miércoles, 3 de marzo de 2021

LOS AMOS DEL MUNDO Y LA GRAN DICTADURA DE LA SALUD

Actualmente vivimos en un mundo perfectamente compartimentado. Cada compartimento superior controla y domina al compartimento inferior, pero ignora por completo lo que sucede en los compartimentos superiores.

Básicamente su estructura sería así:

En el compartimento más bajo nos encontramos todos nosotros: el “populacho”, la “plebe”, los “esclavos”. En definitiva, los que no tenemos capacidad para cambiar nada y nuestra única misión es obedecer, producir y consumir.

Por encima de nosotros hay un compartimento muy delgado, pero a la vez el más fuerte, donde se encuentran las fuerzas represivas: ejército, policía, agencias de inteligencia, etc. Este compartimento sirve de barrera entre nosotros y el resto de compartimentos superiores, de tal manera que su única función es proteger a los compartimentos superiores del “populacho”. Evidentemente, sin él la dominación y el sometimiento simplemente no se podrían llevar a cabo.

El siguiente lo ocupan los gobiernos, que lo comparten con los medios de comunicación de masas y los centros educativos. Este compartimento es de vital importancia, ya que es el encargado de ejecutar las órdenes que vienen de los compartimentos superiores y de adoctrinar a la “plebe”.

Arriba de los gobiernos están los organismos internacionales que dictan las normas: Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Mundial del Comercio (OMC), Organización Internacional del Trabajo (OIT), Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), …

Los organismos internacionales están a merced de las grandes corporaciones como Aramco, Microsoft, Amazon, Facebook, Alibaba, Berkshire Hathaway, Johnson & Johnson, Apple, Exon Movil, Netslé, Bayer, y un larguísimo etcétera.

Las grandes corporaciones son financiadas por los bancos comerciales que a su vez dependen de los bancos centrales, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Por encima de todos estos se encuentran las organizaciones que deciden verdaderamente los designios del mundo: Chatham House (conocido como el Instituto Real de Asuntos Internacionales), Naciones Unidas, Comisión Trilateral, Grupo Bilderberg, Club de Roma, Consejo de Relaciones Exteriores y el Comité de los 300. Estos “Thinks tanks” son los encargados de pensar por los demás y establecer las bases de toda la sociedad.

Y para terminar, en lo más alto,  tenemos a LOS AMOS DEL MUNDO: las familias dueñas de todo este gran imperio entre las que figuran los Rothschild, Rockefeller, Morgan,  Du Pont, Warburg, Windsor, Collins, Li y algunas más, las cuales no llegan al 0.00001% de la población mundial.

Bueno, pues si no es exactamente así, es algo que se le parece mucho.

Una vez explicado cómo está configurado el mundo, veamos ahora la última elucubración de nuestros dueños.

Los amos del mundo han diseñado para nosotros una dictadura de la salud. Con ese pretexto nos restringirán todos nuestros derechos y libertades (como ya estamos viendo) hasta conseguir un control absoluto sobre cada individuo. Será una dictadura de los salvoconductos médicos, sin los cuales no podremos ni tan siquiera coger el metro. (La UE prepara el pasaporte Covid/)

Y lo van a hacer con el beneplácito de la mayoría de imbéciles útiles que han ido forjando a lo largo de los años a través de la televisión. Estos imbéciles útiles nos arrastrarán con ellos sin remedio a la gran dictadura de la salud mundial.

Pensarás que cómo gente universitaria (médicos, ingenieros, abogados, etc.) van a ser estúpidos. Pues por una única razón: por miedo. El miedo bloquea el sentido común y sin sentido común te conviertes en un imbécil. Y esto nada tiene que ver con tener un título universitario. Por lo tanto, no importa si eres un catedrático de física cuántica cuando has sido abducido con mentiras inoculadas por el miedo a la muerte.

Después de darle muchas vueltas a la actual situación, pues no comprendía cómo la sociedad ha podido aceptar sin rechistar todas estas nuevas normas distópicas, me he dado cuenta de que lo que está sucediendo es lo que tenía que suceder, ya que para eso fuimos programados.

Personalmente, hace tiempo que sé que somos una sociedad de esclavos. Lo que no sabía es que la gran mayoría lo ignora. No obstante, me autoengañaba  diciéndome que vivíamos en una sociedad de hombres y mujeres relativamente libres. Pero eso se acabó. Para nuestra desgracia, la verdad desgarradora ha irrumpido en nuestras vidas cual elefante en cacharrería. Los toques de queda, el bozal, los confinamientos, las vacunas innecesarias -para ellos no tan innecesarias-  y todo tipo de restricciones absurdas nos han puesto de nuevo en nuestro sitio: a los pies de los caballos.

