jueves, 23 de abril de 2020

EL INDIVIDUO DESAPARECE PARA DAR PASO AL BORREGO


La llegada de las nuevas tecnologías, unidas al aumento exponencial de información-desinformación, ha convertido a la civilización moderna en una sociedad donde el individuo como tal está a punto de extinguirse.
Nuestra, a propósito, mala educación, más el adoctrinamiento que ejerce sobre nosotros los medios de comunicación y la tecnología, han conseguido que tengamos miedo de ser diferentes del resto de nuestros congéneres. Por tanto, nuestro gran objetivo es estar integrados en un proyecto común (el que sea con tal de no sentirnos discriminados) y renunciar a ser un individuo libre pensante.
El 99% de las personas que habitamos este planeta no hacemos otra cosa que asimilar, repetir y reproducir lo que ya existe. A diferencia de un individuo creativo, crítico y reflexivo, los seres humanos de hoy en día engullimos pensamientos enlatados que han conseguido hacer de nosotros un rebaño perfecto que no se cuestiona nada.
Los verdaderos poderes que dirigen la sociedad, ayudados por herramientas tales como la Ingeniería Social y la Inteligencia Artificial, se dedican a crear máquinas de control cada vez más perfectas.
La tecnología es una de ellas. Está científicamente probado que la adicción a la tecnología digital aumenta la soledad, la ansiedad y la depresión dejándonos expuestos y sin defensas ante cualquier ataque emocional. Y esto es justo lo que está ocurriendo.
Los últimos acontecimientos que estamos viviendo ponen de manifiesto que no vivimos en una sociedad al uso, sino en un estado policial sin precedentes, amparado en un sistema financiero corrupto hasta la médula.
Durante las últimas décadas, los programas de Ingeniería Social, basados en la difusión del miedo, han dado sus frutos. Ahora entendemos el porqué de las noticias trágicas que llevan acaparando las parrillas de todos los telediarios y demás medios de comunicación durante décadas.
La televisión es pura manipulación y fantasía. La televisión es un maldito parque de atracciones, un circo, un cabaret, un cine, un teatro, un partido de futbol o cualquier otra cosa menos un medio serio de difundir noticias.
Nada de lo que sale en televisión es cierto, pero todos nos sentamos delante del televisor día tras día y noche tras noche a pensar que la tele es la verdad haciendo de nuestras propias vidas una ilusión. La televisión ha conseguido que hagamos una realidad de lo que verdaderamente es una ficción: nos vestimos como quiere la televisión, criamos a nuestros hijos como dice la televisión e incluso pensamos como la misma televisión.
Hay mucha gente que confunde creencias con conocimiento. Las creencias son dogmas de fe, nada más. ¿Y qué es fe? Fe es creer lo que no vimos. Sin embargo, el conocimiento se cultiva a través del intelecto y la experiencia. Por lo tanto uno puede creer lo que le dé la gana pero no es fundamento que soporte nada, mientras que el conocimiento es todo lo contrario.
Si el conocimiento es escaso y el nivel de creencias no es lo suficientemente fuerte, la televisión se convierte en nuestra enciclopedia y religión.
Así, no es de extrañar que la falsa pandemia del Covd-19 haya sido creada y escenificada, mediante imágenes apiladas y cortadas a conveniencia, seguidas de una narración adecuada, para convencer al populacho de que algo muy grave estaba sucediendo.
Cada vez son más evidentes las pruebas de que el nuevo orden mundial ha venido para quedarse.
En el discurso que pronunció en la Casa Blanca el doctor Anthony Fauci (del cual me hice eco en mi anterior artículo), dio a conocer oficialmente el nuevo orden mundial. Entre otras cosas, hablo de reestructuración de la economía mundial y de la implantación de un gobierno global.
Pues bien. ¡Agárrate! El día 22 de abril de 2020, en la sesión del Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez pronuncio en la tribuna de oradores las siguientes palabras: “Ha llegado la hora de unos nuevos modos políticos. Esta nueva emergencia mundial tiene como efecto acelerar cambios que ya se estaban poniendo en marcha desde hace años: el cambio de nuevas formas de trabajo no presencial; el cambio hacia formas de producción y consumo compatibles con la respuesta a la emergencia climática; el cambio acelerado hacia la digitalización en la automatización en la educación y el cambio, en definitiva, hacia una forma de gobernanza mundial para hacer frente a amenazas globales”. Si esto no es el nuevo orden mundial, que venga Dios y lo vea (lo puedes comprobar tu mismo tirando de hemeroteca)
Ahora entendemos mejor cómo llegó a presidente Pedro Sánchez después de ser defenestrado por su propio partido, ¿verdad? Tanto el presidente como vicepresidente están puestos donde están por el nuevo orden mundial. No lo dudes. En mi artículo del 13 de julio de 2018 titulado el-engaño-de-la-moción-de-censura. l, dejé constancia de esto y lo explique muy claramente.
La gente mayoritariamente sigue creyendo que esto es una pandemia y está dispuesta a renunciar a sus derechos y libertades con tal de librarse de ella. Y eso es precisamente lo que va a aprovechar el nuevo orden mundial.
Como no acabemos con esto cuanto antes, lo del Covid-19 va a ser una tontería al lado de lo que nos espera. Esto es muy serio y no deberíamos esperar a ser cocinados a fuego lento.
Tirar la economía mundial por los suelos no tiene otra función que la de hacer borrón y cuenta nueva: nuevo orden mundial.
¿Por qué crees que el empleo se está destruyendo a raudales?
¿Crees que la FED y el BCE están de nuevo aplicando la flexibilización cuantitativa por casualidad?
¿Crees que también es una casualidad que el precio del petróleo se haya desplomado más de un 300% en 24 horas?
Y lo más importante: ¿crees que es casualidad que mientras esto sucede el planeta entero esté encarcelado en su casa?
Por favor, ¡despertad de una vez! Por el bien de la humanidad.

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