que es aún más aberrante, tener que coger dos taxis para ir a su domicilio (esto lo hemos sufrido mi mujer y yo)
¿Es legítimo y saludable arrasar en un abrir y cerrar de ojos la libertad y los derechos más elementales de las personas?
¿Es sensato utilizar un simple virus para generar un caos económico y social que va a provocar la muerte de millones de personas?
La respuesta tajante a todas estas cuestiones es NO.
Entonces, la pregunta inevitable es: ¿qué se pretende con todo esto? Pues ni más ni menos que implementar la vacuna obligatoria: el viejo proyecto de la élite para controlarnos y manipularnos a todos, introduciendo en la vacuna un microchip con lo último en nanotecnología.
Intentar curar una enfermedad, que aparentemente está desapareciendo por haber agotado su ciclo, con una vacuna es absurdo; por eso se tiene que seguir fomentando el miedo durante la eterna desescalada.
Según publica, Sky News, en el Reino Unido el virus está desapareciendo tan rápido que las posibilidades de hallar con éxito la tan ansiada vacuna se han reducido al 50%. Esta es la prueba irrefutable de que la supuesta carrera por una vacuna para curar el Covid-19 es una farsa, ya que el hecho es que no hay suficientes enfermos para probarla.
Por otra parte, elaborar una vacuna no es cosa de meses, sino de años. Otra cosa es que ya esté elaborada. Lo mismo ocurre con las pandemias. No se anuncian con total precisión y antelación, salvo que sean provocadas.
Y ahora la otra pregunta del millón: ¿a quién crees que la vacuna con microchip le confiere el poder y el control sobre nosotros? Pues pregúntate quién es ese “alguien” y hallarás la respuesta a esta absurda pandemia. Evidentemente, te adelanto que encontrarás a los mismos de siempre.
Por último me gustaría proponerte algo.
A ver si eres capaz de hacer este ejercicio: observa la televisión y, en general, los medios de información de masas con objetividad, mente fría y distanciamiento. A los pocos minutos serás testigo del “lavado de cerebro” al que estamos sometidos a diario. Si no es así, es que tu cerebro ya ha sido lavado por completo.
La vacuna obligatoria va a ser muy difícil de implantar, ya que siempre habrá quien se niegue a ponérsela, como ocurre en el caso de la vacuna anual contra la gripe, que por mucho que se empeñe año tras año la OMS unos se la ponen y otros no. Sin embargo, hay formas más sutiles de hacerlo: que sea la misma población quien lo demande.
Y aquí entran en juego todos los mecanismos de propaganda: se manipularán sentimientos y emociones, estimulando a la gente a vacunarse para convertirse en “ciudadanos responsables” (sumisos) y tachar de sinvergüenzas y egoístas a los rechazadores de la vacuna. Evidentemente, la vacuna será necesaria para trabajar, viajar, acudir a actos públicos y, en general, para realizar cualquier actividad social. De esta manera, poco a poco todo el mundo terminará cediendo o de lo contrario vivirá aislado y confinado para el resto de su vida. Duro ¿verdad? Pues es lo que nos espera si no hacemos nada para evitarlo.
¡Abre los ojos! Culpabilizar a gente normal de hacer cosas normales como celebrar un cumpleaños es una estrategia perfecta para seguir con esta farsa. De esta manera, no es el Gobierno el que penaliza, sino los propios vecinos. El Gobierno se lava las manos como Pilatos y solo aplica lo que los vecinos demandan: más madera (volver a la fase 0). Pero qué curioso. De esos nuevos infectados no hay ninguno que esté enfermo (ahora los llaman asintomáticos).
Prepárate porque esto va para largo. 

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