Evidentemente, la gran mayoría de imbéciles útiles no compartirán lo que acabo de exponer aquí. Pero piénsalo. El grado de imbecilidad es tal, que para inocularte una vacuna maravillosa que te librará de una enfermedad mortífera tienen: primero, que amenazarte para que te la pongas (Galicia ya la ha hecho obligatoria), y, segundo, hacerte un test para saber si estás enfermo de esa enfermedad tan peligrosa. ¡Es de locos! O mejor pregúntate: ¿es de imbéciles o no es de imbéciles?

Los gobiernos nos “han vendido” que todas las medidas adoptadas en relación con la falsa pandemia se centran en un solo motivo: "salvar vidas". Y digo yo: ¿por qué esa repentina preocupación de las autoridades por "salvar vidas"? En el libro de David Berlinski, The Devil's Delusion (El espejismo del diablo), se enumera los conflictos del siglo XX y sus víctimas, cuyo número asciende a más de 177 millones. Así que esa afirmación de que todo lo que se está haciendo en esta falsa pandemia es para “salvar vidas”, por parte de los mismos poderes fácticos que en el siglo pasado han masacrado a más de 177 millones de personas, no se sostiene.

No seamos ingenuos. A las autoridades les importa una mierda (con perdón) “salvar vidas". Sin embargo, su sed de control es incuestionable. En los últimos años ha habido un asombroso aumento de cámaras para el espionaje masivo de la población; se han implantado millones de microchips subcutáneos en todo el mundo; las identificaciones biométricas junto a las tecnologías de reconocimiento facial se han implementado de manera escandalosa y los interminables procedimientos de "seguridad" en aeropuertos y otros lugares se han hecho cada vez más insoportables. Pues bien. Ahora con la dictadura de la salud se incrementarán hasta límites intolerables. Y todo por culpa de los imbéciles útiles que no son conscientes de lo que se nos viene encima.

Un atisbo de esperanza,

Según informaciones aparecidas en diferentes medios alternativos, a día de hoy se está organizando lo que podríamos llamar un “segundo tribunal de Nuremberg”.

Miles de abogados de todo el mundo, capitaneados por el abogado estadounidense-alemán, Reiner Fuellmich, están preparando una demanda colectiva para procesar a los responsables del escándalo Covid-19, manipulado por el Foro Económico Mundial. Para quien no lo sepa, Reiner Fuellmich es el abogado que logró condenar al gigante automovilístico Volkswagen, por la manipulación de los catalizadores, y el mismo que consiguió que el todopoderoso Deutsche Bank fuera procesado y condenado por prácticas abusivas.

Según Reiner Fuellmich, “todos los fraudes cometidos por las empresas alemanas son irrisorios en comparación con los daños que ha causado y sigue causando la crisis de Covid-19” y los responsables deberían ser procesados por el mayor crimen contra la humanidad jamás cometido. 

El 15 de febrero de 2021, Fuellmich hizo las siguientes declaraciones: "Las audiencias de un centenar de científicos, médicos, economistas y abogados de renombre internacional, que la Comisión de Investigación de Berlín sobre el asunto Covid-19 ha llevado a cabo desde el 10 de julio de 2020, han demostrado, con una probabilidad cercana a la certeza, que el escándalo del Covid-19 no fue en ningún momento un problema de salud. Se trataba más bien de afianzar el poder -ilegítimo, porque fue obtenido por métodos criminales- de la corrupta "camarilla de Davos", transfiriendo la riqueza de las poblaciones a los miembros de la camarilla y destruyendo, entre otras cosas, las pequeñas y medianas empresas en particular. Plataformas como Amazon, Google, Uber, etc. podrían así apropiarse de sus cuotas de mercado y riqueza.”

También dijo que “los principales responsables -en particular políticos- de crímenes contra la humanidad cometidos aquí pueden y deben  ser declarados responsables en el marco de un nuevo Tribunal Internacional de Justicia que se creará de acuerdo con las directrices de los juicios de Nuremberg con una  distribución internacional.”

Estamos ante una catarsis de dimensiones épicas. Si permanecemos inertes la dictadura de la salud se impondrá. Esperemos que esta iniciativa tenga continuidad y que más temprano que tarde se conozca la verdad y todos los criminales que han destruido millones de vidas sean procesados y condenados.

Pronto se cumplirá el aniversario del día en que perdimos nuestros derechos y libertades. Lo que he visto en este año ni en mis peores pesadillas lo hubiera podido imaginar: gente que conozco -personas sensatas e inteligentes- sucumbiendo a la propaganda y a la mayoría de la población mundial viviendo una paranoia colectiva. ¿De verdad quieres seguir viviendo así? Personalmente, pienso que con enfermedad o sin ella esto jamás lo tendríamos que haber consentido.

Como decía Jesús Quintero (el Loco de la Colina): “¡Un poquito de dignidad, por favor!” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario