miércoles, 15 de abril de 2020

“HÁGANSE A UN LADO, QUE IGUAL ESTOS TÍOS NOS MATAN”

En la película “Dos Hombres y un Destino”,  Paul Newman y Robert Redford custodiaban el traslado de la nómina de una empresa minera en Bolivia. En el trayecto, fueron atracados por unos bandidos que les robaron el dinero. Cuando los bandidos estaban repartiendo el botín, aparecieron  Paul Newman y Robert Redford y les dijeron:
-“¡Eh, amigos! Ese dinero es nuestro”.
A lo cual respondió el jefe de los bandidos:
-“No, amigos, ahora ya no es suyo, ahora es de nosotros”.
Y agregó, dirigiéndose al resto de los bandidos:
-“Háganse a un lado, que igual estos tíos nos matan”.
Y como sabrá todo aquel que haya visto la película, inmediatamente después se produjo un tiroteo donde todos los bandidos fueron aniquilados.
Pues bien. Eso mismo es lo que están haciendo todos los gobiernos corruptos y genocidas de este planeta: acabar con toda la población enferma y mayor de 65 años que puedan.
Según sus propias estadísticas, el 97% de las muertes causadas por el coronavirus son de personas mayores de 65 años. ¡Increíble! ¿Verdad?
Pero esto no es todo. Un informe del gobierno italiano (Report COVID-2019_17_marzo-v2.pdf) ha revisado los registros del 18% de los pacientes fallecidos para ver si las personas mueren realmente por el virus o por otras causas más obvias. Y, ¡oh, sorpresa! encontraron que el 99% de las personas que han muerto por coronavirus tenían otra enfermedad. ¿Será verdad?
Mantener confinadas a personas sanas durante 2 ó 3 meses ya es malo de por sí. Pero si, además, esas personas son mayores, las patologías que van a sufrir se incrementarán de una forma exponencial.
Veamos algunos de los problemas derivados de la falta de movilidad en personas mayores.
El llamado síndrome de inmovilidad puede producir numerosos efectos perjudiciales -e incluso mortales- en el organismo de las personas de más edad.
La inmovilidad afecta a la circulación sanguínea, ya que se ralentiza y no riega adecuadamente los diferentes órganos del cuerpo. Además, la sangre puede coagularse y formar trombos con el consiguiente riesgo de paro cardiaco.
La inmovilidad también afecta al sistema respiratorio, puesto que la capacidad respiratoria se ve reducida. También puede provocar disnea y sensación de ahogo y degenerar en derrame pulmonar.
Los sistemas digestivo y renal también se pueden ver afectados y ocasionar serios problemas, por no hablar de las consecuencias a nivel mental.
Y lo que nadie parece tener en cuenta: la falta de ejercicio ocasiona en los mayores la pérdida inmediata de masa muscular. Este es el mayor de los problemas pues, al final, todos los demás derivan de éste.
¿Y cómo termina todo esto? Evidentemente, termina mal.
Cuando una persona mayor pierde su masa muscular, y no puede valerse por sí misma, pasa a ser una persona dependiente. Esta persona suele pasar el día en la cama y, a consecuencia, la piel sufre y provoca la aparición de úlceras y heridas que pueden llegar a resultar muy dolorosas y problemáticas si se infectan. Del mismo modo, todos los órganos del cuerpo se van deteriorando y dejando de funcionar correctamente. Al final, una persona mayor en la cama no dura mucho y muere.
Dicho esto, me gustaría saber quién ha tenido la “genial idea” de no dejar salir a pasear a las personas mayores, salvo, claro está, que se haya decidido a sabiendas de las nefastas consecuencias que una medida como esta tendrá para este colectivo. ¡Ojo al dato! La mayoría de países europeos, incluido Italia, dejan pasear individualmente a las personas y, salvo Italia, tienen menos muertos que nosotros.
No creo que nada de lo que está pasando en el mundo sea por casualidad ni que los informativos ignoren “inocentemente" las millones de voces discrepantes con respecto a esta situación insólita.
Bajo mi punto de vista, y sin querer convencer a nadie, se trata de alimentar el miedo a escala planetaria con fines estrictamente políticos y económicos.
Le dijo Séneca a Nerón: “tu poder radica en mi miedo, ya no te tengo miedo; por tanto, tú ya no tienes poder sobre mí”.
Mientras estamos bloqueados por el temor a contagiarnos de coronavirus no vemos lo que verdaderamente hay detrás de esta pandemia, que es mucho y muy gordo.
Piénsalo. Nunca antes ha habido tanta cantidad de medios de comunicación. Sin embargo, paradójicamente esto ha dado paso a una sociedad de la desinformación y confusión. Estos medios publican impunemente mentiras como si de verdades absolutas se tratara con el único fin de defender intereses bastardos. Nada más.
El coronavirus no es el fin del mundo ni nada que se le parezca, pero si es una enfermedad mortal para las personas de edad más avanzada.
Para los que ya pasamos de los 60 años, si no nos mata el coronavirus nos matará el miedo, el confinamiento, la crisis devastadora que se avecina o la imbecilidad. Por eso he titulado este artículo “Háganse a un lado, que igual estos tíos nos matan”.
Y eso es lo que deberíamos hacer: echarnos a un lado, en el más estricto sentido de la palabra (a buen entendedor, pocas palabras bastan).

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