miércoles, 24 de marzo de 2021

LA MASTODÓNTICA ESTRUCTURA DEL ESTADO ESPAÑOL, UNIDA A LA CRISIS PROGRAMADA DEL COVID-19, ACABARÁ CON ESTE PAÍS

La estructura del Estado Español está configurada de la siguiente manera:

En primer lugar tenemos a la Administración General del Estado: el Congreso, el Senado, el área de Presidencia, las 4 Vicepresidencias y los 22 Ministerios. Después están las 17 Comunidades Autónomas y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla con sus innumerables consejerías. Luego las entidades locales que agrupan a los Ayuntamientos (8.122), las Diputaciones Provinciales (51), los Cabildos Canarios (7) y los Consejos Baleares (4). En total suman 8.191 entes que constantemente están creando nuevas leyes, reglamentos y ordenanzas con los que controlan cada aspecto de nuestras vidas y que suponen más de 100.000 páginas anuales del BOE.

8.191 entes no son poca cosa para un país de las dimensiones de España. Pero la cosa no termina ahí. Por si esto no fuera suficiente, además se han creado nuevos entes asociados a la Administración Pública: 3 áreas metropolitanas; 6 autoridades administrativas independientes como la Agencia Española de Protección de Datos, la CNMV o el FROB; 6 entidades gestoras de servicios comunes a la Seguridad Social; 6 órganos que tienen dotación diferenciada en los Presupuestos Generales del Estado; 18 organismos autónomos provinciales; 21 mutuas colaboradoras con la Seguridad Social; 24 entidades de derecho público;25 agencias; 26 fondos sin personalidad jurídica; 31 organismos diferentes a todos los anteriores, pero que son unidades de derecho público; 48 comunidades de usuario; 49 universidades públicas; 55 fondos sin personalidad jurídica; 76 agrupaciones de municipios; 82 comarcas; 88 instituciones “sin ánimo de lucro”; 120 entidades públicas empresariales; 152 entes públicos; 330 organismos autónomos; 706 organismos autónomos administrativos; 796 consorcios; 866 fundaciones; 950 mancomunidades; 1.952 sociedades mercantiles y 3.688 entidades de ámbito municipal inferior a municipio. En total suman la friolera de 9.263 entes que han creado nuestros Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y la Administración General del Estado. ¡¡Uff!! Visto lo visto, se me antoja que esto de Estado tiene muy poco y mucho de prisión que, además, acarrea un gasto enorme.

El mayor gasto en los Presupuestos Generales del Estado son las pensiones (144 mil millones de euros en 2019). Por detrás del gasto en pensiones no está la sanidad ni la educación ni ninguna otra partida, sino el gasto en personal que de una u otra manera recibe dinero del erario público (134.463 millones de euros en 2019).

Si en el año 2019 el Presupuesto fue de 452.933.579.558 €, de los cuales, 330.250.496.500 € fueron recaudados a través de impuestos y 122.683.083.058 € fueron financiados, resulta que de los 452.933.579.558 € del Presupuesto 278.470.000.000 (el 61,48%) se fueron en pensiones y sueldos.

España tiene una población de 47.500.000 de habitantes, de los que 39.640.000 son mayores de 16 años (el 83%). De estos, 16.500.000 son inactivos (41,6%) y 23.140.000 activos (58,4%). De los activos –según datos del INE- 19.344.000 (83,59%) están ocupados y 3.796.000 (16,41%) desempleados. De entre los ocupados, tenemos a 3.380.000 (18,84%) que cobran del Estado, a 12.873.000 (66,54%) que trabajan por cuenta ajena y 3.091.000 (14,62%) autónomos. ¿Qué quiere decir esto? Que 15.964.000 personas mantienen a una población de 47.500.000 habitantes. O lo que es lo mismo: España es sostenida solo por el 33,60% de su población.

Para acometer este inmenso gasto España emitió en 2016 deuda a 50 años; es decir, hasta el año 2066, que no es moco de pavo. Pero esto es una tontería con la nueva cantidad de deuda que va a tener que asumir.

Si estos datos, se pongan sus señorías como se pongan, ya no eran sostenibles para el año 2019, imagínate lo que va a suceder de aquí en adelante después de haber arruinado el país.

Lo primero que a cualquiera de nuestros políticos se le ocurrirá para paliar la situación actual es reducir el gasto. Pues bien. Como ya dije antes, la mayor partida de los Presupuestos Generales del Estado son las pensiones. Y qué curioso. Resulta que hay un coronavirus circulando por ahí que está matando a la población mayor de 65 años. ¿Pero no son los mayores de 65 años los pensionistas? ¡Ah! Ahora caigo.

Los daños económicos, sociales y, por qué no decirlo, en vidas que esta locura va a traer son de tal envergadura que nos vamos a arrepentir toda la vida de haber obedecido sin rechistar los confinamientos, toques de queda y cierre de negocios impuestos por el Gobierno. En definitiva, lo del Covid-19 va a ser un rasguño comparado con la apisonadora que nos va a pasar por encima. Y eso va a ser así solo por una razón: por gilipollas. Y lo veremos de nuevo el 4 de mayo en las elecciones a la Asamblea de Madrid, donde los imbéciles útiles volverán a votar masivamente a sus verdugos, sean del color que sean. Porque no se trata de haber cambiado “seguridad” por derechos y libertades, que también. Se trata de que hayamos cambiado una supuesta seguridad por hambre, y eso es muy grave.

No lo crees, ¿verdad? Pues mira lo que están anunciando que, bajo mi punto de vista, no es más que la preparación de la opinión pública para el siguiente desastre con el que seguir reduciendo drásticamente la población mundial.

En una editorial de RT se dice: “Los desastres naturales, el cambio climático y las enfermedades que atacan los cultivos y el ganado se ven agravados por el impacto de la pandemia de covid-19 en la agricultura y la seguridad alimentaria, según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés)”.  En este informe se avisa: “En ningún otro momento de la historia la agricultura se ha enfrentado a tal variedad de riesgos familiares y desconocidos, interactuando en un mundo hiperconectado y un panorama que cambia precipitadamente”.

Pues si lo dice la FAO (otra de tantas organizaciones en manos de la élite globalista), ten por seguro que así será.

¿Conoces la fábula de la ranita? Pues eso. O saltamos YA de la cazuela o nos “hervirán” vivos. 

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