La llegada de las
nuevas tecnologías, unidas al aumento exponencial de
información-desinformación, ha convertido a la civilización moderna en una
sociedad donde el individuo como tal está a punto de extinguirse.
Nuestra, a
propósito, mala educación, más el adoctrinamiento que ejerce sobre nosotros los
medios de comunicación y la tecnología, han conseguido que tengamos miedo de
ser diferentes del resto de nuestros congéneres. Por tanto, nuestro gran
objetivo es estar integrados en un proyecto común (el que sea con tal de no
sentirnos discriminados) y renunciar a ser un individuo libre pensante.
El 99% de las
personas que habitamos este planeta no hacemos otra cosa que asimilar, repetir
y reproducir lo que ya existe. A diferencia de un individuo creativo, crítico y
reflexivo, los seres humanos de hoy en día engullimos pensamientos enlatados
que han conseguido hacer de nosotros un rebaño perfecto que no se cuestiona
nada.
Los verdaderos
poderes que dirigen la sociedad, ayudados por herramientas tales como la
Ingeniería Social y la Inteligencia Artificial, se dedican a crear máquinas de
control cada vez más perfectas.
La tecnología es
una de ellas. Está científicamente probado que la adicción a la tecnología
digital aumenta la soledad, la ansiedad y la depresión dejándonos expuestos y
sin defensas ante cualquier ataque emocional. Y esto es justo lo que está
ocurriendo.
Los últimos
acontecimientos que estamos viviendo ponen de manifiesto que no vivimos en una
sociedad al uso, sino en un estado policial sin precedentes, amparado en un
sistema financiero corrupto hasta la médula.
Durante las últimas
décadas, los programas de Ingeniería Social, basados en la difusión del miedo,
han dado sus frutos. Ahora entendemos el porqué de las noticias trágicas que
llevan acaparando las parrillas de todos los telediarios y demás medios de
comunicación durante décadas.
La televisión es pura manipulación y fantasía. La televisión es un
maldito parque de atracciones, un circo, un cabaret, un cine, un teatro, un
partido de futbol o cualquier otra cosa menos un medio serio de difundir
noticias.
Nada de lo que sale en televisión es cierto, pero todos nos sentamos
delante del televisor día tras día y noche tras noche a pensar que la tele es
la verdad haciendo de nuestras propias vidas una ilusión. La televisión ha
conseguido que hagamos una realidad de lo que verdaderamente es una ficción: nos
vestimos como quiere la televisión, criamos a nuestros hijos como dice la
televisión e incluso pensamos como la misma televisión.
Hay mucha gente que
confunde creencias con conocimiento. Las creencias son dogmas de fe, nada más.
¿Y qué es fe? Fe es creer lo que no vimos. Sin embargo, el conocimiento se
cultiva a través del intelecto y la experiencia. Por lo tanto uno puede creer
lo que le dé la gana pero no es fundamento que soporte nada, mientras que el
conocimiento es todo lo contrario.
Si el conocimiento
es escaso y el nivel de creencias no es lo suficientemente fuerte, la
televisión se convierte en nuestra enciclopedia y religión.
Así, no es de extrañar
que la falsa pandemia del Covd-19 haya sido creada y escenificada, mediante
imágenes apiladas y cortadas a conveniencia, seguidas de una narración adecuada,
para convencer al populacho de que algo muy grave estaba sucediendo.
Cada vez son más
evidentes las pruebas de que el nuevo orden mundial ha venido para quedarse.
En el discurso que
pronunció en la Casa Blanca el doctor Anthony Fauci (del cual me hice eco en mi
anterior artículo), dio a conocer oficialmente el nuevo orden mundial. Entre otras
cosas, hablo de reestructuración de la economía mundial y de la implantación de
un gobierno global.
Pues bien. ¡Agárrate!
El día 22 de abril de 2020, en la sesión del Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez
pronuncio en la tribuna de oradores las siguientes palabras: “Ha llegado la hora de unos nuevos modos
políticos. Esta nueva emergencia mundial tiene como efecto acelerar cambios que
ya se estaban poniendo en marcha desde hace años: el cambio de nuevas formas de
trabajo no presencial; el cambio hacia formas de producción y consumo compatibles
con la respuesta a la emergencia climática; el cambio acelerado hacia la
digitalización en la automatización en la educación y el cambio, en definitiva,
hacia una forma de gobernanza mundial para
hacer frente a amenazas globales”. Si esto no es el nuevo orden mundial,
que venga Dios y lo vea (lo puedes comprobar tu mismo tirando de hemeroteca)
Ahora entendemos
mejor cómo llegó a presidente Pedro Sánchez después de ser defenestrado por su
propio partido, ¿verdad? Tanto el presidente como vicepresidente están puestos
donde están por el nuevo orden mundial. No lo dudes. En mi artículo del 13 de
julio de 2018 titulado el-engaño-de-la-moción-de-censura. l,
dejé constancia de esto y lo explique muy claramente.
La gente
mayoritariamente sigue creyendo que esto es una pandemia y está dispuesta a
renunciar a sus derechos y libertades con tal de librarse de ella. Y eso es
precisamente lo que va a aprovechar el nuevo orden mundial.
Como no acabemos
con esto cuanto antes, lo del Covid-19 va a ser una tontería al lado de lo que
nos espera. Esto es muy serio y no deberíamos
esperar a ser cocinados a fuego lento.
Tirar la economía
mundial por los suelos no tiene otra función que la de hacer borrón y cuenta
nueva: nuevo orden mundial.
¿Por qué crees que
el empleo se está destruyendo a raudales?
¿Crees que la FED y
el BCE están de nuevo aplicando la flexibilización cuantitativa por casualidad?
¿Crees que también es
una casualidad que el precio del petróleo se haya desplomado más de un 300% en
24 horas?
Y lo más
importante: ¿crees que es casualidad que mientras esto sucede el planeta entero
esté encarcelado en su casa?
Por favor, ¡despertad
de una vez! Por el bien de la humanidad.
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