jueves, 18 de marzo de 2021

SE ACABA EL TIEMPO Y LA GENTE SIGUE SIN DESPERTAR

En un medio de comunicación estadounidense, llamado The National Pulse, se ha publicado que BGI Genomics, una empresa dedicada al estudio del genoma, está recolectando ADN de los kits de prueba de Covid-19. Esta compañía se dedica a acumular, clasificar y almacenar información de las pruebas masivas de ADN de millones de persona sin su conocimiento y, por supuesto, sin su consentimiento.

La información es fundamental para el desarrollo de cualquier actividad, eso es evidente. Pero no debemos olvidar que la información también es poder.

Todos sabemos de la importancia que tienen hoy en día los “big data” a la hora de emprender cualquier negocio, ya que si el fabricante conoce de antemano los gustos del consumidor es más fácil colocarle un producto que si se va a ciegas. Pues bien. Al igual que una compañía puede diseñar una campaña de márquetin en función del gusto, de antemano sabido, de los consumidores, programar a los seres humanos se ha vuelto igualmente factible.

La ingeniería social recoge información en todo momento de nuestros teléfonos móviles, tabletas y ordenadores de lo que hacemos, cómo vivimos, con quién nos relacionamos, si hacemos deporte, que comemos, lo que dormimos y un larguísimo etcétera. Por si no fuera suficiente, ahora también va a disponer de nuestro ADN, con lo cual, el conocimiento que va a tener sobre cada uno de nosotros será infinitamente mayor que el que tenemos de nosotros mismos.

Con la escusa de la falsa pandemia se están recogiendo muestras a diestro y siniestro de nuestro ADN que, en teoría, se utilizará para investigar y así evitar futuras pandemias. Pero, ¿y si fuera para todo lo contrario; es decir, para utilizarlo como arma de guerra biológica? Según la Dra. Merritt, que sirvió en la Marina de los EEUU estudiando las armas biológicas, en los todos los experimentos realizados los animales inyectados con ARNm murieron al reinfectarse. Pues bien. Por si no lo sabes, esa es la “vacuna” que se está inoculando a la población mundial.

Estamos viviendo un momento muy delicado para el futuro de la humanidad. Si no despertamos –y el tiempo se nos está acabando- la humanidad jamás volverá a ser lo que era.

Un plan diabólico maestro

El engaño del Covid-19 se diseñó para reducir drásticamente la población mundial y para reorganizar la sociedad. Esta es la única realidad. ¿Crees que exagero? Pues pregúntate si hace dos años hubieses creído que iban a encerrar a toda la humanidad.

Para llevar a cabo sus planes necesitaban el beneplácito de la gente. Para ello han utilizando los medios de comunicación de masas, amedrentado a la población a través de la propaganda del miedo. De hecho, una vez que el “populacho” ha aceptado el relato oficial, a cambio de falsas promesas, se ha vuelto totalmente imbécil, dócil y obediente y ya no hay marcha atrás.

Volver a recuperar los derechos humanos, la libertad individual y la dignidad se me antoja poco más o menos que imposible, en una sociedad de paranoicos. En muy pocos años van a ser un recuerdo del pasado. Nos habremos convertido en seres intoxicados por los medios propagandísticos de comunicación y manipulados genéticamente mediante la introducción en nuestros cuerpos de tratamientos transgénicos llamados vacunas ARNm.

La ingeniería social está fomentando la dictadura de la salud que, no lo dudes, ha venido para quedarse. Los esfuerzos en todo el mundo de gobiernos, políticos, medios de comunicación, funcionarios, organismos de salud, jueces y policía, entre otros, no se están haciendo en balde. Del mismo modo, las innumerables sandeces que la gente está obligada a llevar a cabo (confinamientos, toques de queda, hidrogeles, mascarillas, distanciamiento social, etc.), no son para librarles de ninguna enfermedad ni para que todo vuelva a la normalidad mañana. No seas ingenuo. Esto solo acabará cuando hayan cumplido sus objetivos.

La hoja de ruta.

La falsa pandemia no ha venido por casualidad. Es un plan muy bien elaborado que incluye la quiebra de la economía para sembrar el pánico y hacer que la gente consienta la solución que nos proponen nuestros dirigentes. Y la solución es la aceptación de las vacunas, los códigos QR, el pasaporte Covid y los chips de control.

Luego vendrá el Gran Reinicio de la economía con la condonación de todas las deudas a cambio de aceptar el Nuevo Orden Mundial que, entre otras cosas, incluirá el sometimiento a un gobierno mundial, inicialmente de la ONU y la OMS.

Mientras tanto, las vacunas eugenésicas harán su trabajo eliminando en el transcurso de una década al mayor número posible de “parásitos”. Los que sobrevivan a la vacuna; o lo que es lo mismo, la gente vacunada con placebos  (¿500-1.000 millones?) serán controlados por mediación de algún tipo de microchip con nanotecnología de ADN. Este microchip controlará la actividad cerebral, el sistema nervioso y el sistema endocrino, entre otros. Y no es una teoría de la conspiración, es tecnología ya existente y patentada (Proyecto ID2020 cuyo objetivo es la digitalización global de datos biométricos de todas las personas, donde participan The Rockefeller Foundation, Microsoft y Gavi “The Vaccine Alliance”).

La gente sigue sin ver que esto no va de salvar vidas, sino de todo lo contrario: no es más que la hoja de ruta de la Agenda 2030, que contempla un plan para despoblar el 95% del planeta y crear un Nuevo Orden Mundial.

El plan existe, otra cosa es que lo puedan llevar a cabo. Pero mientras la gente siga viendo la TV no hay manera de despertar. Si fuesen capaces de apagar la TV, de quitarse la mascarilla y volver a su vida de siempre esto se acabaría en un abrir y cerrar de ojos.

Para terminar, solo decir que las pandemias reales no necesitan de ninguna campaña de propaganda continuada para recordarte que existen. Sin embargo, las operaciones psicológicas sí.

Y otro dato algo esperanzador. Cuando la Reina de Inglaterra tiene que salir a la palestra a vacunarse públicamente (con un placebo, evidentemente), es que la cosa no va como ellos esperaban: si la aceptación de la vacuna fuera realmente elevada, como ellos dicen, no habría necesidad de tanta propaganda, ¿no crees?

Hay esperanza para creer que sus planes se pueden ir al traste si nos resistimos a la vacuna. Al menos eso quiero pensar. Pero el tiempo se acaba. 

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