Los ordenadores se han hecho indispensables para la vida moderna del
siglo XXI. Tal es así, que nuestro propio teléfono móvil no es más que un
diminuto ordenador de bolsillo que, por si no lo sabes, es más potente que los
ordenadores utilizados por la Nasa para enviar el primer hombre a la luna.
Una nueva revolución nos espera: los ordenadores cuánticos.
¿Qué es un
ordenador cuántico?
Un ordenador cuántico, digámoslo así, es una computadora que aprovecha
algunos de los fenómenos de la mecánica cuántica para lograr una potencia
de procesamiento infinitamente mayor que la de los ordenadores convencionales.
Los ordenadores convencionales funcionan con bits: un sistema binario
de ceros y unos, que no son sino una corriente de pulsos eléctricos u ópticos. O
sea, que todo lo que ves en una pantalla de ordenador no son más que largas cadenas de
dígitos binarios.
Por el contrario, los ordenadores cuánticos no utilizan ceros y unos,
sino qubits: partículas subatómicas como electrones o fotones.
Lo complejo de este sistema de computación, basado e quibits, es que
pueden tener dos estados de procesamiento al mismo tiempo, o ninguno.
Una de las propiedades de los qubits es la superposición y
entrelazamiento, que proporciona una potencia de procesamiento exponencialmente
superior a cuando se utilizan bits. Complicado, ¿verdad?
Aplicaciones.
La aplicación más prometedora de estas nuevas máquinas es la simulación y el comportamiento de la
materia a nivel molecular. Volkswagen ya utiliza ordenadores cuánticos para
simular la composición química de las baterías de los coches eléctricos.
Igualmente, las compañías farmacéuticas los emplean para analizar y comparar
compuestos que podrían conducir a la creación de nuevos medicamentos.
También son excelentes para resolver problemas de optimización por su
potencia de cálculo. Por ejemplo, la compañía Airbus calcula rutas de ascenso y
descenso más eficientes para sus aviones.
Además, se dice que la computación cuántica ayudará a desarrollar
la Inteligencia Artificial a niveles que no podemos ni imaginar.
Internet
Cuántico.
El nuevo Internet Cuántico trata de aprovechar una de las propiedades
de la mecánica cuántica que dice: cuando dos partículas están
"enlazadas" cuánticamente, al modificar el estado de una cambiará
también el estado de la otra, independientemente de la distancia a la que se
encuentren.
Esta es una propiedad que puede usarse en canales de comunicación
entrelazando partículas alejadas de modo que se puedan cambiar los estados para
transmitir información. La ventaja más importante, con respecto a los canales
convencionales, es que no se pueden interceptar ni piratear, por lo tanto, es una transferencia segura de información confidencial.
Adiós a la
invulnerabilidad
Una de las principales características de los ordenadores cuánticos es
que dado su capacidad de procesamiento no hay encriptación convencional que se
les resista.
Todos sabemos que actualmente nuestras vidas dependen de la
informática. Por lo tanto, una crisis cibernética sería la madre de todas las
crisis, dejando en pañales a las crisis económicas y a la actual crisis
sanitaria.
En los últimos meses hemos asistido a noticias aparentemente inconexas
que han pasado prácticamente desapercibidas en los medios de comunicación de
masas. Me refiero a montones de hackeos a instituciones públicas y privadas,
mercados bursátiles, bancos e incluso a los servidores de Google y Youtube.
Habría que preguntarse quién está detrás de todo esto. Evidentemente,
debe ser alguien que tiene el conocimiento y el suficiente soporte tecnológico
para entrar en todos estos sitios como
Pedro por su casa. Alguien que muy probablemente disponga de un potente
ordenador cuántico.
Pero lo curioso del caso, es que pudiendo generar un conflicto de
proporciones bíblicas no lo ha hecho. Entonces, ¿para qué lo ha hecho? Pues no
se me ocurre otra cosa que para hacer una demostración de fuerza.
Es evidente que los ordenadores cuánticos, la inteligencia artificial y
las nuevas tecnologías acabarán con los puestos de trabajo de incluso
profesiones inimaginables como médicos, ingenieros, economistas, etc.
Personalmente, no sé si dejar nuestras vidas en manos de estas sofisticadas herramientas será una buena idea. Así que la pregunta es: ¿estamos preparados para el mundo que se nos viene encima?
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