jueves, 30 de abril de 2020

LA "NUEVA NORMALIDAD"


Definitivamente sufrimos una tasa de imbecilidad de tal calibre que da igual lo que nos cuenten que lo tragamos sin cuestionar.
Si hasta no hace mucho la tele nos trataba como si fuéramos niños de 12 años, ahora directamente nos trata como a subnormales profundos. Y está más que comprobado que si a la gente la tratas como si fuera idiota, evidentemente, terminas haciéndola idiota.
La televisión nos está haciendo cada vez más infantiloides: lávate las manos con jabón durante 40 segundos; vuelve a lavarse las manos nuevamente; no te toque los ojos ni la nariz ni la boca; no te lleves las manos a la cara; ponte la mascarilla y los guantes; mantén la distancia social de seguridad y, sobre todo, quédate en casa. Pero vamos a ver, ¿es que nosotros solitos ya no sabemos cuidarnos?
Las cabezas pensante que dirigen este país son el fiel reflejo de lo que verdaderamente somos: un atajo de imbéciles ignorantes.
Las ocurrencias de estos iluminados salvapatrias para mantener la mentira de la pandemia son demenciales (los propios datos de la OMS no justifican la pandemia).
Pero el engaño más flagrante es decir que las personas tienen que estar confinadas para evitar contagios, cuando en realidad el confinamiento solo sirve para evitar que se desarrolle la llamada “inmunidad de rebaño”: un despropósito descomunal, según confirma la comunidad de científicos condenados al ostracismo.
No voy a entrar aquí a explicar que el coronavirus no es ninguna enfermedad más letal que otra cualquiera que justifique el parón del Mundo. Lo que si voy a decir es lo que nos espera.
“Palabros” nuevos como distanciamiento social, enfermos asintomáticos, desescalada, nueva normalidad y un largo etcétera,  no cumplen otra función que la de manipularnos a través del lenguaje.
Lo primero a tener en cuenta es que toda la información sobre esta pandemia nos llega a través del Ministerio de Sanidad de un gobierno de coalición PSOE-Podemos.
Deberíamos recordar cómo se gestó este Gobierno y quién lo dirige.
Todos sabemos que el Presidente del Gobierno es un señor que juró y perjuró que no formaría un gobierno de coalición con Podemos. Incluso, dijo que Pablo Iglesias (actual Vicepresidente de Gobierno) le quitaba el sueño solo de pensar que podría formar parte del Gobierno de España.
Entonces, la pregunta es: ¿qué credibilidad tiene este Gobierno?
Para los que no lo sepan, Pedro Sánchez ha sido elegido por el estado profundo para llevarnos hacia el nuevo orden mundial (él lo llama “nueva normalidad”). Pedro Sánchez ha asistido a dos reuniones del Club Bilderberg y acudió a la llamada del El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, Council on Foreign Relations) que es la institución supranacional más importante y poderosa del planeta donde se dicta la política mundial.
Cada rueda de prensa de nuestro Presidente de Gobierno es de lo más esclarecedor. Repite hasta la saciedad eso de “la nueva normalidad”, versus “nuevo orden mundial”. Y esa “nueva normalidad” no se alcanzará hasta dentro de unos años y, por supuesto, no será la normalidad que teníamos antes de la pandemia, será, como dice el Presidente de Gobierno, “la nueva normalidad”; es decir, otra cosa.
Por mucho daño que cause el “bicho”, no va a ser ni una milésima parte de la que va a ocasionar el parón de la economía mundial. Algún día pagaremos con creces nuestra estúpida pasividad, pero entonces ya será tarde. ¡Ah!, y no lo dudes, esta “fiesta” la pagamos nosotros.
Los gobiernos del mundo están violando los derechos y libertades de sus ciudadanos a sabiendas, siguiendo las órdenes de la OMS. Aquí, hasta ahora, la única realidad es que hemos sido secuestrados y encerrados, en un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad.
La mafiosa Organización Mundial de la Salud se ha designado, así misma, como el "nuevo gobierno mundial". Su trabajo consiste en aterrorizar a la población, para que acepte las nuevas normas sociales, políticas y económicas que están por venir.
La verdad es que estoy más que harto de explicar esta “tragicomedia”. Es muy triste ver como todo el mundo está bloqueado por el miedo, sin darse cuenta de que nos están arruinando con el único propósito de poner en marcha su encubierta Agenda 2030.
Cuando intento razonar con otras personas sobre lo que está sucediendo, la mayoría no quiere escuchar. La gente se limita a obedecer al Gobierno o, en su caso, a mirar hacia otro lado. Siguen pensando que ya se arreglará y que todo volverá a ser como antes. Pero creo sinceramente que se equivocan.
Esto no va de un “bichito” que tarde o temprano desaparecerá. Esto va de lo de siempre: de dinero, de poder y esta vez más que nunca de una nueva esclavitud.
¿Pero es que no queda un ápice de lucidez y sentido común en el mundo?
A ver si al final van a tener razón y es necesario deshacerse -según ellos, claro- de todos los estúpidos borregos inútiles que no hacen otra cosa que enguarrinar el planeta.
Y ahora las dos preguntas del millón. Después de todos los sin sentidos que estamos viendo y padeciendo, ¿Estamos dispuestos a someternos a unos tests (poco fiables según los propios médicos) que pueden llevarnos a un nuevo confinamiento y a recibir una medicación (sin saber si es la apropiada) para curarnos de una enfermedad de la que no sabemos nada? Y lo que es más preocupante: ¿dejaremos que nos inoculen una vacuna que nunca conoceremos lo que contiene?
Conclusión:
Como no paremos esto –y lo tenemos que hacer nosotros- luego no nos quejemos. Y no hay que hacer nada extraordinario, simplemente decir ¡BASTA!, y seguir con nuestra vida normal; es decir, volver a poner el mundo en marcha y, por supuesto, dejar de colaborar de una puñetera vez con la “nueva normalidad”.

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