El debate sobre si hay que dar prioridad a
la salud o a la economía es un debate estéril de por sí, ya que la una no se
entiende sin la otra y viceversa: sin salud no hay economía y sin economía no
hay salud.
Empresarios de hostelería, comerciantes, empleados
dependientes del turismo, taxistas, feriantes, músicos y todos aquellos que
viven al día son dados, y con razón, a quejarse del cierre total de la economía
ya que su sustento depende de ello. Sin embargo, políticos, policías, pensionistas,
funcionarios o gente muy bien asentada en sus empresas están convencidos de que la salud es lo primero y se niegan a
aceptar otra realidad.
Los medios de comunicación de masas tachan
a los primeros de negacionistas cuando verdaderamente no niegan nada,
simplemente quieren seguir ejerciendo du derecho a ganarse la vida, nada más.
Sin embargo, los segundos son simple y llanamente unos egoístas, ya que este
grupo, con la cartera bien repleta, es partidario de darle prioridad a la salud
y al que vive del turismo y otras “gaitas” que le parta un rayo y se las apañe
como pueda.
La suspensión de toda actividad ha
ocasionado una drástica contracción de la economía mundial. Es la
peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y la primera vez en los últimos
200 años que tantas economías experimentan una disminución de su PIB al unísono,
por lo que no tenemos referencias de lo que este nuevo escenario significa
realmente.
El Covid-19 ha hundido en la miseria a gran
parte del mundo y muy particularmente a España.
La debacle sufrida por la economía
española, con un descenso en 2020 de su PIB del 11%, sitúa a España como la más
castigada del mundo y con la peor recesión de su historia en tiempos de paz,
según Bloomberg.
España tiene actualmente 47.350.000
habitantes. Debido a las medidas restrictivas, llevadas a cabo por el Gobierno,
se ha destruido más del 50% del tejido empresarial, han cesado su actividad más
de un 80% de autónomos y el sector servicios –base del PIB español- se
encuentra prácticamente paralizado.
Ante la grave situación es de esperar que
nuestro Gobierno salga al rescate de todos aquellos sectores afectados. Pero
nada más lejos de la realidad. Se ha limitado a dar una limosna de
supervivencia temporal a la gente y nada más.
El FMI y el BCE han situado a España como
la potencia económica mundial que menos fondos está inyectando a la economía
para hacer frente a la crisis del coronavirus. Según sus datos, España ha dado en
ayudas un 3,5% de su PIB mientras que el resto de países de su entorno como RU,
Alemania, Italia, etc. han dado un 10%.
Una oleada de quiebra de empresas podría
poner en peligro la estabilidad del sistema financiero europeo, según Christine
Lagard. Lo que está diciendo no es que una nueva crisis vaya a venir, no, lo
que dice es que ya está aquí. Y aunque de momento no se ve -porque todo el
mundo está preocupado de no contagiarse del “bicho”, de lo que le permiten o no
le permiten hacer, de no olvidarse la puta mascarilla y de estar pendiente del
número de nuevos contagios y muertes que le proporciona en cada momento la
televisión-, es de una envergadura bestial. Así que cuando este país se ponga
de nuevo en marcha, veremos las consecuencias y no te quepa la menor duda de que
serán infinitamente más dañinas que las ocasionadas por el coronavirus.
Estamos viviendo el empoderamiento del
oligopolio de las grandes corporaciones en detrimento y declive absoluto de la
clase media. Y en un país como España, donde la clase media está tan arraigada,
su desaparición va a ocasionar verdaderos estragos.
Actualmente el desempleo oficial en España
es del 16,1%, pero no es real. Si sumamos la gente que está en las listas
oficiales de desempleo, más la que está en algún ERTE, más los autónomos sin
actividad y los que ya han renunciado directamente a acudir a las bolsas de
empleo es probable que lleguemos a sobrepasar el 30% de parados. Esa es la cruda
realidad.
Pero la televisión, los medios de
comunicación de masas y nuestro Gobierno, en particular, se empeñan en decir
que no pasa nada, que la economía se recuperará y que lo más importante es
vacunarse para bajar la curva de contagios.
La situación de los autónomos y de las pequeñas
y medianas empresas, que son el 90% del tejido productivo español, es
extremadamente delicada por no decir directamente ruinosa. La desaparición de
establecimientos de hostelería suma cifras absolutamente alarmantes. La tasa de
paro real, compuesto por desempleados, los que están en ERTEs, los autónomos en
cese de actividad y quienes están en disponibilidad de trabajar pero no puede
buscar empleo ronda en este momento cerca de los 7 millones de personas, para
una población activa de poco más de 22 millones. Esto es simplemente inasumible.
Pero nuestros Gobiernos (nacional y
autonómicos) siguen dando prioridad a la salud en detrimento de la economía.
Evidentemente, los gobernantes no son idiotas y saben exactamente lo que están
haciendo. Recuerda que tanto el Rey como el Presidente y Vicepresidente del
Gobierno lucen frecuentemente un lustroso pin de la agenda globalista 2030 en
la solapa.
Pero a los que somos de ciencias no nos
valen las “pajas mentales” con las que los políticos torean a la gente.
Nosotros nos atenemos a los datos, y los datos son los siguientes:
En el último año el Covid-19 se ha llevado
por delante a 2,5 millones de personas en el mundo (el 0,03% de la población
mundial), según datos oficiales de la OMS y el Instituto Johns Hopkins. Pues
bien. La falta de recursos económicos hace que pasen hambre 514 millones de
personas en Asia, 260 millones en África y 45 millones en América Latina y
Caribe. Y de entre esas 819 millones de personas que pasan hambre, mueren
anualmente por desnutrición aguda más de 16 millones (el 0,2% de la población
mundial), según datos proporcionados por ACNUR. ¡Ah! y para el hambre si hay
vacuna. Se llama dinero: ese que los bancos centrales imprimen a discreción y
reparten a diestro y siniestro entre sus
amiguetes. Y otro dato. Un informe publicado por Oxfam dice que el hambre que
va a provocar el Covid-19 causará más muertes que la propia enfermedad.
Así pues, ateniendo a estos datos, la probabilidad de morir de hambre es 6,6 veces mayor que la de morir por Covid-19. Entonces, ¿es la salud más relevante que la economía? Ahora pregúntate por qué estás colaborando a parar la economía de tu país y si verdaderamente estás haciendo lo correcto.
PEPE...este es un articulo calenturiento que rezuma dudas contemplativas sobre lo inexorable de pedir cuentas a los culpables de este marasmo.
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